Название | Historia de Venezuela, Tomo II |
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Автор произведения | Pedro de Aguado |
Жанр | Историческая литература |
Серия | |
Издательство | Историческая литература |
Год выпуска | 0 |
isbn |
Metiose la tierra adentro, tomando por derrota la uia del Poniente, y llegando a diuersas poblacones tuuo muchas guazauaras con los indios y moradores de los pueblos do llegaua, en las quales le mataron algunos españoles y le hirieron muchos. Especialmente le pusieron en aprieto en vn muy gran pueblo, que casi todo vn dia y una noche turo la pelea, donde pusieron en grande tribulacion y cuidado a los españoles: tomaronles vn soldado a manos y lleuaronselo uibo, y alla le dieron la mas cruel muerte que pudieron, y mataron otro en la pelea y hirieron otros asi de a pie como de a cauallo. De los ginetes salieron heridos en esta guazauara Alonso Montañes, sobrino del Gouernador, y Ponze, alguazil mayor, y Martin Niañez Tafur, que se quisieron señalar mas que otros en la pelea, y aunque salieron mal heridos y estuuieron de las heridas en peligro de muerte, no murio ninguno de los tres, pero quedo Tafur medio ciego de un flechazo que le dieron en una zeja. Pero con todo este trauajo ouieron vitoria de los henemigos, y pasando adelante nunca les falto guerra de yndios, que auia poblados junto al camino que lleuauan.
Caminando vn dia los españoles y su Gouernador por vn arroyo seco y muy falto de agua, por lo qual y por el gran calor, yban los soldados muy fatigados de sed, hallaron en las uarrancas deste arroyo vn poblecuelo de yndios cuyos moradores del vyeron, y dellos32 con su casique o principal se hizieron33 fuertes en vn buhio, y alli procuraron defender sus personas obstinadamente. El Gouernador, por euitar el daño del casique e yndios que dentro el buhio estauan, procuro con los ynterpretes y lenguas que tenia, llamar de paz al barbaro y a sus yndios, que pretendian con sus rrusticas armas permanezer en vna casa (de) paja y tal que con sola vna centella de fuego que sobre hella cayera, perescieran y fueran abrasados todos los que dentro estauan, en lo qual el Gouernador puso tanta dilijencia y calor que casi mitigo en alguna manera la furia de los baruaros, porque a las uozes que el Gouernador daua por medio de los ynterpretes, diciendo a los yndios y casique que en el buhio estauan enzerrados, que no obiesen temor ninguno, sino que saliesen fuera, que el los rresciuiria en su amistad, el casique saco las manos fuera del buhio por la puerta, que era pequeña, y en ellas vna criatura de hasta siete v ocho meses, y uiendo el Gouernador aquella nouedad e ynvencion de aquel barvaro, le pregunto que para que efeto sacaua aquella criatura34; rrespondio que se la daua para que comiese. Admirado Heredia de la bestialidad del barbaro, le dijo que el y los que en su conpañia venian no comian muchachos ni yndios ningunos, ni tal hera su pretension; a lo qual rreplico el yndio ynterrogando que le dijesen de que se sustentauan aquellos honbres cuyos aspectos ysemejables35 a hellos jamas el no auia bisto. El Gouernador le dijo que su mantenimiento hera carne de puercos y de venado, y oro. Entendido esto por el casique, al momento arronjo fuera del buhio vna chaguala de oro fino que pesaua ocho libras, y le dijo: toma, comete ese oro, que mientras eso comieres estaremos seguros yo y mis yndios de que no nos comeras tu ni tus conpañeros. El Gouernador se alegro con el manjar, y haziendo nueuos alagos a los yndios y al casique, los hizo salir fuera del buhio y se llegaron donde el estaua, a los quales pregunto quien le hauia dado aquella chaguala o donde la auia auido; el qual le dijo, que su mayor, el casique del Senu, le avia dado aquella chaguala, y que si querian mas oro quel los lleuaria al propio Senu, donde auia mucho.
