Название | Hans Blaer: elle |
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Автор произведения | Eiríkur Örn Norddahl |
Жанр | Языкознание |
Серия | Sensibles a las Letras |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788416537648 |
HANS BLÆR
EIRÍKUR ÖRN NORÐDAHL
HANS BLÆR: ELLE
TRADUCCIÓN DE ENRIQUE BERNÁRDEZ
SENSIBLES A LAS LETRAS, 69
Título original: Hans Blær
Primera edición en Hoja de Lata: marzo del 2021
© Eiríkur Örn Norðdahl, 2018
Published by agreement with Forlagid Publishing House, www.forlagid.is
© de la traducción: Enrique Bernárdez, 2020
© de la imagen de la portada: Carla Fuentes, 2021
© de la fotografía de la solapa: Erik Brunulf
© de la presente edición: Hoja de Lata Editorial S. L., 2021
Hoja de Lata Editorial S. L.
Avda. Galicia, 21, 4.º E, 33212 Xixón, Asturies [España]
[email protected] / www.hojadelata.net
Edición: Hoja de Lata Editorial S. L.
Diseño de la colección: Trabayadores culturales Glayíu
Corrección: Olaya González Dopazo
ISBN: 978-84-16537-64-8
Producción del ePub: booqlab
Esta obra ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Cultura y Deporte.
Este libro ha sido traducido con el apoyo financiero del
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Sí, os compadezco porque no habéis sufrido. Para sufrir hace falta un corazón grande, noble y un alma generosa. Pero llegará la hora de la expiación, si es que no ha venido ya. Y entonces os sentiréis aterrorizados ante el vacío espantoso de todo vuestro ser. ¡Desgraciados! No encontraréis nada que pueda llenarlo. Al llegar al umbral de la eternidad, ¿qué echaréis de menos? La vida. Ante la inmortalidad, ¡vosotros añoraréis el polvo, la nada!
Del libro Herculine Barbin, llamada Alexina B.
HANS BLÆR
Primavera. Quiero decir otoño. ¿Qué diferencia hay, en realidad?
En una casita de madera, en un lugar sin nombre en algún sitio más allá de las rotondas de Mosfellsbær está Hans Blær Viggósbur, sentade a la luz de una vela como un malhechor cualquiera del siglo XIX, escribiendo estas palabras. Estas mismas, estas y todas las que vendrán después, por los siglos de los siglos, amén. Está avanzada la tarde, al otro lado de las ventanas reina la oscuridad, como corresponde, dentro titila la luz de la vela sobre las tablas de la pared y fuera brama la tormenta otoñal que se cuela por las tuberías de ventilación, se restriega voluptuosa con el tejado de chapa ondulada y saca de sus casillas hasta al mar. Podéis imaginarlo. Todo es como tiene que ser.
Y es otoño. Como suele suceder, eso no anuncia nada bueno.
Hans Blær no escribe en el teclado de un ordenador, no juguetea con un móvil, aunque por lo general escriba en el teléfono a una velocidad tremenda, tampoco escribe en una máquina de escribir, ni manual ni eléctrica, ni siquiera en un cuaderno. De haber tenido opción, probablemente habría sacrificado un cordero para escribir estas palabras, aunque no fuera más que para poder quitárselas de encima, aplazarlas mientras elle preparaba la piel para hacer pergamino. El mejor amigo de la verdad es el aplazamiento, el tiempo de digerir. Quien escribe demasiado deprisa deja atrás la verdad. Quien piensa demasiado deprisa se deja atrás a sí mismo.
Hans Blær escribe con un lápiz amarillo de escuela primaria sobre hojas sueltas, rayadas, de papel color crema, y escribe despacio para comunicarse con cuidado, porque elle no está nada habituade a esta forma de comunicación, como si se pudiera llamar comunicación a lo escrito en privado y sin destinatario. Aunque ¿quién está aún habituado a ello? Pero aunque escribe despacio no escribe poco, se repite, incluso refunfuña, todo para comprar más tiempo, y va desbrozando el terreno con el lápiz que se reduce más y más, hasta que se acaba.
Elle. Elle. Esto precisa de una explicación. Sois un gran signo de interrogación. Lo veo, escribe elle.
A elle le llaman hermafrodita —hermafrodita insolente, incluso fenómeno, sociópata desalmado—, pero eso es porque elle es al mismo tiempo trans e intersex, aunque la primera definición de «hermafrodita» en el diccionario islandés es «animal de dos sexos, animal que no es ni macho ni hembra» y Hans Blær no es realmente ninguna de esas dos cosas, ni tantas, tantísimas otras. Tiene que ver con otras cosas que veremos enseguida. Pero el primer nombre, igual que el segundo, los inventó elle misme. Y a nosotros nos toca respetarlo.
Elle a elle de elle para elle, dice elle, suena tan raro como casi todo lo suyo.
El nombre Hans Blær, dice elle, no es ni masculino ni femenino y es las dos cosas a la vez. Pero eso es solo asunto suyo y de nadie más.
Capisce?
Es como si el mundo creciera cuando te vuelves incapaz de verte la mano delante de la nariz. Perdonad la sensiblería: no hay estación del año tan espléndida como el otoño. No está nada claro que elle tenga que morir esta noche. Quizá está ya muerte, quizá desde hace mucho tiempo. Pero es otoño. Nunca ha sido tan otoño como esta noche, se va volviendo más y más otoñal con cada minuto que pasa. Las hojas de los árboles enrojecen, las montañas se vuelven marrones, y las noches, negras; se anuncia tormenta, ha empezado a nevar, mañana tocará sacar la pala. Ahora el vaso va perdiendo profundidad y lo llena otra vez a toda prisa. Un Dark & Stormy, burbujeante cerveza de jengibre combinada con ron Gosling y bastante hielo (como si no hiciera ya frío suficiente). Temporal por dentro y por fuera.
Y un trol. Elle es trans y trol.
Un trans «está en el espectro» autista. Alguien que no pertenece plenamente ni al sexo femenino ni al sexo masculino, cuyo sexo en el nacimiento no está concorde con el género innato de su psique, o quien, sencillamente, rechaza la tiranía binaria. Los trans presentan a veces cambios formales, y a veces no.
Un trol es quien trolea, y es el público en general quien es troleado cuando topa con un trol. La realidad exige constantemente conceptos nuevos, ideas nuevas, y hay que asignarles palabras.
Capisce?
Hans Blær es un trol trans de lujo, de 33 años de edad, y hubo un tiempo en que dormía con placidez.
Hans Blær mide 1,75 m de estatura. Hans Blær pesa 65 kilos. Hans Blær tiene ojos azules, aunque no es «ojizarque», el cabello es rubio platino natural, pero se lo tiñe con frecuencia, está siempre bien cortado y cuidado. Hoy día lleva un peinado pompadour medio deshecho, las mejillas perfectamente afeitadas, rayas rojo oscuro, uñas de gel pintadas de rosa y zuecos Birkenstock sin calcetines. Pechos grandes, aunque menos que los de su madre,