Neurocreatividad. Néstor Braidot

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Название Neurocreatividad
Автор произведения Néstor Braidot
Жанр Зарубежная деловая литература
Серия Colección Cerebro Vivo
Издательство Зарубежная деловая литература
Год выпуска 0
isbn 9789874238009



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mental de objetos y la comprensión del significado de expresiones faciales.

      El hemisferio izquierdo, que controla el lado derecho del cuerpo, procesa la información en forma analítica y secuencial.

      Es el que utilizamos cuando verbalizamos un discurso que preparamos con anterioridad o resolvemos ejercicios de matemáticas. Está relacionado con el pensamiento lineal.

      El hemisferio derecho, que controla el lado izquierdo del cuerpo, procesa la información en forma holística.

      Es el que empleamos cuando nos conectamos con la creatividad, visualizamos una obra de arte, escuchamos música… Está relacionado con el pensamiento creativo.

      Cuando uno u otro hemisferio predomina en el momento de procesar, interpretar y presentar la información, se habla de “dominancia cerebral”.

      Volveremos más adelante sobre los hemisferios y su entrenamiento puntual para favorecer la creatividad.

      La mente humana se define como el emergente del conjunto de procesos conscientes y no conscientes del cerebro, que se producen por la interacción y comunicación entre grupos y circuitos de neuronas que originan tanto nuestros pensamientos como nuestros sentimientos.

      Si bien las discusiones sobre la relación mente-cerebro son dinámicas y se abordan incluso en el campo de la religión y la filosofía, los especialistas en neurociencias prácticamente no discrepan en cuanto a que la mente tiene una base física: el cerebro.

      Mente y cuerpo no constituyen, en sí mismos, compartimentos estancos.

      Ambos sistemas interactúan con el entorno, modificándose recíprocamente, en un proceso caracterizado por una interrelación y una interdependencia permanentes.

      Durante el transcurso de millones de años de evolución, en el cerebro humano se han superpuesto progresivamente tres niveles que funcionan de manera interconectada, cada uno de ellos con sus características específicas.

      Los tres niveles del cerebro se conocen como:

      El cerebro reptiliano es la zona más antigua. Su nombre alude al parecido con el cerebro de los reptiles. Se localiza en la parte baja y trasera del cráneo.

      En el centro de este sistema se encuentra el hipotálamo, que regula las conductas instintivas y las emociones primarias, tales como el hambre, los deseos sexuales o la temperatura corporal.

      Al sistema límbico se lo conoce como el “sistema de las emociones”.

      Entre las principales estructuras que lo integran se ubican el hipocampo (que cumple una función muy importante en el aprendizaje y la memoria) y la amígdala, que dispara el miedo ante ciertos estímulos y desempeña un rol activo en nuestra vida emocional.

      Por último, el córtex o cerebro pensante, denominado también neocórtex, es el resultado más reciente de la evolución del cerebro (tiene menos de 4 millones de años).

      Como mencionamos, está dividido en dos hemisferios cerebrales conectados por el cuerpo calloso: una gran estructura de aproximadamente 300 millones de fibras nerviosas.

      El predominio de uno u otro nivel cerebral suele variar de acuerdo a las características de las personas.

      Por ejemplo, si un individuo basa gran parte de su vida en el razonamiento lógico (actúa bajo las directrices de su hemisferio izquierdo), tenderá a mantener distancia de sus emociones, ejerciendo un excesivo control sobre el sistema límbico, que no le permitirá desarrollar una vida afectiva plena.

      En cambio, si es excepcionalmente emotivo, sus impulsos pueden ocupar todo el espacio sin que la función evaluadora y analítica del córtex pueda intervenir.

      Una pequeña aclaración: la distinción entre distintos niveles cerebrales con sus especificidades no es estanca.

      En el proceso de evolución del cerebro, el hipotálamo se desarrolló entre el sistema límbico y el sistema reptiliano.

      Las neuronas son las células nerviosas que dan sustrato biológico a las funciones mentales como la atención, la memoria a corto y a largo plazo, la capacidad visual-constructiva y el razonamiento.

      El paso del impulso eléctrico de una neurona a otra (que se realiza a través de las dendritas) se denomina sinapsis, y se estima que cada neurona puede estar conectada con hasta 100.000 neuronas diferentes, con las que establece múltiples sinapsis.

      Los millones de conexiones sinápticas que dan forma al cerebro es lo que se denomina “arborización dendrítica”.

      Esta arborización permite una comunicación veloz y sumamente precisa entre los diferentes núcleos de neuronas que estructuran las distintas zonas cerebrales.

      Además de las dendritas, las neuronas tienen una ramificación más larga llamada axón. A partir de la activación de éste, se producen los contactos neuronales.

      Los neurotransmisores son las sustancias químicas que transmiten información de una neurona a otra en la mayor parte de los procesos de comunicación que se establecen entre ellas, es decir, durante la sinapsis.

      En la actualidad se conocen aproximadamente cien tipos diferentes de neurotransmisores y se cree que hay más.

      Cuando el cerebro segrega demasiada cantidad de una de estas sustancias puede anularse la función de otras. Por ejemplo, un individuo puede estar demasiado deprimido o acelerado debido a la acción de sus neurotransmisores.

      El estudio de estos mensajeros químicos es fundamental para comprender el funcionamiento de los procesos cerebrales y optimizar el desarrollo de algunas habilidades, como la velocidad mental, el aprendizaje y la memoria.

      Por ejemplo, la acetilcolina favorece la capacidad de atender y memorizar, la dopamina regula niveles de respuesta y es fundamental en la motivación, las emociones y los sentimientos de placer y la serotonina regula el estado anímico.

      Además de las neuronas, en el cerebro hallamos células gliales, que desempeñan funciones de nutrición y soporte de las neuronas y son esenciales para la formación de las redes neuronales, ya que intervienen en el procesamiento cerebral de la información.

      La glía cumple otros roles muy importantes para la salud y el funcionamiento del sistema nervioso.

      Entre ellos, defender a las neuronas de agentes patógenos que puedan afectarlas (cuando hay una lesión, se multiplican y participan activamente), protegerlas (mediante la vaina de mielina que recubre los axones) y remover residuos, como los derivados de la actividad neuronal (por ello se dice que actúan como el basurero del cerebro).

      Creatividad: uso y estímulo

      Crear es lo que nos diferencia de los animales (con quienes compartimos las habilidades límbicas) y de las máquinas (con las computadoras compartimos la capacidad de análisis lógico).

      Si bien muchos simios se comportan como si poseyeran mentes parecidas a la del hombre y son capaces de coordinar sus acciones,