Pedro de Heredia, que no era menos cudicioso que las otras jentes, antes mas que algunos de los que en su conpañia yvan36, se holgo en gran manera de oyr la buena nueua y rrogo al casique con grande ahinco que lo lleuase con breuedad a tan felize lugar, haziendo de nueuo ynterrogaciones y preguntas sobre la grandeza del oro al mismo casique, y si el Cenu donde le decia que auia aquel oro, estaua lejos o cerca, y que cantidad de oro podrian auer del; y fuele rrespondido que hera grande la suma de oro que en poder de aquel casique y sus yndios auia, ansi en las sepulturas de los muertos y entierros, como sobre la tierra, pero que aunque el camino hera corto, que el no se atreuia andallo por su cargada vejez, mas que para guia le daria vn hijo suyo, muchacho que le lleuaria por uia derecha donde tanto deseaba.
Temiose el Gouernador no fuese alguna burla o celada que el casique quisiese armar o hazer, y declarandole su pecho dixo que temia no fuese engaño fabuloso el que le pretendia hazer, y que por esto no pensaua sino lleuallo a el propio casique por guia y no a su hijo. Rresciuio grande alteracion este principal, asi de la poca confianza e credito que hen el se tenia, como por la biolencia que se le queria hazer en lleuallo fuera de su pueblo y naturaleza a pasar trauajos en el rremate de sus dias, y comenco de nueuo a zertificar al Gouernador que no se le haria ningun engaño, sino que sinceramente seria encaminado y lleuado por su hijo a donde el decía.
Hizose lo que pretendia y quedo con este contento, y dando a Pedro de Heredia el muchacho que lo auia de guiar, se partieron otro dia siguiente y en la primera jornada llegaron a un poblezuelo de pocos yndios y esos amontados y puestos en lugares seguros: porque como antes auian tenido noticia de como los españoles se les azercavan, no curaron de esperallos por no tener con hellos dares ni tomares. Durmieron alli aquella noche, y el siguiente dia marcharon con buen concierto, segun lo tenian de costunbre y fueron a dar a unas largas y rrasas campiñas o sauanas de mas de quinze leguas en contorno, en las quales, obra de tres leguas metido en lo rraso, estaua el pueblo del Cenu, donde tenian los yndios sus sepulturas echas sobre la tierra, de suerte que desde lejos se parecian y devisauan en tal manera que vna muy señalada ssepultura que los yndios tenian echa a honrra de su simulacro, que fue por los españoles llamada la sepultura del diablo, se parecia y diuisaua por su gran altura desde una estendida legua de distancia.
Los españoles fueron sentidos por los yndios deste pueblo antes que llegasen a el, y asi, desanparandolo de rrepente, se dieron a huir casi a uista de los soldados, los quales no fueron nada perezosos en seguir el alcanze, y mediante su buena diligencia, prendieron al cacique de aquel pueblo y a su muger, que hera la natural37 señora de aquel pueblo, y era llamada la Toto38. Dieronse luego los soldados á buscar lo quen las sepulturas y casas auia, y hallaron en el buhio o sepultura del diablo mas de quarenta mill pesos de fino oro, sin otra mucha cantidad que por las casas y sepulturas se sacaron, como adelante dire.
CAPITULO QUARTO
En que se escriue los diferentes Cenues39 que ay, y qual es el principal, y las sepulturas que en este Fin Cenu se sacaron y su manera, y el disparate y muerte del capitan Ojeda y de sus ssoldados.
Antes que pasemos adelante sera uien dar noticia en este lugar desta noticia del Cenu, que tan nonbrada a sido en estos nuestros tienpos y codiciada de muchos, por lo que los principales deste Zenu donde Don Pedro de Heredia estuuo, dixeron a los españoles, y por otras cosas
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En la edición de Caracas falta el artículo
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En la edición de Caracas:
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En la edición de Caracas:
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En la edición de Caracas no se hace aquí punto, sino simplemente coma.
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En la edición de Caracas se dice:
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En el original están repetidas las palabras
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En el original se repiten aquí las palabras
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En la edición de Caracas:
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En la edición de Caracas se hace aquí punto, cortando el período.
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En la edición de Caracas se dice, sin duda por error de imprenta,
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En la edición de Caracas:
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Cenues ó Cenus, pues hay una letra borrosa. – En la edición de Caracas,