Anatomía del ejercicio y el movimiento. Jo Ann Staugaard-Jones

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Название Anatomía del ejercicio y el movimiento
Автор произведения Jo Ann Staugaard-Jones
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9788499105895



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palanca es una herramienta que transmite fuerza (no la crea) y consiste en una barra rígida que se mueve sobre un punto fijo (fulcro). Más específicamente, una palanca se compone de una fuerza, una resistencia, una palanca rígida y un fulcro. Los huesos, articulaciones y músculos forman un sistema de palancas corporales en el que las articulaciones actúan de fulcro, los músculos generan la fuerza o esfuerzo y los huesos soportan el peso de la porción del cuerpo que se mueve. Las palancas se clasifican según la posición del fulcro, la resistencia (carga) y el esfuerzo entre sí.

      En una palanca de primer orden, la fuerza y la resistencia se localizan en lados opuestos del fulcro. En una palanca de segundo orden, la fuerza y la resistencia se localizan en el mismo lado del fulcro, situándose la resistencia entre el fulcro y la fuerza. Finalmente, en una palanca de tercer orden, la fuerza y la resistencia se localizan en el mismo lado del fulcro, pero el esfuerzo se sitúa entre el fulcro y la resistencia, y es éste el tipo más habitual de palanca en el cuerpo humano.

      Figura 2.11. Ejemplos de palancas en el cuerpo humano: a) palanca de primer orden; b) palanca de segundo orden, y c) palanca de tercer orden.

      La fuerza del músculo esquelético se refleja en su capacidad para generar fuerza. Si un halterófilo es capaz de levantar 75 kilogramos, sus músculos son capaces de generar suficiente fuerza como para levantar 75 kilogramos. Incluso cuando no tratan de levantar una pesa, los músculos tienen que seguir generando suficiente fuerza para mover los huesos en los que se insertan. Varios factores influyen en su capacidad para generar fuerza, como el número y tipo de unidades motoras activadas, el tamaño del músculo y el ángulo de la articulación.

      Inhibición recíproca

      La mayoría de los movimientos implican el esfuerzo combinado de dos o más músculos, de los cuales uno actúa de agonista. La mayoría de los músculos agonistas suelen contar con un músculo sinergista que les ayuda. Además, la mayoría de los músculos esqueléticos tienen uno o más antagonistas que realizan la acción opuesta. Un buen ejemplo podría ser la abducción de la cadera, en la que el músculo glúteo medio actúa de agonista, siendo el tensor de la fascia lata el que actúa sinergísticamente y los aductores de la cadera actúan de antagonistas, inhibiéndose recíprocamente por la acción de los agonistas.

      La inhibición recíproca (IR) es un fenómeno fisiológico en que hay una inhibición automática de un músculo cuando su antagonista se contrae. En circunstancias específicas, tanto el agonista como el antagonista se pueden contraer juntos, lo cual se conoce como cocontracción.

      La respiración es vital para la vida y el deporte, y desempeña un papel importante en Pilates y yoga. Por eso vale la pena fijarse en los principales músculos esqueléticos implicados.

      1. Diafragma

      El diafragma es el principal músculo de la inspiración. Su contracción hace que la cúpula del diafragma descienda, aumentando las dimensiones del tórax en todas direcciones. El diafragma contribuye a la estabilidad vertebral al aumentar la presión intraabdominal y, junto con el músculo transverso del abdomen, trabaja continuamente para controlar el movimiento del tronco y mejorar el patrón respiratorio durante los movimientos, sobre todo los de las extremidades.

      2. Músculos intercostales

      La capa más externa de los músculos intercostales es responsable de la expansión lateral del pecho y de la estabilización de las costillas durante la inspiración. A nivel profundo de ellos, los intercostales internos desempeñan la acción opuesta en la espiración forzada durante el ejercicio. Los músculos intercostales mantienen una estrecha relación anatómica con los músculos oblicuos internos y externos del abdomen.

