La mayoría de nosotros tenemos un planteamiento exclusivamente transaccional de las relaciones en la empresa: tú haces como que me pagas, yo hago como que trabajo. Si te pago más, trabajas más. Si te ofrezco incentivos, te esfuerzas adicionalmente. A través de investigaciones, experimentos y casos reales relacionados con la motivación, Daniel H. Pink nos demuestra que lo que realmente funciona es la motivación intrínseca. El palo y la zanahoria son unos pésimos sucedáneos de motivación, que sirven únicamente para tareas muy rudimentarias. Para ilustrar esto, el autor nos recuerda los experimentos de Harry Harlow —en los que quedó demostrado el hecho de que el aprendizaje significativo y el desempeño eficiente se logran sin incentivos especiales o externos— y de Edward Deci, en los que se observó que el uso del dinero como incentivo externo hace que los sujetos pierdan interés intrínseco por la actividad. Esto no significa que el dinero no sea motivador, sino que motiva de otra manera. Si un profesional no cobra lo que necesita, no va a contribuir como podrá; hay que pagarle lo suficiente como para que no piense en el dinero. Según Pink, los pilares de la motivación intrínseca son tres: la autonomía (el deseo de dirigirse a uno mismo, de hacer una contribución decisiva), la maestría (llegar a dominar la disciplina por la que tenemos vocación) y el propósito (la misión, la visión y los valores de una empresa). Las organizaciones que saldrán de la presente crisis son aquellas que maximizan su propósito, no su beneficio.
El diseño de experiencias es tan viejo como el mundo. Desde el comienzo de los tiempos se han diseñado ceremonias religiosas, edificios o espectáculos con el fin de transmitir unas determinadas experiencias. A pesar de que la mayoría de las empresas transmite experiencias sin pensar en ellas, consciente o inconscientemente, todas las crean. La gestión de experiencias es un sistema para administrar de forma sistemática las señales sensoriales y emocionales (pistas) emitidas durante la experiencia del cliente, con el fin de añadir valor al producto o servicio que fabricamos y lograr así una ventaja competitiva. Marketing de Experiencias es uno de los primeros libros en realizar un acercamiento práctico y sistemático a la creación y gestión de la experiencia total del cliente como proposición de valor. En él, Lewis P. Carbone no sólo hace una apología de la ingeniería de experiencias, a la que se dedica profesionalmente como consultor desde hace más de veinte años, sino que además nos presenta las claves para evaluar el tipo de experiencias ya existentes en la empresa, auditarlas, diseñar otras nuevas, instaurarlas y darles seguimiento.
La huella dejada por el presidente J. F. Kennedy en la vida y la política estadounidenses es inmensa. Desde su asesinato, ocurrido en Dallas en 1963, no ha habido presidente o candidato presidencial que no haya intentado erigirse en depositario de su legado. Lyndon Johnson estaba obsesionado por su figura, Richard Nixon sentía envidia hacia su personalidad, Jimmy Carter trató de emularle, Ronald Reagan copió su estrategia en política exterior y Bill Clinton se enorgullecía de la fotografía en la que se le veía estrechándole la mano a su gran precursor. El atractivo de la figura de Kennedy, aun 40 años después de su muerte, perdura con toda su fuerza inicial. Los sondeos de la opinión pública estadounidense le han confirmado como el segundo presidente más grande de la historia del país y la aprobación que su política y mandato todavía suscitan es la más alta jamás conocida. Aunque algunos analistas han querido ver en este éxito algo inevitable, dado el origen acomodado del personaje, su educación o relaciones, lo cierto es que, para llegar a ser lo que fue, Kennedy, aparte de contar con esas ventajas iniciales, también superó obstáculos que se le interpusieron en su camino hacia el liderazgo de la nación norteamericana. En este libro, John A. Barnes nos descubre de manera sistemática y pormenorizada los principios que inspiraron el estilo de liderazgo de Kennedy, los retos que le permitieron consolidarlo y también los errores de los que él, como cualquier persona, no estuvo libre. Su fórmula de éxito para el liderazgo, según Barnes, estaba compuesta de los siguientes elementos: ser capaz de fijar sus propias reglas, haber empezado temprano, saber dominar la imagen pública, hacerse amigo de los medios de comunicación y apoyarse en el personal de la Casa Blanca como principales consejeros e instrumentos de su política.
