Dios y el hombre. Fulton Sheen

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Название Dios y el hombre
Автор произведения Fulton Sheen
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788432152825



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otros muchos— Tomás de Aquino, Aristóteles, Cicerón, John Henry Newman, Confucio, George Bernard Shaw, Isaac Newton, Martin Heidegger, Carl Jung, Shakespeare y T. S. Eliot. En esta época nuestra de un catolicismo de nivel bajo, ¡qué necesitados estamos de una cultura y una capacidad intelectual como las suyas!

      En segundo lugar, este libro —así como toda su obra— evidencia una espléndida visión integral de los misterios de la fe cristiana. La teología ha entrado —lamentablemente, en mi opinión— en una época de hiperespecialización. Por atenernos al cliché, hay muchos teólogos y filósofos que saben cada vez más cosas de cada vez menos cosas. Sheen, no obstante, cubre ampliamente y sin dificultad todo el campo del pensamiento católico y reflexiona sobre la creación, la Encarnación, la doctrina de Dios, la Trinidad, la antropología teológica, la gracia, el pecado, la Redención, la Resurrección, la Virgen, el papado y el Cuerpo Místico. Y no se limita a abarcar un terreno tan sumamente vasto como este: también demuestra las interconexiones que se dan en algunos temas; por ejemplo, la Iglesia como prolongación de la Encarnación en el espacio y el tiempo, y por qué la virginidad de María es un indicador de la verdad de la Encarnación; o cómo de una correcta visión del pecado se deriva una correcta visión de la Cruz, etc. Así es como ejercita el arte de una teología verdaderamente sistemática y logra que la fe satisfaga la sensibilidad tanto intelectual como estética del lector.

      La tercera cualidad más notable —al menos para mí— que revelan estos ensayos es el talento del autor para ofrecer analogías, comparaciones y ejemplos que expliquen los misterios cristianos. Los maestros suelen compartir la idea de que la clave de cualquier enseñanza eficaz consiste en tender puentes entre lo conocido y lo desconocido. Y ese proceso se lleva a cabo en gran medida gracias a la analogía: cualquier maestro eficiente, desde el parvulario hasta la universidad, utiliza alguna versión equivalente a: «Este principio que pretendo enseñaros es parecido a este otro principio que ya entendéis». En la larga tradición cristiana de predicación, catequesis o reflexión teológica que practica este método analógico, no conozco a nadie que lo haga con más habilidad que Fulton Sheen. Este libro contiene abundantes ejemplos de ello: los siete sacramentos son como la luz blanca que se descompone en colores cuando atraviesa un prisma; la gracia nos eleva a una forma de vida superior, igual que la vida del animal asume la vida de la planta y la vida de la planta asume los elementos químicos; la ausencia de pecado en María es la espuerta que separa las aguas contaminadas de las aguas limpias; el Espíritu Santo es el suspiro de amor exhalado por el Padre y el Hijo; la misa es como el drama representado durante la gira de una compañía de teatro, etc. Estas comparaciones e imágenes parecen salir de él de un modo automático, pero me imagino que Sheen las elaboró y perfeccionó a lo largo de sus muchos años de labor divulgativa.

      Visto mi entusiasmo por Sheen, quizá alguien pueda pensar que, en mi opinión, en nuestra misión de evangelización deberíamos, simplemente, recurrir a su método y a sus contenidos. Pero no es así. Por supuesto que hemos de aprender de él, pero también debemos imitar su compromiso creativo con la cultura de su tiempo. En cierta medida —y lo digo por mi larga experiencia práctica en este sentido—, la evangelización es hoy mucho más difícil que en tiempos de Sheen. El motivo que me lleva a hacer esta afirmación es que el arzobispo fue capaz de recabar un consenso cultural notablemente amplio en muchas cuestiones morales, filosóficas e incluso religiosas. El hecho de que le siguiera un inmenso número de no católicos da fe de ello. Hoy, sin embargo, ese consenso en buena parte se ha desvanecido. De ahí que limitarse a repetir ideas, imágenes y comparaciones puede carecer de eficacia con el público contemporáneo. Aun así, todos deberíamos empeñarnos en ser tan inteligentes como él, tan audazmente integradores y sintéticos como él, y estar dispuestos a ejercitar nuestra imaginación analógica con algo del talento y la creatividad de Sheen.

