Название | Mujeres e Inquisición |
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Автор произведения | Vicenta Marquez de la Plata |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788412318807 |
Sus devotos incluyeron al General de la Orden Franciscana, fray Francisco de los Ángeles Quiñones; fray Francisco de Osuna, el místico cuyos escritos fueron tan apreciados por santa Teresa de Ávila; y el arzobispo de Sevilla e inquisidor general Alonso Manrique.
Llegó el momento en que la monja franciscana cayo gravemente enferma. Viéndola en peligro de muerte la nueva abadesa le aconsejó una confesión general y un confesor fue llamado junto a la enferma. Cuentan que cuando el confesor se puso la estola para empezar con su ministerio Magdalena comenzó a tener convulsiones por lo que el sacerdote sospechó de una posesión demoníaca, no obstante por si fueran convulsiones de un ataque de origen físico se llamó a un médico el cual no halló rastro de un trastorno debido a enfermedad que justificase los ataques y ambos, médico y sacerdote estuvieron de acuerdo en que tal vez era una posesión diabólica.
Se llamó a un exorcista con experiencia y mientras este llegaba, la enferma empeoró e incluso dijo escuchar las palabras “Te estás muriendo no verás otra la Navidad” y otras señales misteriosas que la llenaron de terror. Pronto llegó el exorcista don Juan de Córdoba para exorcizar a Magdalena. El sacerdote exige al demonio que abandone el cuerpo y el alma de Magdalena: Te ordeno en el nombre de Jesús que dejes a esta pobre mujer y me digas tu nombre. El demonio exhala un grito terrible junto con el nombre: Balban.
En su libro HISTORIA CRÍTICA DE LA INQUISICIÓN EN ESPAÑA de Juan Antonio Llorente este dedica un capítulo a nuestra monja y relata lo siguiente3:
…. Que el confesor convocó á todas las monjas, y en su presencia habló á la enferma, la cual declaró entonces que tenía los demonios desde niña y los conservaba de la edad de trece años voluntariamente , con pacto para pasar plaza de santa; espresando además muchísimas cosas particulares y estrañas, y entre ellas las que dejo referidas.= Que el confesor escribió todo en muchos pliegos de papel, comunicó el suceso al prelado provincial; quien concurrió con varios religiosos antes de la Pascua de Natividad de dicho año 1543 Los inquisidores de Córdoba, noticiosos del caso dijeron ser asunto que les pertenecia exclusivamente pero esto no obstante, tratando el provincial de la administración de sacramentos á la enferma, logró que Magdalena firmara en la cama cierta declaración en que revelaba nuebas ficciones; recibió Magdalena el Viático, y dijo que daba gracias á Dios de haber comulgado sin acaecimientos esteriores singulares; bien que dudaba que Dios la perdonase.
= Que habiéndose retirado los religiosos, quedó Magdalena con la monja que escribió la carta, la cual perseveró allí para preparar lo necesario al sacramento de la Estrema-Uncion ; y dijo la enferma que se sentia muy mejorada y con apetito, por lo que estimaría mucho que le llevase algo de comer, que llevó la monja, comió la enferma y manifestó deseos de vivir; concurrió el confesor y amplió Magdalena su confesión verbal: aquel fué á buscar papel para escribir estas ampliaciones, y lo llevó en compañía de fray Pedro de Vergara; negó todo entonces la enferma, y los religiosos se retiraron con enfado; las monjas exhortaron á Magdalena que confesara de veras una vez para su tranquilidad propia; ella lo prometió ; dispuso el confesor que las monjas se retirasen á sitio donde sin ser vistas de la enferma oyesen todo; Magdalena declaró nuebas cosas; las escribió el confesor la hizo prometer que las firmaría en presencia de todas las monjas. Llegaron estas, sintió Magdalena nuevos temblores y estremecimientos convulsivos; el confesor reiteró los conjuros, y en su virtud habló el Demonio que aun ocupaba la persona. Finalmente, que el dia 24 de diciembre concurrió el provincial Magdalena renovó y ratificó sus confesiones anteriores tranquilamente, y los alguaciles del Santo Oficio la llevaron á sus cárceles secretas en primero de enero de 1544.
LA SENTENCIA DEFINITIVA DEL TRIBUNAL DE LA SANTA INQUISICIÓN
Vistas todas las triquiñuelas y mentiras de la monja para parecer virtuosa y también que en la creencia de todos había estado endemoniada, tuvo tratos con el Maligno en forma de íncubo, y considerando sus continuas mentiras y fingimientos, la sentencia del Tribunal fue benigna.
