Para una crítica del neoliberalismo. Rodrigo Castro

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Название Para una crítica del neoliberalismo
Автор произведения Rodrigo Castro
Жанр Социология
Серия Fuera de serie
Издательство Социология
Год выпуска 0
isbn 9788483812716



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entre otros, «la vida en la naturaleza, a cielo abierto; la conciencia de encontrarse uno en su propio terreno (aunque sea como inquilino toda la vida); la capacidad de cultivar su propio repollo y todo lo relacionado con estas condiciones. Este modo de vida producía una situación orgánica satisfactoria (Vitalsituation), de la que carece el trabajador industrial moderno» (2017a: 167). En suma, apreciamos tras ese asunto un eco del problema de la salvación del trabajador y se trataba de preguntarse por «qué suplementos positivos se requieren» para producir esta «genuina situación orgánica satisfactoria», lo que se llamará una Vitalbefriedigung. Esto es lo que Rüstow entendía por Vitalpolitik, (2017a: 168) que debería reintroducir en la vida aspectos de la situación pre-industrial. De este modo, intentaba apropiarse de la tesis de Engels en The Condition of the Working Class in England, y alcanzar un trabajo que fuera a la vez un gozo (2017a: 168). Al final se celebraba la vida al aire libre, y el trabajo comunitario gratis, en el que el obrero «tiene su propio suelo sobre el que reposar» (2017a: 169). Esto era más fácil de lograr en las ciudades medias que en las masificadas. Esta comprensión de las cosas era neoaristotélica y luchaba contra las intensificaciones. «El objetivo deseable no es el máximo sino el óptimo» (2017a: 169). Se trataba de una primera y rudimentaria filosofía de la compensación. En esos equilibrios el trabajador debería ejercer desde luego la self-help. Pero en modo alguno se trataba de convertirlos en auto-empresarios.

      Foucault tiende a creer que esa Vitalpolitik ordoliberal era su biopolítica. Sin embargo, a la altura de 1979 la biopolítica era más bien la manera en que había cristalizado el Estado de Bienestar, con su intervención masiva en la salud, la higiene, la prevención, la educación, la seguridad social. Como esta intervención masiva se comenzaba a condicionar por el mercado, Foucault supuso que era la realización de la Vitalpolitik del ordoliberalismo, el único liberalismo sistemático e integral. Por eso para Foucault el ordoliberalismo no es una variedad del neoliberalismo. Es el neoliberalismo tout court, la culminación de su racionalidad política y el modelo de la misma (Gertenbach, 2017: 252). De ahí que él no esté interesado en las diferencias con la escuela de Hayek, sino en sus convergencias y en lo que se ha llamado su «common epistemological ground» (Gertenbach, 2017: 253).

      4. Foucault sobre Ordoliberalismo y Estado

      Esta posición implicaba describir las relaciones entre mercado y Estado para los ordoliberales. Pero Foucault confesó carecer de una teoría del Estado, algo que llamaba «una comida indigesta» (Foucault, 2007: 95). Entonces reaccionó mostrando que lo que él estudiaba era la estatización de gubernamentalidades. No tenía una teoría del Estado, pero sí de las prácticas estatales. Ese punto sugería que había prácticas históricas de gobierno no-estatales, que poco a poco acababan en manos del Estado. Esto es: deseaba hacer una historia de las prácticas del Estado, no pensar su esencia en una doctrina. Y en este proceso de estatalización de prácticas deseaba abordar el sentido de lo que llamó las «dos formas del neoliberalismo» (Foucault, 2007: 97). En suma, el ordoliberalismo era el neoliberalismo alemán (Foucault, 2007: 99). Asumió que el enemigo de ambos era Keynes y que eso los unió, lo que es verdad. Sin embargo, la impugnación de Keynes podía llevar a políticas muy diferentes. Ahí Foucault no quiso entrar. El curso Nacimiento de la biopolítica debía hablar sobre todo de los alemanes y esto porque «me parece más importante que los otros [los de la Escuela de Chicago] desde el punto de visto teórico para el problema de la gubernamentalidad» (Foucault, 2007: 99). Ellos habían fundado la biopolítica. Sin embargo, la reconstrucción tras la II Guerra Mundial, y las políticas de planificación y socialización posteriores a 1948, le parecían a Foucault genéricamente como keynesianas. También las alemanas. Por ello tuvo que situar a los ordoliberales alemanes contra esta presunta política keynesiana alemana. Foucault identificó la política del Wissenschaftlicher Beirat alemán como el núcleo ordoliberal de oposición a una política keynesiana (que nunca existió).