Название | Mosaico transatlántico |
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Автор произведения | AAVV |
Жанр | Языкознание |
Серия | BIBLIOTECA JAVIER COY D'ESTUDIS NORD-AMERICANS |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788491341796 |
Como apuntaba, el primer destino del largo viaje de Eusebio Guiteras, acompañado de su hermano Antonio, era Nueva York. Visitaron en poco más de tres meses y medio, desde el 13 de julio hasta el 3 de noviembre de 1842, algunas de las ciudades más importantes del este de los Estados Unidos y de Canadá. Primero vieron Nueva York, Albany, Saratoga y Trenton, para contemplar las cataratas del Niágara; a continuación se detuvieron en Cabo Vincent para pasar a Canadá, visitar entre otras las ciudades de Kingston y Montreal, y volver al estado de Nueva York para ver Albany; luego se dirigieron a Boston en el estado de Massachussets; y finalmente regresaron de nuevo a la ciudad de Nueva York para permanecer los tres últimos días de su viaje en Filadelfia.3
Eusebio Guiteras inicia en el buque Gaspar Hausser la redacción del primero de sus tres libros de viajes, cuyas primeras 67 páginas abarcan su largo itinerario por Norteamérica.4 Antes de partir había previsto su tarea como cronista. Así, el Libro de viaje 2 se inicia con esta breve nota:
Aunque no tenia, cuando salí para los Estados Unidos, mas que dice y nueve años, sin embargo, hice el propósito de escribir ese Diario, y hasta forme mi plan para su composición. Como no encontrase en Matanzas libros en blanca a propósito, hice hacer estos por D. Narciso Olmo, dueño de la única papelería y taller de encuadernación que entonces allí había. Cuando visitaba un lugar, hacia mis apuntes en pedazos de papel o librillos de bolsillo, y luego en mi cuarto, sin perder tiempo, trasladaba mis apuntes al Diario, consultando la guía, si la tenia. (Guiteras, 2010: 161)
En este Diario, así lo llama el autor, refleja el joven Guiteras las experiencias de un viajero que sale por primera vez de su patria con una finalidad evidentemente formativa: visita otros países, observa otras sociedades, examina costumbres e instituciones de otras civilizaciones con el propósito de instruirse, de cultivar su mente y su espíritu, y prepararse para llevar a cabo en el futuro una actividad profesional comprometida con la sociedad cubana. En este sentido la mirada de Eusebio Guiteras representa claramente la actitud del latinoamericano para el que los Estados Unidos se alza como “paradigma de futuro”, mientras que Europa se presenta como el Antiguo Continente, “espacio en crisis” del que es preciso aprender (Bustamante y Ferrús, 2014: 9). Efectivamente, como se verá, la primera breve estancia de Guiteras en los Estados Unidos muestra la fe de este joven cubano en la nueva civilización que se revela ante sus ojos, frente a una Europa vetusta, aunque interesante. Guiteras estudiará el viejo continente con viva curiosidad como cuna de la Historia,5 mientras que analizará la sociedad norteamericana como un mundo que puede servir como modelo para su Cuba natal.
No obstante, este primer testimonio de Eusebio Guiteras en contacto con los Estados Unidos, punto de partida de este trabajo, servirá para observar la evolución que el paradigma de la civilización norteamericana sufre en el pensamiento de este escritor cuando la Historia —la de España, la de Cuba y la de Norteamérica— y la experiencia personal hagan mella en este cubano, porque no será esta la primera vez que Eusebio Guiteras viaje a los Estados Unidos. De hecho, su vida quedará íntimamente ligada a este país, y Filadelfia, a la que se refería en el Libro de viaje de 1842 como “la ciudad mas bella de los E.U.” (Guiteras, 2010: 71), se convertirá en su lugar de residencia durante sus últimos años de vida, a partir de 1868.
