El amor se presenta de muchas formas, a veces se presenta como olas que vienen y van, que se juntan y se separan tantas veces de la costa, que termina siendo un juego de somos, pero no somos; vengo pero me voy, para ser feliz por el rencuentro y luego sufrir por la despedida. Cuando eso pasa, verse es tocar el cielo con las manos y la desesperación es tal, que el deseo no alcanza, es como querer asir las almas en ese acto y sentir que con tocar, morder, oler y saborear el cuerpo del otro no alcanza, porque es una necesidad imperiosa que nunca puede satisfacerse por completo.