Traumaterapeutas en la caja de arena. José Luis Gonzalo Marrodán

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Название Traumaterapeutas en la caja de arena
Автор произведения José Luis Gonzalo Marrodán
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788426734068



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y cerremos la sesión.

      Tras fotografiar la caja de arena desde el ángulo que los pacientes deseen (se pueden hacer varias fotos, si las personas durante las diferentes fases hicieron cambios y modificaciones en la escena primaria), es importante cerciorarse de que aquellas terminan bien la sesión, reguladas emocionalmente, dándoles tiempo para que puedan reconectar con el mundo real, para que hagan una transición suave del mundo en la arena a la vida cotidiana. Sin prisa. Hay que prever una sesión con tiempo suficiente, entre 60 y 90 minutos.

      La caja de arena se desarma al terminar y se devuelve todo a su sitio. Los pacientes son los que retiran las miniaturas e ítems del interior de las cajas y las depositan en los mismos lugares en los que antes estaban colocados en la estantería. Se limpia de arena la base de cada miniatura con un cepillo y se pasa un rastrillo por la arena de la caja para que no se quede ningún ítem escondido. Se limpia y barre la sala, si ha caído algo de arena al suelo, y se deja todo preparado para la siguiente sesión de caja de arena.

      2.6 Sobre la interpretación de las escenas creadas en las cajas de arena: ¿Cuándo? ¿Cómo?

      En mi opinión, y basándome en todos mis años de experiencia con los pacientes y la caja de arena, respecto a la necesidad o no de interpretar esta, coincido con Bradway y McCoard (1997) cuando afirman que es mejor no hacerlo hasta que el proceso no verbal haya tenido tiempo de operar en la mente y las actitudes y la conducta se hayan integrado con lo que ocurre en el proceso de sandplay. Con determinadas personas esto supone un proceso terapéutico que puede prolongarse en el tiempo. Una muestra de lo que dicen estas autoras se observa en la caja de arena de B (ver epígrafe 4.4.1). Con otras personas, en cambio, dicho proceso puede alargarse menos y las podemos ayudar vinculando el mundo en la arena con el «ámbito personal» (Rae, 2013) en menor cantidad de tiempo.

      Cuando vinculamos el mundo en la arena con el mencionado ámbito personal, lo que hacemos es aplicar de un modo realista lo que a los pacientes se les ha revelado en las cajas de arena a su vida cotidiana, cómo llevar esa toma de conciencia a su vida real. También analizamos la relación de dichas revelaciones con los motivos y problemas por los que aquellos nos han consultado como expertos que somos en psicoterapia (Rae, 2013), ayudándolos a comprenderse mejor a sí mismos y a reestructurar de una manera ordenada el material clínico de las cajas (ver apartado 4.3.).

      A modo de contraste, con niños que habían padecido una negligencia grave durante los primeros seis-ocho años de vida, abandonados en orfanatos donde no existían contacto ni relaciones humanas, he trabajado con éxito en terapia con las cajas de arena sin usar palabras, pues presentaban trastornos graves del desarrollo que afectaban al área del lenguaje. No hizo falta ni hablar ni interpretar nada para que funcionara. Permití, como dice Margaret Lowenfeld, que los niños fueran los expertos en sus cajas (un espacio libre y protector) y atendí a lo que hacían y mostraban en sus mundos. Esto conviene dejarlo claro, sobre todo con los niños: jugar es el mejor modo que tienen de aprender y resolver sus conflictos psíquicos. Ahora bien, en traumaterapia (Barudy y Dantagnan, 2017) combinamos la técnica de la caja de arena con otras técnicas y con un trabajo con la BASE de cuidados (los padres o referentes del niño) y el contexto (los tutores escolares y otros profesionales que intervengan con el chico). Ninguna técnica por sí sola puede garantizar beneficios terapéuticos en terapia infanto-juvenil si no se integran adecuadamente en el enfoque de intervención terapéutica estos elementos (BASE y contexto).

      Del mismo modo, con algunos pacientes adultos tampoco he llevado adelante esta labor interpretativa verbal explícita, porque no estaban preparados para ello y necesitaban un acercamiento metafórico y requerían de un mayor grado de distancia con respecto a lo traumático representado. Sin embargo, la experiencia de construcción de las cajas de arena les ha permitido lograr un alivio emocional y encontrar otro lenguaje para poder comprenderse a sí mismos y expresarse, usando metáforas y alegorías a las que no les hace falta la palabra, pues se explican por sí solas; es otro lenguaje más complejo y profundo. Por ello, antes de hacer un trabajo interpretativo explícito usando la palabra, hemos de preguntarnos el porqué, el para qué y el cuándo de este. ¿Es útil y beneficioso para determinado paciente en ese momento de su vida trabajar en la cocreación de interpretaciones? ¿Está preparado para un trabajo de semejante naturaleza? ¿Tiene una red psicosocial de apoyo que lo acompañe fuera de las sesiones de terapia? ¿Presenta la suficiente estabilidad emocional en su vida en ese momento? La caja de arena no requiere de una interpretación verbal para que sea un abordaje terapéutico eficaz. A Dora Kalff no le gustaba que catalogaran el sandplay como una terapia complementaria a la terapia verbal, para ella era un abordaje terapéutico per se.

      ¿Qué dicen los especialistas en sandplay sobre el tema de la interpretación? La mayoría convienen con Weinrib (1983) en que «al terminar de hacer su caja de arena, las explicaciones y amplificaciones pueden ser necesarias para algunos pacientes, así como las respuestas a las preguntas». Pero es verdad que, «a veces, poco hay que añadir, porque las imágenes parecen hablar por sí solas, directamente, a los pacientes, como si estos viesen las imágenes de su propio proceso de desarrollo». También los autores están de acuerdo en hacer interpretaciones verbales con los pacientes, si estos presentan una personalidad cohesionada y un yo bien constituido. Así, Ammann (1991) considera que, «una vez que el proceso ha terminado, es importante (para analizados con un yo estable) trabajar cuidadosamente con las imágenes» (fotografías de las cajas de arena).

      Del mismo modo, Kuchuck (2021) habla de la corriente intersubjetiva, que ha renovado el psicoanálisis, llevándolo hacia lo relacional, que sintoniza muy bien con el modelo de traumaterapia de Barudy y Dantagnan, afirmando que «el paciente y el terapeuta crean una tercera entidad con sus propias dinámicas, ritmos y características. Cada miembro de la díada clínica participa en las interacciones, de tal