Nuestras intuiciones son un instrumento altamente ecológico: proporcionan respuestas eficaces y de bajo coste cognitivo a los estímulos que nos acosan desde el exterior y desde el interior. Nos permiten tener una percepción inmediata de una situación, una relación o una idea, ahorrándonos onerosos y complejos cálculos mentales. Son un «sexto sentido» indispensable para la supervivencia. Pero su rapidez va en detrimento de su precisión. Cargadas de afectividad, difíciles de controlar o de modificar, las intuiciones son aproximativas, a veces dramáticamente desorientadoras. Cuándo confiar en nuestras intuiciones y cuándo desconfiar de ellas, como veremos, es algo que se puede aprender. En este resumen, que comienza a continuación, nos centraremos en diez de estas trampas o ilusiones mentales.