40 ejercicios de neurociencia para la toma de decisiones. Néstor Braidot

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Название 40 ejercicios de neurociencia para la toma de decisiones
Автор произведения Néstor Braidot
Жанр Сделай Сам
Серия "40 ejercicios para…"
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9789874262271



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Braidot, Néstor Pedro40 ejercicios de neurociencias para la toma de decisiones Néstor Pedro Braidot.- 1a ed . Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Néstor Pedro Braidot, 2017.Libro digital, EPUBArchivo Digital: descargaISBN 978-987-42-6227-11. Neurociencias. 2. Toma de Decisiones. I. Título.CDD 158.2

      Edición a cargo de Flavia Tomaello | Diseño: Lucía Pérez Pozzan

      Algunas de las ilustraciones de este libro son gentileza de freepik.es

      Primera edición en formato digital: abril de 2018

      Digitalización: Proyecto451

      Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.

      Inscripción ley 11.723 en trámite

      ISBN edición digital (ePub): 978-987-42-6227-1

      El mundo es un ladrillo de decisiones. Todo aquello que nos mueve está vinculado a elecciones que se concretan.

      Qué palabra se incluye luego de la ya pronunciada, a qué sitio hay que dirigirse, qué se come, en qué mesa de un bar opta un sujeto por sentarse, a qué colegio enviar a los niños o qué espectáculo ir a ver.

      Todo es una decisión.

      Se suele circunscribir la idea a los ámbitos de negocios, pero en verdad lo que allí se expresa es el modo en que cada individuo se conduce con sus elecciones en la vida cotidiana.

      Optar implica decenas de mecanismos que involucran cuestiones como:

      • Dejar y abandonar.

      • Evaluar alternativas.

      • Medir consecuencias.

      • Resignar expectativas.

      • Ceder.

      • Negociar.

      • Ajustar acuerdos y respetarlos.

      • Analizar y deducir.

      • Gestionar la frustración.

      • Aceptar los posibles errores.

      • Visualizar el escenario.

      • Involucrarse.

      • Llevar el timón.

      • Ajustar rumbos.

      • Comprender lo sucedido.

      • Ir más allá.

      Algunos sujetos cuentan con habilidades más desarrolladas para decidir, en tanto otros se ven obstaculizados en su progreso, precisamente, por carencias en esa condición.

      Como toda capacidad, la toma de decisiones es un atributo perfectible. Las neurociencias están a la cabeza de las preferencias modernas en torno a ese camino de desarrollo.

      Aplicar una serie de prácticas que ejerciten tal habilidad es una senda posible y no compleja que repercutirá de manera satisfactoria tanto en espacios laborales como en aspectos personales.

      Para comenzar a ejercitar el cerebro y potenciar su capacidad de decisión es preciso comprender qué es y cómo funciona este engranaje fundamental de los seres humanos.

      Como una aproximación inicial, es posible decir que el cerebro es el órgano que alberga las células que se activan durante los procesos mentales conscientes y no conscientes.

      Cada una sus partes tiene una función específica, que es resultado de la activación y combinación de mecanismos complejos.

      Las funciones del cerebro se agrupan en tres grandes conjuntos:

      • Sensitivas. El cerebro recibe estímulos de todos los órganos sensoriales, los compara, los procesa y los integra para formar nuestras percepciones.

      • Motoras. El cerebro emite impulsos que controlan los movimientos voluntarios e involuntarios de nuestros músculos.

      • Integradoras. El cerebro genera actividades mentales como el conocimiento, la memoria, las emociones y el lenguaje, resuelve ambigüedades, da sentido al mundo y crea información a partir de datos incompletos.

      De este modo, entonces, el cerebro permite un abanico infinito de posibilidades. De manera somera mencionamos:

      • Mover la mano para saludar.

      • Gozar de un aroma que nos resulta conocido en la puerta de nuestro café favorito.

      • Diferenciar una marca de otra sólo a partir de su logotipo.

      • Pasar los pensamientos a palabras y el habla a escritura.

      • Almacenar conocimientos y recuerdos en la memoria.

      • Distinguir las distinciones entre dos elementos prácticamente iguales.

      • Hacer un Sudoku.

      Un ejecutivo entra a la sala de reuniones dispuesto a elegir un colaborador para su próxima tarea.

      Leyó los currículums de todos, mira a cada uno de los posibles candidatos sentados en la mesa (función sensitiva: ¿Le da una palmada a algunos? ¿Le resulta sólida su presencia? ¿Arremete la fantasía de cómo se desempeñará uno u otro en la tarea?), observa las caras…

      Recorre el salón.

      Los compara mentalmente (función integradora: recuerda haber leído un artículo periodístico sobre ciertas índices que potenciarían las habilidades disponibles y, al mismo tiempo, articularían un buen team, pero también le viene a la mente el comentario de un colega que hizo algunas advertencias sobre algunos de los sujetos).

      Sopesa toda esa información durante un buen rato. Se imagina la posible tarea que puede desempeñar uno y otro. Finalmente, se acerca al asesor externo y ejerce dos funciones motoras. La primera, levanta su dedo índice y apunta a la lista que tiene delante. La segunda, habla: “elegiremos a este”.

      Manipulación simultánea de variables

      Usted es un profesional muy ocupado. Consecuentemente, tiene una agenda complicada.

      Trate de responder la siguiente pregunta por medio de la reflexión, sin ayudarse con lápiz y papel: ¿Qué día es dos días antes al día siguiente a tres días después del día anterior al martes?

      LUNES

      MARTES

      MIÉRCOLES

      JUEVES

      VIERNES

      SÁBADO

      DOMINGO

      La corteza cerebral es la zona responsable de la capacidad de razonar, la que diferencia a los humanos del resto de los animales.

      Se encarga de las funciones cognitivas más elevadas, como el lenguaje, la planificación, la creatividad, la capacidad de relacionarse entre las personas, la asociación, la innovación y la imaginación.

      Es decir, se ocupa de todas las habilidades que requieren un comportamiento inteligente.

      Esta estructura lleva miles de años de evolución. Alcanzó una superficie tan importante que necesitó plegarse sobre sí misma para poder acomodarse dentro de las fronteras del cráneo.

      Así dio origen a las arrugas que forman los surcos y circunvoluciones.