Memorial a dos tintas. Marco Antonio García Muñoz

      cuando se llora a nuestros muertos y se ama.

      Hay un río de conversaciones rigiendo nuestras voces

      cuando se llora a nuestros muertos y se ama.

      Hay un río de conversaciones vivificando los huesos

      cuando se llora a nuestros muertos y se ama.

      Hay un río de conversaciones lamento por lamento

      cuando se llora a nuestros muertos y se ama.

      IV

      La conciencia de nuestros muertos

      se descubre en el silencio de un beso

      en la cima de un prostíbulo

      en el esbelto presagio de un vino

      en el desorden

      en el estruendo

      en la carcajada

      en el absurdo

      en la fantasía

      en el verbo

      en las palabras

      en el amor.

      Aquí está Dios

      Dios ¡no levanta la voz!

      Dios está oculto

      su voz no es una voz

      no hay palabras

      basta mirar y escuchar

      es ciego y un poco sordo

      como agua sucia que cae en un desagüe

      como una rata que se instala (callada y terca)

      como entelequia abstracta

      como una nube de opiáceos

      como una sopa o un pedazo de quiche

      como ácido que corroe todo lo que toca

      como una larva en su crisálida

      como un gato en su territorio (sin hacer ruido)

      como papel de estraza

      como riachuelo de orines

      espacio sin poses (sin mascara)

      Y yo (piltrafa humana que lloriquea por nada)

      entre olor a basura

      y chillidos de ratas

      me visto de percal.