Название | Orar por el rebaño |
---|---|
Автор произведения | Brian Croft |
Жанр | Философия |
Серия | Pastoreo práctico |
Издательство | Философия |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9781629462899 |
Es verdad, la preparación para el sermón por lo general ocupa la mayor parte del tiempo de un pastor durante la semana. Pero incluso en esa área, el tiempo requerido puede sorprender a aquellos que están más conscientes de los horarios de su pastor. Muchos suponen que debido al conocimiento que su pastor tiene de la Biblia y a sus dones para hablar en público, su preparación para predicar debe ser una tarea fácil y rápida. Pero la verdad es que los hombres dedicados a la predicación expositiva de la Palabra de Dios por lo general dedican de quince a veinte horas, o en ocasiones más, cada semana para cumplir con esa tarea.
Al mismo tiempo, los pastores de Dios no sólo alimentan a sus ovejas; también las protegen a través de la oración. Los pastores fieles, lejos de la vista del rebaño, a menudo pasan mucho tiempo intercediendo por ellos delante del Padre. Ahí, ellos derraman sus almas para que Cristo sea formado en cada miembro del rebaño (Gálatas 4:19), “a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” (Colosenses 1:28). Ahí, ellos lloran por los que retroceden, se afligen por los conflictos, claman por la bendición de Dios sobre la iglesia, y suplican por la salvación de los perdidos.
El tipo de pastor que Jesús describió como “el asalariado, y que no es el pastor” (Juan 10:12) puede hacer las obras públicas necesarias para recibir un cheque como pago, pero los verdaderos pastores aman al rebaño de Dios. Los verdaderos pastores aman al rebaño cuando están presentes con ellos, y aman al rebaño cuando no están presentes con nadie más que con Dios. Y una de las formas en las que muestran este amor es llevando sus necesidades (conocidas y desconocidas, tangibles y espirituales, individuales y congregacionales) a Jesús el Buen Pastor en oración. Así es como actúan los dos pastores que escribieron este libro, mis amigos Brian Croft y Ryan Fullerton. De manera que, sabemos que los pastores fieles oran por el rebaño, pero ¿cómo oran exactamente? o, mejor dicho, ¿cómo deberían orar? Orar por el Rebaño nos ayudará a responder esa pregunta.
Este libro es esencialmente una teología pastoral de la oración. Está dividido en dos secciones, en las cuales se combinan los aspectos teológicos y prácticos de la oración por el pueblo de Dios. Aquí encontrarás instrucciones bíblicas con respecto a la oración, y también encontrarás ayuda para organizar tu oración pastoral en lugar de orar aleatoriamente por el rebaño. Aquellos que son nuevos en el ministerio pastoral o que se están preparando para ser ministros se darán cuenta de que es un libro particularmente útil.
En pocas palabras, Orar por el Rebaño, el cual fue escrito por dos pastores que son hombres de oración, te enseñará acerca de la oración por el pueblo de Dios. Si te encuentras en el ministerio pastoral, querrás considerar este libro. Si eres miembro de una iglesia, considera la opción de regalarle este libro a tu pastor. Los creyentes deberían sentirse bendecidos al saber que un pastor ora por ellos personalmente de esta manera. Para mí, eso es una gran bendición.
Don Whitney
LA ORACIÓN ES el aspecto más difícil de mantener en el ministerio pastoral. Cuando me convertí en pastor principal, mi vida y mi ministerio de repente se volvieron muy ajetreados (con más ocupaciones de las que había tenido antes). Yo sabía cuál era mi llamado; y sabía qué era lo que debía hacer. Sin embargo, semana tras semana, veía que las cosas que se suponía que tenía que hacer se apretaban dentro de mi agenda debido a las urgentes demandas de mi tiempo. Y la tarea que parecía apretarse cada vez más era la oración.
No estoy solo en esta lucha. La oración requiere tiempo. Y por lo general, la oración es mucho más fructífera cuando se realiza en un lugar tranquilo, sin interrupciones ni distracciones. Pero probablemente las necesidades de oración de la gente no son las que ocupan gran parte de tu tiempo de oración. Si fallas en tu tarea de orar, nadie se dará cuenta. Y apartar tiempo para orar requiere de intencionalidad y planificación. Así que, en medio del ministerio, con gente que quiere tu tiempo y tu atención, además de muchas tareas urgentes que cumplir, es fácil descuidar el tiempo de oración.
