Por tierras de Antequera. María Antonia López-Burgos del Barrio

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Название Por tierras de Antequera
Автор произведения María Antonia López-Burgos del Barrio
Жанр Книги о Путешествиях
Серия
Издательство Книги о Путешествиях
Год выпуска 0
isbn 9788416110162



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ambos epígrafes. En primer lugar, el viaje tiene que ser real y descriptivo y, en segundo lugar, el propio viajero debe ser el autor y, a su vez, el protagonista de la obra que va escribiendo. Podríamos decir que el libro de viajes es un diario al que se hubiera despojado de toda carga intimista y de toda la introspección que los caracteriza, un diario escrito para que otros lean todo lo exterior que rodea en cada momento al protagonista y donde los aspectos triviales y cotidianos adquieren categoría literaria sin que se pretenda en absoluto que asome algo del interior o del alma del viajero, alejándose de este modo de lo que hoy se denomina literatura del “yo”.

      En el libro de viajes, el autor no tiene que imaginar un argumento o unos personajes a los que dar vida y de cuyos comportamientos sea o se sienta responsable, no tiene que mover más hilos que los que supone escoger el itinerario y la duración de sus estancias en los distintos lugares que visita. Al decidir lo que describe y lo que no, el autor actúa como filtro de la realidad, pero él no realiza ninguna tarea creativa, y es más, ni siquiera se le pide que se preocupe demasiado por aspectos estilísticos o formales, e incluso a algunos se les perdona que sean pésimos escritores. Y, puestos a perdonar, también se les concede licencia o, en la mayoría de los casos ellos se la toman sin ningún miramiento, para copiar tratados de historia y arte y ofrecerlos como parte de sus narraciones, actuando, sobre todo los viajeros extranjeros, protegidos por la distancia entre el país que se describe y el país donde se publican los relatos de sus aventuras, porque, dicho sea de paso, muchos escritores de libros de viajes, en particular los de épocas pretéritas, no contaban con que sus obras se difundiesen mucho ni con que las leyesen los autóctonos del país que van describiendo. Eso les hacía narrar como el que lo hace de incógnito, hecho este en el que radica el valor de algunos de estos libros como documentos sociológicos.

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      Los ingleses, pioneros en tantos aspectos relacionados con la educación, también lo fueron en lo que a viajes se refiere. Con objeto de proporcionar una buena formación a jóvenes de familias adineradas, como colofón a su educación idearon lo que con posterioridad se denominó el Grand Tour, viaje iniciático que solía incluir los países más desarrollados de Europa, es decir, Francia, Suiza, Alemania e Italia, incluso algunos, con más tiempo, se permitían el lujo de visitar Austria.

      Algunos jóvenes, acompañados por su tutor, aprendían alemán y francés y perfeccionaban su conocimiento de latín y griego. En Alemania estudiaban leyes, aprendían a bailar y a moverse con gracia por los salones de la corte, para pasar con posterioridad a Italia, donde aparte de visitar museos y monumentos arquitectónicos, continuaban su aprendizaje en todo lo referente a relaciones sociales. En poco tiempo podían moverse con soltura entre la sociedad. Esta se suponía que era la buena educación que tendría que tener un futuro político o cualquier persona que se considerase culto.

      España, marginada del Grand Tour, mantenía su imagen de país pobre y sin ningún interés. Sus gentes se consideraban supersticiosas y sumidas en la más profunda ignorancia. De todos era conocido que el viaje por España era difícil, los caminos eran malos y estaban infestados de bandoleros y la comida, si es que se conseguía, era poco apetecible y las ventas y posadas no eran mejores.

      Con el paso de los años, sin embargo, España comienza a tenerse en cuenta a la hora de proyectar un viaje, y es entonces, y sobre todo durante el siglo XIX, cuando España se convierte en un importante foco de atracción para las miradas y mentes aventureras de toda Europa, que recorren nuestro país, se deleitan con nuestras costumbres o las hacen objeto de sus más encarnizadas críticas, enjuician todo lo que ven o medio ven, todo lo que oyen o medio oyen y todo lo que entienden o medio entienden. El profesor Antonio Domínguez Ortíz nos dice:

      “[…] tierra de bandoleros y corridas de toros, de mantillas y abanicos, de muleros y jóvenes aguadoras con sus cántaros, la tierra de la guitarra y las serenatas, la tierra de baladas y romances y la tierra donde siempre reina el amor. De hecho, en España parece que exista una especie de encantamiento que danza alrededor de todo; incluso los gitanos parecen investidos con un peculiar interés que no se les otorga en otros paises.”

      Una vez de vuelta a sus respectivos países, a muchos de ellos les movió a publicar sus experiencias de viaje un afán de ayudar a futuros viajeros a salvar todos y cada uno de los inconvenientes por los que ellos habían pasado y que habían superado de forma heroica.

      Las editoriales del momento se dieron cuenta de que este género constituía un buen negocio y en número considerable se lanzaron a publicar cualquier relato al que tuviesen acceso. De hecho, muchas ya encargaban el libro al viajero antes de que él o ella emprendiera su aventura, siendo esta una de las causas principales de que los libros de viaje por España en su mayoría incluyeran capítulos de lo que se consideraba vendible, como podían ser descripciones de la fiesta nacional, los atracos a manos de apuestos y nobles bandoleros, casi siempre más ficticios que verdaderos, los bailes y cantes típicos entre las comunidades gitanas del país y, sobre todo, las detalladísimas descripciones de monumentos arquitectónicos, sin olvidar la importancia en estos relatos de los aspectos geográficos y socio económicos de las diferentes zonas por las que transcurría el viaje.

      Así pues, aparecieron infinidad de libros a modo de guías en los que con tratamiento más o menos literario se daban hasta los nombres de las mulas que tiraban de las diligencias, los precios de las comidas, si eran o no ruidosas las habitaciones de esta u otra posada, etc. Otros, simplemente, publicaron para que sus familiares y amigos pudiesen disfrutar de sus peripecias y aventuras en tierras tan lejanas sin ningún tipo de riesgo y desde la tranquilidad de sus hogares.

      Si viajar por España, se puso de moda a comienzos del siglo XIX, fue sin lugar a dudas Andalucía la tierra mágica que la mayoría de los extranjeros deseaban recorrer.

      Viajaron por Andalucía infinidad de extranjeros, sobre todo centroeuropeos, pero fueron, sin embargo, los viajeros que llegaron desde las Islas Británicas e Irlanda y un tanto en menor grado los norteamericanos,