En 1546, el dia de la Santa Cruz, en la iglesia catedral de a ciudad de Córdoba se celebró el auto de fe en donde nuestra monja sería expuesta a la vegüenza púbica. La ceremonia estuvo presidida por el obispo Leopoldo de Austria4. Como era costumbre y protocolo la acusada, Magdalena, salio de la cárcel llevando en las manos una vela encendida y una soga de esparto en la garganta, vestía el hábito de las clarisas (franciscanas) a excepción del velo. Llegada a la iglesia catedral hubo de subir a un cadalso preparado para ella y desde allí asistió a misa en donde el religioso don Juan Navarro le dijo: Ahora sí, Magdalena de la Cruz, que tenéis buena ocasión de ser santa, pues os ha humillado Dios y dado a conocer para que vos os conozcáis y le busquéis. Terminada la misa el secretario leyó en ata voz la sentencia definitiva.
…que Magdalena saliese de las cárceles vestida de monja sin velo, con soga en la garganta, mordaza en la boca y vela encendida en la mano, fuese á la catedral de Córdoba , donde se prepararía un tablado, se celebrar el auto de fe (y) oiria la sentencia con méritos (las acusaciones) y el sermón de estilo; que después se le recluyera en un convento de monjas del instituto franciscano fuera de la ciudad, permaneciese reclusa toda su vida, sin velo y sin voto activo ni pasivo; comiese todos los viernes en refectorio en la forma que acostumbraban las monjas penitenciadas; no hablase jamás con personas distintas de las religiosas de la comunidad, y confesor y prelados sin licencia espresa de la Inquisición, y no comulgase por espacio de tres años sino en caso de gravísima enfermedad; todo con apercibimiento, de que si quebrantaba alguno de los capítulos, se le reputada por relapsa y por apóstata de la santa fe católica.
Poco castigo parece para esta embustera y embaucadora, mientras otros acusados fueron quemados con menos razón solamente por sospechar que eran luteranos o similar. Al fin y al cabo solo se le condena a permanecer en su convento y hablar solo con las monjas, no llevar velo negro y poca cosa más. El convento elegido para la “prisión” fue el de Andújar en donde permaneció hasta su muerte.
Nos preguntamos si esta benevolencia se debe a la orden que circuló por parte del Consejo de la Inquisición con fecha 18 de julio de 1541 mandando que si un reo condenado por impenitente se convertía de veras y de modo que se conociese su arrepentimiento, no fuese relajado al brazo secular; “antes bien, los inquisidores lo admitan á reconciliación y le absuelvan con penitencia”.
Esta benevolencia no regía en los casos de los relapsos, pues la única gracia que las constituciones permitían al relapso penitente, se reducía a perdonarle la muerte en las llamas, podía no ser quemado si no muerto antes y quemar sus restos sin vida.
Bibliografía de Sor Magdalena de la Cruz, fingida santa y endemoniada.
CANO FERNÁNDEZ, Adelina y MILLÁN TORRES, Vicenta. HISTORIA GENERAL DE CORDOBA DE ANDRES DE MORALE. Editorial Ayuntamiento de Cordoba. 2005. (2 vols.)
CUADRO GARCÍA, Ana Cristina, TEJIENDO UNA VIDA DE RELIQUIA. ESTRATEGIAS DE CONTROL DE CONCIENCIAS DE LA SANTA DIABÓLICA MAGDALENA DE LA CRUZ, en Chrónica Nova, 31, 2005, pp. 307-326.
Gracia Boix, Rafael, AUTOS DE FE Y CAUSAS DE LA INQUISICIÓN DE CÓRDOBA, Córdoba, Diputación Provincial, 1983.
GRAÑA CID, María del Mar, EN TORNO A LA FENOMENOLOGÍA DE LAS SANTAS VIVAS: ALGUNOS EJEMPLOS ANDALUCES, SIGLOS XV-XVI, en Miscelánea Comillas, 59, 2001, pp. 739-777.
GRAÑA CID, María del Mar, LA SANTA/BRUJA MAGDALENA DE LA CRUZ. IDENTIDADES RELIGIOSAS Y PODER FEMENINO EN LA ANDALUCÍA PRETRIDENTINA, en La mujer, II, Actas del III Congreso de Historia de Andalucía (Córdoba, 2001), Córdoba, Publicaciones Obra Social y Cultural CajaSur, 2002, pp. 103-120.
IMIRIZALDU, Jesús, MONJAS Y BEATAS EMBAUCADORAS, Madrid, Editora Nacional, 1978.
MACKAY, Angus; WOOD, Richard,