Название | Para una crítica del neoliberalismo |
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Автор произведения | Rodrigo Castro |
Жанр | Социология |
Серия | Fuera de serie |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788483812716 |
Esta intervención era necesaria porque Rüstow apreciaba una «insuficiente satisfacción de la necesidad de integración» (2017a: 174), lo que se traducía en una «falta de sentido del lugar que se ocupa en un orden». Por lo tanto, era un asunto central para los ordoliberales. Se podía crear el ordo económico, pero ¿qué se ganaba si los seres humanos no se sentían cómodos en esa Einordnung? Para eso se necesitaban nuevas «ideas y creatividad sociales» (2017a: 175) que abordaran esta Schicksalsfrage. Rüstow elevaba el tono patético cuando argumentaba que, de encontrar una solución a este asunto dependía «evitar una tercera guerra mundial», algo que repitió dos veces9. Por último, para dejar bien clara la procedencia de su Stimmung, citó el Eclesiastés 5:18, un versículo en el más viejo estilo luterano que recuerda cuál es la porción de lo humano10.
Foucault tiende a creer que esa Vitalpolitik ordoliberal era su biopolítica. Sin embargo, a la altura de 1979 la biopolítica era más bien la manera en que había cristalizado el Estado de Bienestar, con su intervención masiva en la salud, la higiene, la prevención, la educación, la seguridad social. Como esta intervención masiva se comenzaba a condicionar por el mercado, Foucault supuso que era la realización de la Vitalpolitik del ordoliberalismo, el único liberalismo sistemático e integral. Por eso para Foucault el ordoliberalismo no es una variedad del neoliberalismo. Es el neoliberalismo tout court, la culminación de su racionalidad política y el modelo de la misma (Gertenbach, 2017: 252). De ahí que él no esté interesado en las diferencias con la escuela de Hayek, sino en sus convergencias y en lo que se ha llamado su «common epistemological ground» (Gertenbach, 2017: 253).
Lo preocupante no es que Foucault evada una evaluación propia del ordoliberalismo, ni lo comprenda, sino que viera en el ordoliberalismo la matriz del actual gobierno biopolítico neoliberal. Al considerar que la biopolítica era un diseño ordoliberal, veía lógico que se hiciera a través del mercado. Para garantizar su síntesis, Foucault tuvo que asumir que para el ordoliberalismo el poder constituyente es el mercado, que configura a la vez el Estado y la sociedad, la vida entera, de tal manera que cualquier cosa pueda ser economizada y que cualquier aspecto de la sociedad deba ser gobernado por mecanismos de mercado. Esta mirada de Foucault se ha incorporado a la bibliografía secundaria de forma general11. Sin embargo, el ordoliberalismo no tiene esa comprensión del mercado porque no tiene esa comprensión del Estado.
4. Foucault sobre Ordoliberalismo y Estado
Hemos visto la parte biopolítica del argumento. Veamos la parte del mercado en el ordoliberalismo.12 Para Foucault, lo que surgió en 1930 se proyectaba a 1970 (Foucault, 2007: 92), y eso producía una crisis de la democracia liberal y el Estado de Bienestar. Este pasaje de los años 30 a los 70 permitía avanzar a Foucault hacia su tesis central. Y es que esa crisis, la misma crisis, generó «nuevos proyectos en el arte de gobernar (…) formulados en Alemania antes de la guerra e inmediatamente después de esta, y formulados en Norteamérica en nuestros días» (Foucault, 2007: 92). Esto es: los ordoliberales en 1930 estarían haciendo lo mismo que los neoliberales de Chicago en 1970. Hay evidencias de que los primeros querían evitar la deriva totalitaria de Alemania antes y después de la Guerra, y contribuyeron a fundar su Estado de Bienestar. Los segundos querían desmantelar el Welfare State inglés y americano porque implicaba una deriva totalitaria. Quien estableció esa continuidad epocal es la escuela de Chicago, y Foucault trabajó con ella sin criticarla. Este planteamiento