de los beneficios. El empleador de los cardadores exigiría, al vender su lino cardado, un cinco por ciento adicional sobre el valor total de los materiales y los salarios que adelantó a sus trabajadores. El patrono de los hilanderos exigiría un cinco por ciento adicional tanto sobre el precio aumentado del lino cardado como sobre los salarios de los hilanderos. Y el empleador de los tejedores reclamaría un cinco por ciento de manera similar, tanto sobre el precio aumentado del hilo como sobre los salarios de los tejedores. En el aumento del precio de las mercancías las subidas salariales actúan como el interés simple lo hace en la acumulación de una deuda. Las subidas de los beneficios actúan como el interés compuesto. Nuestros comerciantes e industriales se quejan mucho de los efectos perjudiciales de los altos salarios, porque suben los precios y por ello restringen la venta de sus bienes en el país y en el exterior. Nada dicen de los efectos dañinos de los beneficios elevados. Guardan silencio sobre las consecuencias perniciosas de sus propias ganancias. Sólo protestan ante las consecuencias de las ganancias de otros.