      3. Músculos abdominales

      Éste es el principal grupo de músculos implicados en la espiración forzada. Estos músculos alteran la presión intraabdominal y ayudan a vaciar los pulmones y transmitir la presión generada por el diafragma. La presión intraabdominal es la presión creada dentro del tronco, en el cilindro cerrado del diafragma, el suelo de la pelvis y la pared abdominal. Una mayor presión proporciona estabilidad al tronco y la pelvis.

      4. Músculos del suelo de la pelvis

      Son un grupo de músculos y tejidos blandos que forman la base de la cavidad abdominal-pélvica. Intervienen en el mantenimiento de la presión intraabdominal y la transferencia de la estabilidad creada por la respiración. No obstante, sus funciones principales son sostener los órganos internos de la pelvis y ayudar a mantener la continencia.

      5. Otros grupos de músculos

      Otros grupos de músculos trabajan de forma activa junto con los principales músculos de la respiración, pero se activan cuando el ejercicio o los asanas son exigentes, o cuando hay un cambio de posición durante el ejercicio o asana. Son necesarios para estabilizar las partes del cuerpo y mejorar la acción respiratoria.

      Los músculos escalenos ayudan a la respiración profunda fijando la primera y segunda costillas durante la espiración contra la contracción de los músculos abdominales. El músculo esternocleidomastoideo eleva el esternón y aumenta la dimensión anterior y posterior del pecho durante la inspiración moderada a honda si la columna cervical se mantiene estable. El músculo serrato anterior ayuda a la inspiración para expandir lateralmente la caja torácica si las escápulas están estabilizadas.

      Los músculos pectorales actúan durante la inspiración forzada para elevar las costillas, aunque haya que estabilizar las escápulas mediante la acción del trapecio y el serrato anterior con el fin de impedir el aleteo de la escápula. El músculo dorsal ancho interviene en la inspiración y espiración forzadas. El músculo erector de la columna ayuda a la respiración extendiendo la columna torácica y elevando la caja torácica. El músculo cuadrado lumbar estabiliza la XII costilla para impedir su elevación durante la respiración.

      Los capítulos 3 a 10 describen con detalle la función de los grupos musculares y articulaciones sinoviales en relación con el movimiento. Las articulaciones desempeñan dos funciones: mantener juntos los huesos y dotar de movilidad al esqueleto rígido. Las articulaciones inamovibles (sinartrosis) y ligeramente móviles (anfiartrosis) se encuentran sobre todo en el esqueleto axial, donde la estabilidad articular es importante para proteger los órganos internos. Las articulaciones sinoviales se mueven con libertad (diartrosis) y por eso se encuentran sobre todo en las extremidades, donde se requiere un mayor grado de movilidad. Dichas articulaciones sinoviales presentan varias características distintivas: el cartílago articular (hialino) que cubre los extremos de los huesos que forman la articulación; una cavidad articular llena de líquido sinovial lubricante (un líquido resbaladizo que crea una película que reduce la fricción); ligamentos colaterales o accesorios que refuerzan y aportan resistencia; bolsas llenas de líquido que amortiguan; vainas tendinosas que envuelven los tendones sometidos a fricción para protegerlos. Hay discos articulares (meniscos) en algunas articulaciones sinoviales (p. ej., la rodilla) que actúan de amortiguadores. Hay seis tipos de articulaciones sinoviales:

      Articulaciones anfiartrodiales

      El movimiento ocurre donde dos superficies, por lo general planas o ligeramente curvas, se deslizan una sobre otra. Son ejemplos las articulaciones acromioclavicular y sacroilíaca.

      Articulaciones trocleares

      El movimiento ocurre en sólo un eje (transverso), como la bisagra de la tapa de una caja; el plano es sagital. La protrusión de un hueso se acomoda en la superficie articular cóncava o cilíndrica de otro hueso, permitiendo flexión y extensión. Ejemplos: las articulaciones interfalángicas, el codo y la rodilla.