¿Alguna vez te has preguntado por qué hay personas que se levantan motivadas todas las mañanas para ir a su trabajo, a estudiar o a realizar cualquier otra actividad? Claro, es porque disfrutan lo que hacen, pero quizá tú también haces algo que te gusta y no te sientes tan motivado o satisfecho como ellos. ¿Qué es lo que hacen? ¿Cuál es su secreto? ¿Será que la satisfacción es un privilegio que solo unos pocos pueden obtener? La verdad es que no. La satisfacción no es un privilegio, es un derecho. Cada uno de nosotros tenemos derecho a sentirnos realizados por nuestro trabajo, a sentirnos motivados para ir a trabajar, y a regresar a casa con la sensación de haber contribuido a algo más importante que a nosotros mismos. Pero ¿cómo conseguirlo? La clave empieza por entender exactamente el PORQUÉ de lo que haces. El PORQUÉ es el motivo fundamental de las cosas que haces día a día. Es tu causa. Tu propósito. En él se sustentan tus metas, la contribución que haces al mundo y el impacto que generas en las personas que te rodean. Todo el mundo tiene un PORQUÉ. Es la base de nuestra pasión y de nuestra motivación. Sin embargo, aunque todo el mundo tiene un PORQUÉ, no todos conocen el suyo. Quizá tú aún no sepas cuál es el tuyo, pero te aseguro que lo tienes. Y a lo largo del camino, voy a explicarte qué tienes que hacer para descubrirlo. No obstante, ayudarte a encontrar tu PORQUÉ no es mi único propósito. También te brindaré la información necesaria para que puedas ayudar a los demás a descubrir el suyo. Así es. Después de que encuentres tu PORQUÉ, el siguiente paso es enseñarte a descubrir el de los demás. Te convertirás en un instructor que guiará a los demás a encontrarse a sí mismos. Sabrás qué hacer para conseguir que tus amigos descubran su PORQUÉ. Y además podrás hacerlo con organizaciones y grupos grandes. Los grandes equipos cuentan asimismo con uno y, cuanto más apegados estén a él, más satisfechas se sentirán las personas que lo conforman. Recuerda, la satisfacción es un derecho, no un privilegio. Mereces sentirte satisfecho con lo que haces. Y la satisfacción aparece cuando nuestro trabajo conecta directamente con nuestro PORQUÉ. ¿Estás listo para descubrir el tuyo? Comencemos.
Publicado en Estados Unidos en 1937, uno de los peores años de la Gran Recesión, Piense y hágase rico inauguró el género de la literatura de superación personal, más conocido en nuestros días como autoayuda. Esta obra pionera se convirtió en un éxito instantáneo gracias al boca a boca y ha sido traducida a los principales idiomas europeos así como al chino, el hindi, el árabe y el japonés. Desde su publicación ha vendido más de 70 millones de copias legales. Considerado por algunos como la guía práctica de negocios más relevante del siglo XX, sus sucesivas ediciones han venido avaladas por los testimonios de personalidades de la empresa, la política y el deporte. Napoleon Hill desencadenó una polémica que continúa afectando al género de la superación personal. Mientras sus partidarios subrayan su utilidad a la hora de guiar y encauzar los períodos de crisis, cambio y transición, sus detractores le achacan voluntarismo vano, sensacionalismo y superficialidad. Este asunto ha sido objeto de varios estudios, algunos de los cuales respaldan la efectividad de la autoayuda como sustituta de la terapia. En cambio, otros la ponen en tela de juicio. Sea como fuere, Piense y hágase rico inauguró una nueva época. Salvando las obvias distancias temporales y culturales, buena parte de los libros de negocios y autoayuda actuales son deudores del enfoque pragmático y la metodología práctica expuestos por Napoleon Hill, así como su estilo directo, personal y exhortador.