      PREFACIO

      ESTA ES LA HISTORIA DE UNA AMISTAD nacida gracias a los escritos de Fulton J. Sheen. Descubrí al arzobispo Sheen el verano de 1981. Después de graduarme en la Academia Militar de Estados Unidos de West Point, me hice amigo de Richard F. Aschettino, un coronel del ejército ya retirado y con un máster en filosofía cuya tesis versaba sobre Sheen. «Asch» me dio a conocer su obra y, fascinado por el don de comunicación del arzobispo, me leí treinta libros suyos en doce meses.

      En 1982, buscando más libros de Sheen, di con la copia de unas grabaciones suyas dictadas en 1965. El título original de ese conjunto de audios era Life is Worth Living. Aunque las grabaciones compartían el mismo título y formato de su popular programa de televisión, este compendio oral no guardaba ninguna relación con él y se elaboró ocho años después de que el programa dejara de emitirse, una vez concluido el Concilio Vaticano II. El formato del programa de televisión consistía en ofrecer cada semana un mensaje nuevo a la audiencia, no necesariamente religioso y no siempre relacionado con el anterior, aunque siempre con la esperanza de acercar un alma a Dios. Este trabajo va un poco más allá que el programa de televisión. Sheen se sirve de cada charla para ir arrastrando una a una a las almas a una relación personal con Cristo.

      Las grabaciones se llevaron a cabo en la intimidad de su domicilio, en Nueva York. Sus palabras, extraídas de sus cuarenta y cinco años de experiencia sacerdotal, brotan de su corazón sin ayuda de ninguna nota. Cada tema dura unos veinticinco minutos. Para ilustrarlos, se sirve de muchas anécdotas de su propia vida, así como de las referencias a unos cuatrocientos cincuenta pasajes de las Escrituras y a muchos poetas y escritores ilustres.

      «Lo que da sabor al agua que bebo es mi sed», decía Sócrates. El gran atractivo de Sheen nace de su trato con gente de todos los contextos religiosos. A raíz de su ministerio a través de la radio y la televisión, recibió miles de cartas, de las cuales solo un tercio procedía de católicos. Este trabajo supone un intento de saciar la inmensa sed espiritual de personas de todo el mundo. La demanda internacional de su mensaje superó su capacidad de respuesta a cada petición individual. Sheen creó esta colección de vinilos para responder a las necesidades de los cientos de miles de personas que le escribían pidiendo una guía personal. Así como Cristo obró el milagro de la multiplicación de los panes para dar de comer a cinco mil personas, Sheen se sirvió de la tecnología moderna para obrar una multiplicación que ha alimentado y sigue alimentando muchas vidas. Fue un gran maestro y un gran sacerdote cuya parroquia era el mundo.

      En la elaboración de Tu vida merece la pena ha colaborado mucha gente. Gracias a Mons. Thomas Gervasio, que me instruyó en la fe católica y me animó a emplear las grabaciones del arzobispo Sheen. Gracias a los muchos sacerdotes que me han facilitado la traducción del latín, francés y griego, en especial a Mons. James Mulligan, S.T.L. Mi agradecimiento especial a Esther B. Davidowitz, quien emprendió la difícil tarea de editar las transcripciones originales. Hemos tenido la inmensa fortuna de contar con la experta ayuda editorial del profesor Alfred S. Groh para la redacción. Siena Finley, R. S. M. el profesor Kenneth D. Hines, Edwina Ustynoski, Paul Buckalew, Elizabeth Reinartz y Laurie Siebert han compartido con nosotros sus conocimientos de la fe católica. Gracias a la hermana Pat Schoelles, S. S. J., a la hermana Connie Derby, R. S. M., a Bob Vogt y a Patrick Mulich del St. Bernard’s Institute de Rochester, Nueva York, quienes pusieron a mi disposición los archivos del obispo Sheen durante el verano de 2000. Y, sobre todo, gracias a mi esposa y a mi familia, y a su paciencia y su fe infinitas a lo largo de este proyecto. ¡Dios os bendiga!

      PRIMERA PARTE

      DIOS Y EL HOMBRE

      ¿Qué tienes que no hayas recibido?

      Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías,

      como si no lo hubieras recibido?

      (1 Co 4, 7)

      Si es terrible caer en manos de Dios,

      más terrible es soltarse de ellas.

      FULTON J. SHEEN

      1.

      LA FILOSOFÍA DE VIDA

      LA PAZ SEA CON VOSOTROS. Hay dos maneras de despertarse por las mañanas. Una es diciendo: «¡Buenos días, Dios mío!»; y la otra es diciendo: