Escultura Barroca Española. Entre el Barroco y el siglo XXI. Antonio Rafael Fernández Paradas

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Название Escultura Barroca Española. Entre el Barroco y el siglo XXI
Автор произведения Antonio Rafael Fernández Paradas
Жанр Документальная литература
Серия Volumen
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788416110797



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      La noche llega, y Jesús debe ser enterrado. Un nuevo e insufrible dolor traspasa el corazón de María al contemplar cómo una gran piedra tapaba la entrada del sepulcro, que había sido excavado en la roca y en el que aún nadie había sido depositado.

      Estos siete dolores pueden estar simbolizados plásticamente por espadas o puñales, dando lugar al tipo iconográfico conocido como Virgen de las siete espadas, imagen que comenzó a representarse a finales del siglo XV y que presenta a María sentada junto a la cruz, con las manos sobre el pecho o unidas en oración, y con espadas clavadas en su corazón, en forma de haz. A veces, pueden manar de su torso, como aparece en la Dolorosa de la Vera Cruz de Salamanca (1710-1714), (Fig. 14) realizada por Felipe del Corral.

      Fig. 14. Felipe del Corral. Dolorosa de la Vera Cruz. Felipe del Corral. 1710-1714. Salamanca.

      En otras ocasiones, rodean a la Virgen, partiendo de la parte posterior o de su pecho, y cada una de ellas está rematada por un tondo con una representación de cada uno de los dolores. Aunque no existen demasiados ejemplos, los que conocemos son muy significativos, como la pintura que se conserva en el convento de las Descalzas Reales de Madrid, pintura anónima de finales siglo XVI, en la que aparece la Virgen sentada, con la mirada baja y las manos unidas rodeada de un halo luminoso circular sobre el que se disponen siete tondos, donde se representan las escenas de los dolores, que rematan las espadas que brotan de la espalda de la Madre de Dios. No obstante, basta un solo puñal clavado en su corazón para expresar su profundo sufrimiento, símbolo que identifica a la Virgen de los Dolores.

      A partir del siglo XVI, el culto a la Virgen de los Dolores se extenderá por toda Europa, dedicando a su culto iglesias y conventos, siendo la orden de Siervos de María –Servitas– la que difunda dicha advocación. Sus variantes son muy significativas, tanto en pintura o grabado como en escultura, realizándose en busto, talla completa o de candelero.

      5.2.Virgen de la Soledad

      Tras el entierro de Cristo, todo ha finalizado. La tumba ha quedado sellada, los discípulos se han marchado, las mujeres han abandonado el lugar, esperando que llegue “el primer día de la semana” para ungir con perfumes el cuerpo, y María se ha quedado sola, meditando y recordando. Según una antigua tradición, la Virgen vivió desde que su hijo murió hasta el día de la Resurrección en una casa cercana al Calvario que después se convertiría en una capilla conocida como “Statio Mariae”. La visión de este lugar penetró en la sensibilidad de los cristianos, creándose un nuevo tipo iconográfico, la Virgen de la Soledad, que, arrodillada y con las manos unidas o apoyadas en el pecho, contempla arrobada los clavos y la corona de espinas. Aunque esta imagen se hizo usual en el Renacimiento, es en los siglos XVII y XVIII cuando alcanza su máximo esplendor, sobre todo en España.

      Fig. 15. Soledad. José de Mora. Ca. 1671. Iglesia de Santa Ana. Granada.

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