El objetivo de este libro es ofrecer al lector una base de la que partir hasta llegar a convertirse en un gran vendedor. La mayoría de los enfoques del autor se basan en el sentido común, la profesionalidad y las expectativas del cliente. Sus planteamientos están destinados a conseguir una relación fructífera a largo plazo con el cliente. La venta es un asunto a menudo infravalorado y muchas empresas creen que les puede ir bien aun sin emplear o sin formar a buenos vendedores. Existe cierta tendencia a pensar que los buenos productos se venden por sí solos y que los vendedores son un costo excesivo, aparte de que el cliente no los valora lo suficiente o, incluso, siente rechazo hacia su intrusión. Por su parte, algunos vendedores intentan evitar el reconocer la verdad de su trabajo y prefieren ser llamados «ejecutivos», «consultores», etc. No obstante, hoy en día todo el mundo se ve obligado a ser vendedor: los médicos, los abogados, los agentes inmobiliarios, los arquitectos, los banqueros, todos necesitan venderse a sí mismos y con ellos sus servicios. Por estas y otras razones, y teniendo en cuenta el entorno cada vez más competitivo en el que nos movemos, es necesario comprender a fondo los mecanismos de venta y persuasión para sobrevivir y progresar. Para competir eficazmente, las empresas necesitan recurrir a gente bien formada, con un conocimiento exhaustivo del producto y con capacidad para detectar con prontitud nuevas oportunidades. En opinión de Richard Denny, todos tenemos aptitudes naturales para vender, aunque esto no significa que todos podamos llegar a ser vendedores profesionales. Con ello quiere afirmar que poseemos la base y que las habilidades podemos aprenderlas.
Los profesionales del marketing y la publicidad nos bombardean todos los días con anuncios televisivos, vallas en las carreteras, banners en Internet, lonas en las fachadas de centros comerciales, etc. Las marcas y la información sobre ellas nos llegan constantemente, a gran velocidad y desde todas las direcciones. Nuestro cerebro recopila y filtra esta información todo el tiempo. Algunos fragmentos de la publicidad logran llegar hasta nuestra memoria, pero la mayoría se convierte en ruido extraño y cae en el olvido. El número de productos que se tambalean y ascienden a trompicones o que escasamente alcanzan la línea de salida es muy grande. Como asesor de posicionamiento de marca, Martin Lindstrom deseaba averiguar por qué los consumidores se sentían atraídos por una determinada marca de ropa, una determinada marca de automóvil o un tipo particular de crema de afeitar, champú o chocolatina. Era consciente de que descubrir lo que sucede en nuestro cerebro cuando elegimos una marca frente a otra era crucial para sentar las bases del marketing del futuro. Por ello, se embarcó en un proyecto de tres años de investigación sobre el comportamiento de unos 2000 voluntarios de todo el mundo mientras se les mostraban diversos anuncios, logotipos, marcas y productos, cuyo resultado se presenta en este libro, Buyology. Según Lindstrom, el neuromarketing, unión entre el marketing y la ciencia, es la llave de nuestra «lógica para la compra», es decir, los pensamientos, sentimientos y deseos subconscientes que mueven nuestras decisiones a la hora de hacer una adquisición. Es el instrumento que nos ayuda a descodificar lo que los consumidores pensamos al estar delante de un producto o una marca, y a descubrir los métodos que emplean los profesionales del marketing para seducirnos sin nuestro conocimiento. Comprender mejor nuestro comportamiento aparentemente irracional —por qué compramos una camisa de diseño o cómo evaluamos a un candidato para un cargo— nos da un mayor control sobre nuestras decisiones. Cuanto más sepamos acerca de por qué caemos ante las estratagemas y tácticas de los anunciantes, mejor podremos defendernos ante ellos. Y cuanto más sepan las empresas acerca de nuestras necesidades y deseos subconscientes, más productos útiles podrán ofrecernos. El neuromarketing puede beneficiarnos a todos.