condiciona todo lo que después dirá Foucault. Pues en realidad no solo acepta el punto de vista de Hayek, sino que lo generaliza. El nazismo pasado y el keynesianismo actual debían ser desmontados por el neoliberalismo. Pero el Welfare alemán era otra cosa, consecuencia de la política del ordoliberalismo, su manera de ordenar la economía y la sociedad desde una tercera vía entre capitalismo y totalitarismo. El neoliberalismo de los años 70 era el intento de escapar al keynesianismo inglés y americano, abandonando todo Welfare State, incluido el ordoliberal alemán. Este detalle para Foucault no parece contar. Neoliberalismo y ordoliberalismo son la misma cosa porque en 1930 luchaban contra el socialismo y el nazismo, y en 1970 lo hacían contra el keynesianismo y el Welfare State. Sin embargo, algo no cuadra. Pues los ordoliberales alemanes se sentían felices de haber fundado un Estado de Bienestar sin necesidad de una política keynesiana. Ellos ya habían luchado a su manera contra Keynes. La mirada de Foucault es la de Hayek de principio a fin, y sin embargo la proyecta sobre los ordoliberales. Que el ordoliberalismo se aviniese a trabajar en la producción del Welfare State a la alemana, la doctrina social de mercado y el Estado social de derecho, Foucault lo atribuye al hecho de que tenía una Vitalpolitik (algo que Hayek no tenía). De esa manera, el ordoliberalimo apareció como la matriz ordenadora de la síntesis de biopolítica y liberalismo. Ahora todo se revelaba: esa Vitalpolitik era neoliberal y se hacía a través del mercado. Para dar verosimilitud al argumento, Foucault asumió que siempre había sido así, pues los ordoliberales desde siempre defendieron el papel constituyente del mercado.
Esta posición implicaba describir las relaciones entre mercado y Estado para los ordoliberales. Pero Foucault confesó carecer de una teoría del Estado, algo que llamaba «una comida indigesta» (Foucault, 2007: 95). Entonces reaccionó mostrando que lo que él estudiaba era la estatización de gubernamentalidades. No tenía una teoría del Estado, pero sí de las prácticas estatales. Ese punto sugería que había prácticas históricas de gobierno no-estatales, que poco a poco acababan en manos del Estado. Esto es: deseaba hacer una historia de las prácticas del Estado, no pensar su esencia en una doctrina. Y en este proceso de estatalización de prácticas deseaba abordar el sentido de lo que llamó las «dos formas del neoliberalismo» (Foucault, 2007: 97). En suma, el ordoliberalismo era el neoliberalismo alemán (Foucault, 2007: 99). Asumió que el enemigo de ambos era Keynes y que eso los unió, lo que es verdad. Sin embargo, la impugnación de Keynes podía llevar a políticas muy diferentes. Ahí Foucault no quiso entrar. El curso Nacimiento de la biopolítica debía hablar sobre todo de los alemanes y esto porque «me parece más importante que los otros [los de la Escuela de Chicago] desde el punto de visto teórico para el problema de la gubernamentalidad» (Foucault, 2007: 99). Ellos habían fundado la biopolítica. Sin embargo, la reconstrucción tras la II Guerra Mundial, y las políticas de planificación y socialización posteriores a 1948, le parecían a Foucault genéricamente como keynesianas. También las alemanas. Por ello tuvo que situar a los ordoliberales alemanes contra esta presunta política keynesiana alemana. Foucault identificó la política del Wissenschaftlicher Beirat alemán como el núcleo ordoliberal de oposición a una política keynesiana (que nunca existió).
En su análisis del discurso de Ludwig Erhard del 21 de abril de 1948, Foucault lo resumió así: «Es preciso liberar la economía de las restricciones estatales» (Foucault, 2007: 102). Sin embargo, si uno va a la cita de Erhard vemos que no dice esto. Dice así: «Si bien no estamos de acuerdo en la meta, sin embargo resulta clara la dirección que hemos de tomar: la liberación respecto de la economía estatal planificada, que obliga a todos los