Carro de combate. Nazaret Castro

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Название Carro de combate
Автор произведения Nazaret Castro
Жанр Зарубежная деловая литература
Серия Mayor
Издательство Зарубежная деловая литература
Год выпуска 0
isbn 9788412280005



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India y Tailandia a la cabeza. La remolacha, de donde se saca el 22% restante, es típica de países más templados, principalmente de Europa, Estados Unidos y China.

       Dónde se encuentra

      Tan solo el 25% del total del azúcar que consumimos lo ingerimos de forma directa. El resto nos llega a través de productos elaborados como pasteles, panes, bebidas o embutidos. El azúcar tiene además muchas otras utilidades, principalmente en la fabricación de etanol, un agrocombustible que ha favorecido la volatilidad del precio del azúcar. Tiene también usos medicinales y cosméticos. Además, en algunos países, el azúcar es utilizado como pesticida, ya que atrae a las hormigas que luego se comerán otros insectos.

       Mapa

       EL SECTOR DEL AZÚCAR EN EL MUNDO

       El mercado internacional del azúcar

      El mercado mundial de azúcar y sus derivados excede los 70.000 millones de dólares cada año, según la FAO. Cada año se comercializan alrededor de 160 millones de este producto, y el negocio no deja de crecer: pese a las diversas crisis que ha padecido el sector, la FAO sigue pronosticando un aumento de la producción —y del consumo, claro.

      El del azúcar es un mercado delgado, con pocos productores y vendedores. Al ser un producto no perecedero, cuando ya está procesado, los excedentes pueden venderse después en el mercado de saldos, lo que contribuye a la inestabilidad de los precios en el sector. Otra peculiaridad del mercado internacional del azúcar es que su consumo es fundamentalmente interno, y solo un 30% del total de la producción mundial es vendido en los mercados internacionales. Tras la liberalización del sector en Europa en 2006, el porcentaje ha aumentado, si bien sigue siendo menor al de otros sectores.

       Principales empresas

      El sector del azúcar mantiene aún muchas de las características de la época colonial. Las principales empresas siguen siendo británicas, alemanas, francesas y estadounidenses, a pesar de que, salvo en el último caso, sus producciones en el propio país son mucho menores y más costosas. No obstante, poco a poco se van introduciendo en los primeros puestos empresas brasileñas y tailandesas, que están copando el mercado con sus costes más competitivos. Después del control europeo de este jugoso mercado durante siglos, Brasil e India son los principales productores; Brasil mantiene el control del mercado. En los últimos años, China ha pasado de ser uno de los principales importadores a alzarse hasta el tercer puesto entre los productores de caña de azúcar.

       LA CADENA DE PRODUCCIÓN. IMPACTOS SOCIALES Y AMBIENTALES

       El trabajo en los cañaverales. Impactos sociales del cultivo de caña

      La cadena de producción del azúcar comienza en las plantaciones de caña de azúcar y de remolacha. El azúcar ha estado tradicionalmente ligado a la esclavitud: durante la época colonial, millones de esclavos africanos fueron desplazados a los campos americanos para cultivar principalmente caña. Hoy en día, la producción sigue relacionada con duras condiciones de trabajo, expropiaciones forzosas y degradación del medio ambiente, cuando no mano de obra en condiciones análogas a la esclavitud, retenida contra su voluntad en los ingenios.

      Cortar caña tiene fama de ser uno de los trabajos más duros que existen; sin embargo, en países como Brasil o Tailandia el salario que se paga a los cortadores es tan bajo que ni siquiera alienta a los empresarios a invertir en la mecanización del sector. Los propietarios de los ingenios azucareros prefieren pagar a los jornaleros, que en los cañaverales brasileños rozan el salario mínimo —en torno a 250 euros mensuales al cambio, que en Brasil apenas alcanzan para subsistir—; pero para lograr ese jornal, los trabajadores deberán cortar caña sin descanso de sol a sol, pues se les paga por peso recogido. Según las investigaciones de la ONG Repórter Brasil y de la Comisión Pastoral de la Tierra, en Brasil los cañaverales siguen siendo uno de los sectores que emplean más trabajadores en condiciones análogas a la esclavitud.

      En la otra esquina del mundo, en Tailandia, el segundo exportador mundial de caña de azúcar, la realidad no es muy distinta: jornadas de trabajo extenuantes se cobran, en función del peso recogido, a entre 2,5 y 7,5 euros al cambio. Aquí, a menudo se utiliza a inmigrantes ilegales, provenientes sobre todo de Birmania: su vulnerabilidad los hace más dúctiles. En todo el Sudeste Asiático, avanzan los grandes ingenios azucareros a costa de los pequeños campesinos: Camboya vive desde hace unos años una ola de expropiaciones que afecta ya casi a 800.000 personas y cuya brutalidad ha sido tal que se ha presentado una demanda contra el gobierno camboyano por crímenes de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional. Se calcula que 4.000 de esas familias han perdido sus tierras y sus casas debido al avance del sector azucarero. Las causas de esta nueva edad dorada de la caña están en el auge de los agrocombustibles y en el acuerdo preferencial con la Unión Europea, que permite a Camboya, entre otros países, exportar a Europa una buena cantidad de productos sin tener que pagar tasas de aduanas. Sin embargo, a principios de 2020, la Unión Europea suspendió parcialmente el acuerdo por los abusos en el país a la libertad de expresión y a la libertad sindical y el azúcar dejó de tener un trato preferencial.

       Los efectos medioambientales del auge de la caña

      Gran parte de las plantaciones de caña de azúcar son herederas de los grandes latifundios coloniales y, aunque en algunos casos los latifundios han sido repartidos en cooperativas, se mantiene el sistema de monocultivo, que agota la tierra, contribuye a la desertificación del suelo y acaba con la biodiversidad.

      El monocultivo extensivo degrada la tierra, que queda devastada después de siglos de ingenios azucareros. En Cuba, el 70% de la tierra está al borde de la desertificación; en Pernambuco, al nordeste de Brasil, apenas se conserva el 2,5% de los bosques originarios. Se trata de dos centros neurálgicos de la economía azucarera, hoy venidos a menos. Pero ahora que la caña vive su segunda época dorada al calor del auge de los agrocombustibles, la dulce planta avanza sobre el Cerrado brasileño, una región del interior que compite en biodiversidad con la selva amazónica. Los ecologistas alertan de que, para 2030, esa región podría estar tan seca como Pernambuco. Con todo, para muchos expertos el mayor peligro en este momento es que la caña transgénica lleve a los cañaverales los agrotóxicos que ya han sembrado la polémica en los cultivos sojeros del Cono Sur. Ya es habitual, por el momento, el uso de semillas de remolacha transgénica y en 2018 se empezó a plantar caña de azúcar transgénica en Brasil.

       LA CAÑA VUELVE CON FUERZA A BRASIL