Название | Bajo el oro líquido |
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Автор произведения | Óscar Hornillos Gómez-Recuero |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418730221 |
BAJO EL ORO LÍQUIDO
ÓSCAR HORNILLOS GÓMEZ-RECUERO
BAJO EL ORO LÍQUIDO
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2021
BAJO EL ORO LÍQUIDO
© Óscar Hornillos Gómez-Recuero
© de la imagen de cubiertas: G. G. C.
Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric
Iª edición
© ExLibric, 2021.
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ISBN: 978-84-18730-22-1
ÓSCAR HORNILLOS GÓMEZ-RECUERO
Dedicado a todas las víctimas del coronavirus, en especial a mispaisanos Luis e Isabel y al actor Francisco (Paco) Torres.A mi pueblo, Los Navalmorales, el lugar donde crecí.A Talavera de la Reina, el lugar donde nací.
¿Dónde vas, Navalmorales?
¿A dónde que tú no puedas conocer?
Tan frío y lejano quedó tu pasado
que pareces no recordar el ayer.
Las gentes buscando en los campos tu oro licuado
en los gélidos inviernos de tu haber.
¿Dónde vas, Navalmorales, tan cansado?
¿A dónde tan harto de tu devenir?
Tan desconocido el tiempo que aún no ha llegado
que pareces no recordar tu alegre sufrir.
Los que ya no están y te han alzado
en tu Cristo de las Maravillas pusieron su sentir.
¿Dónde vas, Navalmorales?
¿A dónde el destino te lleva?
Tan ingrato e injusto ha sido contigo
que has olvidado todo lo que aún te queda.
La santa sierra al contemplarte es testigo
en lo que fuiste, eres y te resta.
¿Dónde vas, Navalmorales?
¿A dónde vas, pueblo de mi vivir?
Tan abandonado al abandono
que pareces ya no existir.
Las casas y calles que antes te veían bullir con asombro
en la soledad y el recuerdo parecen confluir.
¿Dónde vas, Navalmorales?
¿A dónde que no quieras saber?
Tan conocedor de tu futuro
que no dominas tu propio quehacer.
Los niños que corrían por tus calles y sobre tus muros
en las sombras de tus casas se ocultan para no ver.
¿Dónde vas, Navalmorales?
¿A dónde tan harto de tu devenir?
Tan ingrato e injusto ha sido contigo
que pareces ya no existir.
Los niños que corrían por tus calles y sobre tus muros
¿dónde van? ¿Dónde van, Navalmorales?
Los nombres de personas, establecimientos y negocios de esta novela han sido manipulados a fin de no ofender a ninguna de las personas que aparecen en ella. No es sino un esfuerzo más por hacer una aproximación a una realidad la cual intento acercar de forma constante al lector.
CAPÍTULO 1
La bicicleta de Luis
El sonido de las ruedas de aquella bicicleta en el camino era el único compañero del joven y apuesto Luis y de su bicicleta. Ni siquiera la luna quiso esa noche mostrar todo su brillo. Una bicicleta sin luz avanzaba lenta y con decisión de vuelta a casa, a Los Navalmorales. Bajo los tubulares, la goma de las ruedas aplastaba la marrón arena creando un surco que marcaba el camino recorrido por el joven. Aunque su vestimenta no era, ni mucho menos, la adecuada para un ciclista, pues vestía una sencilla camisa de color blanco y cortas mangas, acompañada de un pantalón de raso de color negro en contraposición al color de su camisa, no desmerecía a su facultad con el velocípedo.
Era Luis, sin duda, uno de los mejores ciclistas no ya de la comarca del Pusa y sus alrededores, sino de buena parte de su provincia, Toledo. El pisar de sus zapatillas de esparto apenas se hacía patente tras el sonido de los ciclos que no cesaban de rodar por su propio empuje. A ambos lados del camino, los olivos comenzaron a ser partícipes de su avanzar. Los centenarios árboles mantenían estáticas todas sus hojas por la absoluta ausencia de viento. Aquel verano de mediados de los años sesenta estaba siendo especialmente seco y caluroso, y el aire, como se suele decir en estas tierras, no «corría», acompañando así a las duras condiciones del estío. Luis continuaba su camino; aún restaban varios kilómetros hasta su pueblo y tenía tiempo suficiente para pensar, para cavilar. Su novia, una joven de Torrecilla de la Jara, pueblo del que había partido, ocupaba la mayor parte de sus pensamientos. Desde que volvió del servicio militar en Melilla, la visitaba casi todos los días. Las cartas en la distancia habían constituido el cemento que había mantenido candente ese amor. Ahora solo un breve paseo en bicicleta para el joven deportista era la escasa barrera que le separaba de ella, y con gusto lo hacía.
El caminar encontró su pausa, pues algo turbó la paz de Luis. Pero cuando este detuvo su paso y el rodar de su empujado vehículo, el agente causante de entorpecer su paz había cesado, se había desvanecido. El joven quedó pensativo. «No será nada», se dijo. Y continuó su caminar. No obstante, aquel ruido se personó otra vez. Era algo así como unos pasos. Pasos acompasados a los del ciclista. La oscuridad de aquella calurosa noche le impedía ver a más de veinte o veinticinco metros. Luis miraba atrás, que era de donde procedían los extraños sonidos, las pisadas o lo que quiera que fuere. Ahora el joven navalmoraleño dirigió sus ideas a la posibilidad de que un