Mando Principal. Джек Марс

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Название Mando Principal
Автор произведения Джек Марс
Жанр Триллеры
Серия
Издательство Триллеры
Год выпуска 0
isbn 9781094304571



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      —El Nereus era una presa fácil. Un destructor ruso rastreó su ubicación desde el momento en que se desvinculó de su nave nodriza. El destructor y dos barcos más pequeños de la Guardia Costera rusa convergieron sobre el Nereus. Una vez que lo tuvieron cercado, lanzaron tres batiscafos, que rodearon al Nereus y lo acompañaron a la superficie. También detuvieron a la tripulación.

      —¿Quiénes son? —dijo Luke.

      Trudy revisó sus archivos y puso un papel diferente en la parte superior.

      —Una tripulación de tres personas. El piloto del submarino tiene cuarenta y cuatro años, se llama Peter Bolger, residencia oficial en Falmouth, Massachusetts. Graduado en la Academia Marítima de Maine, promoción de 1983. Cuatro años en la Guardia Costera, baja honorable en 1987, rango de teniente. Pasó casi una década pilotando barcos para la Institución Oceanográfica Wood’s Hole en Cabo Cod, en cooperación con numerosas facultades, universidades y acuarios. Contratado por la Investigación Internacional Poseidón en noviembre de 1996. A simple vista, es un civil que ha pasado toda su vida adulta en el agua, gran parte de ella realizando investigación. La presencia de alguien como Bolger probablemente esté destinada a darle a la IIP (Investigación Internacional Poseidón) una apariencia de realidad.

      —Probablemente él sea el eslabón más débil cuando se trate de sacarlos, —dijo Luke.

      Trudy asintió con la cabeza. —Según su expediente, mide un metro setenta y pesa unos ciento cuatro o ciento ocho kilos.

      —¿Cómo cabe en el submarino? —dijo Swann.

      Ed se encogió de hombros. —Podría ser todo músculo.

      Ahora Trudy sacudió la cabeza. —No lo es. —ella levantó una foto de Peter Bolger. No tenía obesidad mórbida, pero no iba va a correr los cien metros lisos tampoco.

      —Siguiente, —dijo Luke.

      Trudy llevó la siguiente hoja a la cima de la pila.

      —Eric Davis, estudiante de posgrado de veintiséis años en la Universidad de Hawái, con una beca de investigación para Wood’s Hole. ¿De dónde sacan estas cosas? Es un soldado de las Fuerzas Especiales de la Marina, de veintiocho años, llamado Thomas Franks. Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva Naval en la Universidad de Michigan, se graduó cum laude. Se alistó en la Marina al graduarse e inmediatamente solicitó ingresar en las Fuerzas Especiales de Demolición Submarina Básica. Viajes de servicio en Afganistán e Irak, uno cada vez, así como misiones clasificadas bajo el Mando Conjunto de Operaciones Especiales. Su misión aquí era proteger a los otros dos hombres y hundir el Nereus en caso de accidente u otro contratiempo. Claramente, no hizo nada de eso.

      —Claramente, —dijo Swann.

      —Él es nuestro vínculo más fuerte, —dijo Luke. —Si llegamos hasta estos chicos y están vivos, estaría bien poner un arma, o varias, en sus manos. El mayor peligro con Franks es que puede diseñar prematuramente algún tipo de intento de escape por su cuenta, u obtener un arma y abrirse paso disparando. De acuerdo, el siguiente.

      Trudy sacó la última hoja de papel. —Reed Smith, comandante de la misión, de treinta y seis años, —dijo. —Un fantasma, un comodín total. Su verdadera identidad y edad son Alto Secreto. No tengo, en absoluto, nada de él, aparte de que le contrataron como investigador asociado en la IIP durante los últimos seis meses. De donde vino, y sobre lo que está al corriente, nadie lo sabe. Es el hombre que más preocupa a la CIA y al Pentágono. Aparentemente hay muchos secretos dentro de esa pequeña cabeza suya.

      Swann miró a Luke. —Operaciones clandestinas. Me sorprende que él y Franks no hayan derribado el gobierno ruso aún.

      Luke sonrió. —Me encanta tu sentido del humor, Swann. Por eso te dejo vivir.

