Название | DE NAUFRAGIOS Y AMORES LOCOS |
---|---|
Автор произведения | VICTOR ORO MARTINEZ |
Жанр | Исторические любовные романы |
Серия | |
Издательство | Исторические любовные романы |
Год выпуска | 2019 |
isbn |
La tuve conmigo más de un año, era mansita y aprendió pronto numerosas palabras, buenas y malas, luego en un viaje que hice a Camagüey se la llevé al Príncipe, que todavía la conserva. En ese último viaje andaba cuando murió mi abuela, como no pudieron localizarme me vine a enterar casi un mes después. De la vieja lo único que siempre guardé y guardo fueron buenos recuerdos, peleaba y regañaba como todas las abuelas, pero conmigo se portó siempre de maravillas. Ella fue la cómplice preferida de mis chiquilladas, raras veces me castigó y cuando me daba alguna nalgada yo sabía que estas le dolían más a ella que a mí.
A mediados de los ochenta se suspendieron las patentes a los merolicos, se suspendió también el Mercado Agropecuario y muchas gentes comentaban que se iba a implantar otra vez la Ley contra la Vagancia. Entrabamos en lo que se llamó Proceso de Rectificación de errores y tendencias negativas. Se hicieron famosas las operaciones policiales contra los acaparadores e intermediarios, de esa fecha fueron los casos de Pitirre en el alambre y otros de gran connotación pública.
Supuse y supuse bien que todo aquello no era sino otra fiebre más y decidí permanecer tranquilito. Muchos de mis socios se pusieron enseguida a conseguir una pega cualquiera que les protegiera las espaldas. Yo no, lo que hice fue disminuir mis operaciones y en consecuencia mis gastos también porque en realidad nadie sabía cuánto iba a durar aquella situación.
Como trapichar en la calle se volvía cada vez más peligroso y menos beneficioso ideé un negocito fácil y que llamaba poco la atención. Compré un motorcito eléctrico, lo monté en una tabla mediana y le puse una piedra de amolar. La práctica y habilidad como amolador la adquirí después de joder unos cuantos cuchillos y tijeras de mis vecinos de albergue, a los que por supuesto no les cobré el servicio. Cuando me sentí capaz y seguro lo eché todo en un bolso viejo y salí a la calle, por lógica, debido a las prohibiciones no me anunciaba, pero iba tocando puerta a puerta anunciando mis servicios. Por regla general en todas las casas hay siempre unas tijeras, machete o cuchillo que amolar, así que aunque el promedio de los que aceptaran mi oferta fuera de cuatro a uno, cuando llevaba visitadas sesenta o setenta casas lograda una buena clientela. Por los machetes cobraba tres pesos, dos por las tijeras y uno por los cuchillos. Tuve días de hacer hasta cincuenta pesos, era un negocio totalmente rentable, pues consumía la electricidad de los propios clientes y el trabajo lo realizaba dentro de las viviendas, lejos de las miradas de curiosos y chivatos. De esta manera sencilla pude hacer crecer de nuevo mi cuenta. Así me mantuve casi dos años y no me aburría porque daba buenos dividendos y además porque trabajaba cuando me parecía. Yo no sé cómo hay tanta gente, la mayoría, que soportan el castigo del trabajo diario, con un horario estricto y unos sueldos ridículos, aguantando los caprichos de jefes venáticos y sobre todo teniéndose que fajar a diario con las guaguas.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.