Una alocada salida de copas por Valparaíso nocturno expondrá las vidas de un grupo de amigos que viven al margen del orden estatuido: pseudoartistas, eternos estudiantes, parásitos del dinero de otros, expatriados por la dictadura que aún no encuentran su lugar en el país, todos enemigos declarados del día. Sucumben al conjuro de la noche, donde sienten que el tiempo no transcurre, o donde —una y otra vez, como en un encantamiento— vuelve a caer la misma oscuridad sobre la urbe.La noche, donde todo puede acontecer y corren libres los placeres y peligros renegados por el día, para estos seres que navegan a perpetuidad en un barco sin puerto. ¿Existe un antídoto para el encantamiento en que están sumidos? ¿Acaso lo buscan? ¿No es preferible quedarse por la eternidad bajo el hechizo nocturno? ¿La luz del día podrá romper el embrujo? ¿O solo lo ocultará?
Las calles de Santiago y Valparaíso se entrelazan en estas historias de amor y traiciones, situadas en los años posteriores a la dictadura. Años en que los chilenos se acostumbraron a vivir en una falsa democracia, nacieron monstruos y emergieron fantasmas que los acompañan hasta hoy, en «… una ciudad hecha para ninguno, de miradas oscuras y sucias, donde a nadie le importa una mierda lo que sea del otro y todo está condenado de antemano». Estos relatos dialogan entre sí para construir las vidas de los personajes, como si se tratara de un diario con páginas arrancadas. Escritos en un lenguaje desenfadado y colmado de intimidades, son un espejo de la memoria que, cual embrujo o mal sueño, insiste en volver hasta que se encuentre un antídoto. A su vez, esconden esperanza y un sol que brilla en un nuevo día, borrando la mala memoria.