Entretanto su actividad cabalga entre Cuba y los Estados Unidos, adonde se traslada en ocasiones debido a la salud de su mujer o de uno de sus hijos. Así, viaja a Norteamérica en 1848 con su esposa, Josefa Gener con la que había contraído matrimonio en 1845, debido a su quebradiza salud (Guiteras, 1894: 101).6 En 1850 le encontramos en La Habana, donde fue encarcelado durante seis meses por sus ideas excesivamente exaltadas respecto del proyecto identitario cubano. En Matanzas se convierte en el tercer director del colegio “La Empresa”, cargo que ocupa entre 1850 y 1853, y en el que le sucedió su hermano Antonio (De la Cruz, en Meza y Suárez Inclán, 1908: 25).7
Entre 1854 y 1858 se traslada de nuevo a Filadelfia (Meza y Suárez Inclán, 1908: 10), preocupado por la salud de Juan, el único de sus cinco hijos que le quedaba con vida. La labor pedagógica de Eusebio en esta época es quizá la más importante, pues en Filadelfia redacta sus libros de lecturas, que gozaron de un gran éxito editorial y que fueron los libros de texto en los que se educaron los niños cubanos durante generaciones.8 Entre 1858 y 1868 regresa de nuevo a Matanzas dedicándose a la enseñanza (De la Cruz, en Meza y Suárez Inclán, 1908: 25). Allí le encontramos en 1861 recibiendo de manos de Gertrudis Gómez de Avellaneda el premio en los Juegos florales de aquel año (Guiteras, 1894: 107); al siguiente colaborando en la Exposición de Bellas Artes de la ciudad y ocupando a continuación diferentes cargos relacionados con la educación en el Ayuntamiento, hasta que en 1867 es nombrado concejal electo (Páez Morales, 2014). Con el estallido de la guerra de los Diez Años y sus consecuencias, entre ellas el cierre de “La Empresa” por causas políticas, la vida de Eusebio Guiteras se hace insostenible en Cuba y decide exiliarse a Filadelfia donde residió hasta su muerte en 1893, aunque vivió cuatro años en Charleston (Guiteras, 1894: 110).
Esas impresiones y experiencias vividas en sus diferentes estancias en los Estados Unidos se reflejarán en Un invierno en Nueva York. Apuntes de viaje y esbozos de pluma, volumen que publicó la editorial barcelonesa Gorgas y Cª en la “Biblioteca de La Ilustración Cubana”, sin fecha de impresión, aunque es posterior a 1886.9 El subtítulo de la obra recoge más fielmente que el título el contenido de Un invierno en Nueva York, pues efectivamente, a pesar de que el autor advierte que “mi compromiso con el amable lector es hablar de esa ciudad en invierno” (Guiteras, s.a.: 16), el volumen no contiene las vivencias del autor durante un invierno en la ciudad. De hecho, como señala Guiteras, “si bien el título de este libro parece circunscribir sus límites al invierno, se ve, no obstante, que la narración se sale de ellos cuando al autor le place, y corre á más y mejor dentro del recinto de las estaciones vecinas” (s.a.: 184).
El autor refiere al iniciarse el volumen que llegó a Nueva York proveniente de La Habana en “uno de los primeros días de septiembre” (s.a.: 9) que debe fecharse en 1868, momento en el que se marcha definitivamente a Filadelfia.10
Era esta la primera vez que visitaba yo los Estados Unidos después de la guerra civil que asombró al mundo, y en que la sección esclavista del sur fué subyugada por la abolicionista del norte. A ojos vista conocíase el espíritu marcial dominando en todas las clases. Esto era nuevo para mí, y me causó una penosa impresión. (Guiteras, s.a.: 20).
Más adelante, en el capítulo VI, titulado “Las elecciones”, el autor realiza la siguiente aclaración:
El mes de noviembre es el señalado, cada cuatro años, para la elección de presidente y vicepresidente de los Estados Unidos. Yo me detuve en el pueblo del Bristol para presenciar el acto. No era la primera vez, pero el interés era ahora más vivo para mí. […] Después de una elección de presidente, vió el mundo atónito al pueblo de los Estados Unidos, armado y en orden de batalla, en campos opuestos. Sangrienta fué la lucha, en que antes que el valor peleaba el odio; y cuando en medio de ella, un bando reeligió al mismo hombre para la presidencia, este hombre cayó, el pecho atravesado por el puñal de un fanático asesino. (Guiteras, s.a.: 62-63)
Guiteras