Hidráulica agraria y sociedad feudal. AAVV

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Название Hidráulica agraria y sociedad feudal
Автор произведения AAVV
Жанр Документальная литература
Серия Historia
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788437089485



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hay muy poca información que pueda ayudar a reconstruir el elenco de plantas. Sólo la excavación de unos silos amortizados a finales del siglo xii y principios del xiii, situados en la proximidad del molino de Can Fatjó, en el Riu Major (Cerdanyola), ha permitido realizar análisis antraco- lógicos de los restos de carbones, entre los cuales, aunque de forma minoritaria junto a especies características del bosque circundante, aparecen carbones de pomoideae, grupo en el que se incluyen especies como el manzano, el peral o el níspero, y también de ficus carica (higuera) (Ros, 1999). La autora del análisis considera que los carbones hallados son restos de madera utilizada como combustible donde habría, además de maderas de bosque, los restos de la poda de árboles de cultivo.

      Según R. Martí (1988b), a partir del siglo xi los únicos constructores de molinos o de canales derivados de cursos estables de agua eran los señores feudales, al menos en Cataluña. P. Bonnassie situaba el momento inicial de construcción de sistemas hidráulicos, por parte de grandes linajes aristocráticos y monasterios, a mediados del siglo x y lo califica de verdadero impulso tecnológico y expansión productiva (1975, I: 462), aunque algunas páginas más adelante atribuye a los esfuerzos campesinos la construcción de canales para la irrigación en los cursos inferiores de los ríos Besós y Llobregat (Barcelona), mientras que la intervención de «poderes públicos» debió de ser más tardía, al menos posterior a la primera mención del «rec comtal» de Barcelona en el 1075. S. Caucanas (1995: 26-28) menciona tres ejemplos de finales del siglo ix y del x y xi de construcciones dirigidas o impulsadas por instituciones religiosas.

      Por ahora es difícil evaluar el alcance de esta actividad hidráulica, aunque no parece que suponga la substitución de los sistemas hidráulicos supuestamente campesinos que los feudales se apropian en un principio. Las referencias documentales a concesiones para construir canales y molinos no han sido contrastadas arqueológicamente de forma general. Los abades del monasterio de Sant Cugat, por ejemplo, promovieron sólo la construcción de un molino nuevo en el área estudiada (Kirchner, 2006).18 En cambio, P. Bonnassie (1975: 562) interpreta las referencias a molinos contenidas en los documentos del siglo x como una prueba de la iniciativa de los monasterios, obispos y familias aristocráticas en su construcción.19 Uno de los ejemplos aducidos por Bonnassie, la supuesta construcción del molino en el torrente de Xercavins, no llegó a realizarse. El documento que se refiere a este molino20 es, de hecho, un pleito con Sunifredo, vicario del castillo de Rubí, que pretendía construir un molino nuevo alimentado por las aguas de las fuentes del Xercavins que ya abastecían los molinos del monasterio situados en el río Rubí.21 Seniofredo perdió el pleito. Los molinos de Sant Cugat estaban, efectivamente, en el río Rubí, alimentados por canales de derivación que recibían agua del río, que se nutría de las fuentes de su afluente Xercavins. La prospección y las noticias de restos de molinos en el río Rubí corroboran la descripción del documento. En el torrente de Xercavins no constan restos de ningún molino.

      El mismo autor aduce otro ejemplo, en este caso de cómo los aristócratas y monasterios promovían la construcción de molinos. Se trata de un documento según el cual el monasterio de Sant Cugat habría proporcionado la parcela y las aguas para construir un molino y el receptor se compromete a construir el molino y el sistema hidráulico.22 Creo que el documento no debe ser entendido así. El abad Juan otorga una carta precaria a Guitesindo y a su hermana Susana sobre un alodio situado en el río Riusec, en el lugar de Ruginada, que es descrito con toda precisión como una parcela regada con fuentes que surgen en ella y unas casas, acondicionado y cultivado por el propio Guitesindo.23 A cambio, el abad pide el pago de la tasca y la mitad de un molino que Guitesindo construyó en el lugar de Saltells.24 El lugar de Ruginada lindaba con el Riusec y, por tanto, debió de estar cerca del lugar de Saltells, también situado en el fondo de valle del Riusec, pero se trata de dos sitios diferentes. El molino se encontraba en Saltells y había sido construido por Guitesindo. Así, el documento es más bien un buen ejemplo de qué tipo de procedimientos legales utiliza el monasterio para apropiarse de parcelas, espacios regados y molinos fundados anteriormente por grupos probablemente campesinos.