Un pastor sabe que predicará cada siete días, sin importar cuán apretado sea el resto de su horario. El sermón debe estar listo sin importar lo que pase, por lo tanto, los pastores siempre apartan un tiempo específico para eso. También hay personas enfermas en el hospital, cuyo sufrimiento no puede ser ignorado. Esas prioridades tienen un gran peso sobre tu conciencia, así que, incluso cuando estés muy ocupado, encontrarás tiempo para atenderlas. La gente muere inesperadamente, y el pastor le dará prioridad a la familia y a la funeraria mientras hacen planes para el funeral. Las reuniones del personal de la iglesia, las reuniones con los ancianos y los diáconos, y otras reuniones del comité se planifican con antelación, y se convierten en prioridades predeterminadas en la agenda de un pastor. Como pastor, no puedes faltar a una reunión, porque otras personas dependen de que estés presente para que ejerzas tu liderazgo.
Pero en el caso de la oración las cosas no son así.
La oración puede llegar a tener un peso sobre tu conciencia, pero nadie te va a hacer recordatorios ni quejas. Las personas por las que no oras no están conscientes de que están siendo olvidadas en tus oraciones. Las peticiones de oración pueden ser parte de tu lista de actividades por un día, pero fácilmente pueden ser olvidadas a medida que enfrentas demandas más urgentes. Muchos pastores, incluido yo, pueden ir semana tras semana descuidando la oración por la iglesia. Al principio, podemos escuchar una suave voz que nos recuerda nuestra responsabilidad de orar por ellos, pero poco a poco esa voz se desvanece y se pierde entre el ruido de la vida ocupada y el ministerio. Y si pasa suficiente tiempo, estos recordatorios (e incluso el deseo de orar) tarde o temprano desaparecerán. Irónicamente, un pastor puede estar tan ocupado esforzándose por cuidar a su gente que nunca se toma un tiempo para orar por ellos.
Y nosotros sabemos que eso no está bien. Nuestra falta de oración revela una falta de fe, y exhibe el hecho de que nuestras prioridades están desordenadas. De hecho, el objetivo de este libro es subir el volumen para que oigas esa suave voz que te habla al corazón, la voz que has aprendido a ignorar en medio de tu ministerio. Nuestro objetivo no es hacerte sentir culpable ni manipularte para que ores. No, nosotros confiamos en que el Espíritu de Dios, a través de Su Palabra, hará el trabajo necesario para convencerte y aumentar tu deseo de orar.
Tenemos la esperanza de cumplir ese objetivo a través de resaltar un tema que es recurrente a lo largo de las Escrituras. Tú tienes un llamado único de Dios para venir ante Dios en nombre de tu gente, rogándole a Dios que obre y se mueva entre ellos. En pocas palabras, tienes un llamado a interceder por tu rebaño. Y nuestro llamado a interceder por nuestra gente sigue el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, y es posible gracias a Su gloriosa intercesión por nosotros.
En las siguientes páginas vamos a observar cómo la obra de oración sigue un patrón bíblico consistente que se aplica a los líderes de Dios (parte 1). En la segunda mitad del libro vamos a resaltar algunos de los aspectos prácticos de la oración, los cuales esperamos que te ayuden a estar mejor equipado para orar por tu rebaño. Estas son herramientas para ayudarnos a impulsar esta disciplina tan necesaria para nuestra vida y nuestro ministerio, restaurando la oración a su lugar apropiado.
Y con la finalidad de ofrecerte un mejor servicio y compensar mis deficiencias en la oración, le he pedido a mi querido amigo, Ryan Fullerton, que sea mi compañero de escritura en esta obra. Yo entiendo lo que la Biblia enseña y lo que Dios espera de nuestras vidas de oración como pastores, pero Ryan ha sido un ejemplo de eso a lo largo de muchos años. Yo he desarrollado algunos sistemas y procesos que me permiten pastorear y orar eficazmente por mi iglesia, pero Ryan tiene una pasión genuina por la oración, una pasión que a menudo me hace falta. Ryan no sólo ha sido un fiel pastor de su rebaño durante más de una década, sino que me ha desafiado, más que nadie en mi vida, a orar fervientemente por mi propia alma