      Miró a Trudy. —Me gustaría tener un poco de contexto, si lo tienes. A dónde llevaron el Nereus y el estado de preparación de Rusia cuando... si... entramos allí.

      Trudy asintió con la cabeza. —Algo tengo. El Nereus fue introducido en las bodegas de un antiguo buque de carga, y conducido al Puerto de Adler, justo al sur de la ciudad turística del Mar Negro, Sochi, justo al norte de la frontera rusa con Georgia. Están tratando de ocultar el Nereus y fingir que no lo tienen. Están actuando como si el carguero hubiera hecho una escala normal en el puerto. Y al menos, en el momento en que dejamos Washington, no había pruebas de que hayan movido el equipo del Nereus a otra ubicación. Ha habido muy poco movimiento en esos muelles.

      —Saben que les estamos vigilando, —dijo Swann.

      —Eso parece, —dijo Trudy.

      —¿Y el resto? —dijo Luke. —¿Cómo están de preparados?

      Trudy frunció los labios. —Puedo darte mi propia teoría.

      —Dime, —dijo Luke.

      —Están poco involucrados.

      Luke agitó una mano. —Todavía no es mi hora de dormir.

      Trudy asintió con la cabeza. —Vladimir Putin está jugando al “Guacamole”, con fiascos de varios tipos. El desastre del Kursk. La masacre del colegio de Beslan. ¿Quién sabe cuándo se detendrá? Pero mientras tanto, está progresando en numerosos frentes. Ha cimentado su férreo control sobre el gobierno. La economía rusa, aunque sigue siendo un desastre, comparada con nuestros niveles, está disfrutando de más prosperidad de la que se ha visto en quince años, principalmente debido a los altos precios mundiales del petróleo y el gas natural. Las evaluaciones de amenaza del Pentágono sugieren que el ejército está mejor financiado, algo mejor entrenados, y los soldados están recibiendo una mejor remuneración de lo que se ha visto en mucho tiempo. Están modernizando algunos sistemas de armamento, especialmente los sistemas de misiles balísticos.

      —Rusia está en el largo y duro camino de regreso a su antiguo lugar en el mundo. No se sabe si lo lograrán, pero tampoco hay duda de que, desde que Putin asumió el control, están, efectivamente, recorriendo ese camino. Anteriormente, estaban boca abajo en una zanja al lado de la carretera.

      —¿Qué significa esto para nosotros? —dijo Luke.

      —Significa que interceptaron ese submarino para avisarnos, —dijo Trudy. —El Mar Negro ha sido suyo de forma indiscutible durante generaciones. Excepto por la costa turca, era una bañera rusa. Apenas hemos puesto barcos allí durante años. Nos están diciendo que han vuelto y que no nos van a dejar que pongamos barcos espía allí cuando nosotros queramos.

      —Sí, pero ¿es realmente cierto? —dijo Luke. —¿Han vuelto? Si entramos allí e intentamos rescatar a esos hombres, ¿vamos a caer sobre una sierra circular?

      Trudy sacudió la cabeza, ofreciendo el rastro de una sonrisa. —No. No han vuelto, aún no. La moral sigue baja, el mando y el control siguen siendo pobres. La corrupción es rampante. Montones de infraestructura y equipos están degradados o no funcionan. Con un plan lo suficientemente inteligente y un ataque rápido, creo que podréis atarlos de pies y manos. No digo esto a la ligera, pero creo que podemos llegar hasta eso hombres.

      Luke la miró fijamente. Recordó su plan para eliminar al renegado contratista militar estadounidense Edwin Lee Parr y su milicia en Iraq, y su evaluación optimista de las probabilidades de hacerlo. En aquel momento, Luke la había desdeñado, a ella, a su plan y a su evaluación.

      Después, todo resultó muy similar a cómo ella lo había descrito. Luke y Ed todavía tenían que ir allí y hacerlo, pero esa parte era un hecho.

      —Bueno, espero que tengas razón, —dijo.

      * * *

      Luke había caído en un sueño inquieto. Sus sueños eran extraños, aterradores y cambiaban rápidamente. Una noche de paracaidismo. Al caer, su paracaídas no se abría. Debajo de él había una amplia extensión de río oscuro. Los caimanes, decenas de ellos, lo veían caer del cielo y convergían hacia él. Pero su pierna estaba atada a un cordón elástico, por lo que rebotaba en un