¿Estás pensando en emprender? ¡Enhorabuena! Pero antes, ¿crees que tienes madera de emprendedor? No quiero ser pesimista, pero los datos son desalentadores: el 90 % de las iniciativas fracasan antes de los cuatro años.
En cualquier librería encontrarás autores que prometen enseñarte las claves y estrategias utilizadas por las empresas más exitosas: que si Richard Branson, que si el fundador de Ikea, que si los de YouTube… Encontrarás entonces una analogía imperfecta: sabiendo por qué otros tienen éxito evitarás tu fracaso. Mentira.
Para evitar que un emprendedor fracase ha de saber por qué fracasaron aquellos a quienes no les fue bien. Sin embargo, existe poco material centrado en los errores y causas por las que otras tantas ideas se quedaron por el camino. Aunque pueda parecer contraintuitivo, aprendemos de nuestros errores.
Los negocios no suelen fracasar por falta de competencias técnicas de sus emprendedores, sino debido a motivos mucho más mundanos: problemas personales, desavenencias con los socios, falta de sentido común, exceso de expectativas… En definitiva, miedos y errores que, con el tiempo, se convierten en verdaderos problemas que arrastran el negocio a su inviabilidad.
De este modo, para que los factores de éxito puedan tener alguna oportunidad de ser aplicados, el terreno tiene que estar previamente libre de factores de fracaso. Este libro es tu prueba de fuego definitiva. Si al llegar al final aún quieres seguir adelante con tu idea, sin duda alguna eres un auténtico emprendedor.
Todos los expertos en la materia coinciden en que la fijación de precios (pricing) es un asunto mal gestionado por las empresas. El gurú de la publicidad, David Ogilvy, lo corrobora con estas palabras en su libro Ogilvy on Advertising: «El pricing es una mera conjetura. Normalmente se asume que los profesionales del Marketing usan medios científicos para determinar el precio de los productos, pero no hay nada más lejos de la realidad». El precio es el determinante número uno de los beneficios. Sin embargo, debido a esta ausencia de un análisis sistemático, sus potenciales beneficios no suelen llegar a materializarse. Para conseguir una mejora en la gestión de los precios, Tony Cram, autor de este libro, propone una guía a la que él denomina Smarter Pricing, consistente en tomar en cuenta 6 aspectos o normas relacionados con los precios:
Comprender la gran diferencia que existe entre «precio» y «valor». Descubrir de forma científica dónde se sitúa el precio óptimo. Ser conscientes de las distintas reacciones de diferentes consumidores ante las modificaciones de precios. Aprovechar el componente emocional de los precios. Comunicar los precios de forma inteligente. Evitar las guerras de precios.
Desde hace más de diez mil años, los seres humanos han estado contando y escuchando relatos orales. Esta veneración por el relato es una fuerza tan poderosa y permanente que ha dado forma a culturas, religiones y civilizaciones enteras. Durante demasiado tiempo el mundo empresarial ha ignorado o minimizado el poder de la narración oral. Los ejecutivos prefieren usar presentaciones de PowerPoint, datos, cifras y hechos. Pero, a medida que el volumen del ruido de nuestra vida moderna se convierte en cacofonía, la capacidad de contar historias que puedan escucharse se solicita cada vez más. Además, en una época de intensa incertidumbre económica y de rápidos cambios tecnológicos como la nuestra, los relatos de éxito tienen más poder sobre los oyentes que los ceros y los unos de la revolución digital. El éxito depende cada vez más de las historias que sepamos crear para influir en empleados, socios, accionistas o clientes. Peter Guber nos muestra como un buen storytelling acerca de una empresa, producto o persona puede ser la mejor herramienta para conseguir buenos resultados empresariales.