      Los ejemplos descritos por S. Caucanas en el Rosselló de iniciativas señoriales en la construcción de sistemas hidráulicos tampoco son concluyentes. El primero es una donación que un matrimonio hace al monasterio de Lagrasse de su villa de Pézilla-la-Rivière, reservándose el dominio útil durante su vida. En la enumeración de bienes que componen esta villa figuran molinos y canales que van desde el pueblo de Pézilla a los territorios de tres asentamientos más. Nada indica, pues, que el monasterio hubiera promovido la construcción de un sistema hidráulico, sino más bien que se apropió de él (Caucanas, 1995: 26). El segundo ejemplo debería ser revisado: en 988, Oliba, conde de Cerdanya, y su esposa dan al monasterio de Sant Miquel de Cuixà la villa de Baho (comprada por los donantes previamente). S. Caucanas dice que «un canal fue construido para alimentar los molinos ya edificados en Baho para permitir la irrigación del terrazgo» y que «el monasterio podrá establecer la presa de aguas en el río Têt, entre el Soler y Millàs, y conducir dicho canal hasta Baho». La explicación es confusa, puesto que si «ya» existen molinos, debe existir necesariamente alguna canalización que los alimente. A lo largo de cincuenta años, el monasterio va haciendo otras adquisiciones por medios diversos, de predios por donde pasaba el canal. S. Caucanas interpreta que el monasterio no lo pudo construir hasta que hubo conseguido asegurarse todo el recorrido (1995: 26-27). Sin embargo, en las reseñas de los documentos menciona referencias al canal ya construido. ¿No podría ser que los abades de dicho monasterio programaran la adquisición de todos los predios por donde ya pasaba el canal, para controlar toda su gestión? En este caso, la construcción de dicho canal no habría sido promovida por el monasterio.

      El tercer ejemplo parece ser el único que atestigua la construcción de una canalización por parte de un poder feudal. Se trata de un documento por el cual el abad de Saint André de Sorède autoriza al obispo de Elna a conducir el agua del Tech por las tierras del monasterio hasta Elna (p. 28).

      En cualquier caso, S. Caucanas, al fijarse en la condición social de los posesores de los molinos antes de la transacción que comporta la apropiación señorial, concluye que la iniciativa en la construcción de sistemas hidráulicos no es únicamente debida a las familias condales y a los monasterios. Entre los vendedores y donantes figuran abundantes «pequeños aleutiers». S. Caucanas (p. 27), como P. Bonnassie (1975, I: 465), advierten de que monasterios y señores laicos muestran un gran interés por dominar los sistemas hidráulicos en su conjunto, sus molinos, la gestión de los canales y las parcelas irrigables, pero ello no implica, tal como intentan demostrar, que los feudales sean promotores de obras hidráulicas en los siglos x y xi.

      Por lo tanto, la aparición documental de estas estructuras hidráulicas corresponde al momento en que los feudales laicos y eclesiásticos se las apropian, y no data el momento de su construcción ni permite deducir que los constructores no sean campesinos. La mayoría de los molinos y sistemas hidráulicos, así como los espacios regados asociados, emergen en la documentación, abruptamente, a partir del siglo ix o x,25 pero el momento de su construcción, probablemente campesina, no tiene por qué ser contemporáneo de las menciones, ni siquiera inmediatamente anterior. Las fechas de los documentos sólo indican que estas infraestructuras ya existían en aquel preciso momento.

      En zonas de conquista feudal se constata también la existencia de una estructura agraria campesina consolidada que es objeto de dominio por parte de señores laicos y eclesiásticos. En la zona del Penedès, al sur de Barcelona, donde el conde de Barcelona promueve la conquista y ocupación a partir de finales del siglo x, los señores laicos que colaboran en la expansión y el monasterio de Sant Cugat adquieren dominios donde se incluyen tierras cultivadas, molinos, casas, etc. Aparentemente, los nuevos señores no impulsan transformaciones significativas en esta estructura agraria (Batet, 1996).

      La apropiación de estructuras agrarias campesinas, inicialmente concebidas para la supervivencia y convertidas después en fuentes de renta, sigue siendo el procedimiento que caracteriza los centros monásticos más tardíos en las zonas de conquista sobre territorios andalusíes. También, entonces, la construcción de sistemas nuevos es muy esporádica. Es el caso del monasterio de Santes Creus (Tarragona), que, en el siglo xii y en un área