Al renunciar a su condición de partido único, el PAICV dió el primer paso hacia la democracia. En 1991, el MPD (Movimiento para la Democracia), un partido liberal de derecha de nueva creación, formado en parte por antiguos miembors del PAICV, ganó las elecciones legislativas (56 escaños contra 23 del PAICV) y las presidenciales (72% de los votos contra 26 del presidente anterior). Carlos Veiga fue nombrado Primer Ministro y Antonio Mascarenhas Monteiro, ex Presidente de la Corte Suprema de Justicia, fue elegido Presidente de la República. Con esta elección se puso fin a quince años de poder indivisible, en manos de un gobierno encabezado por hombres que habían hecho historia, héroes a menudo sin formación ni cualificación política; la población estaba cansada del aumento de graduados desempleados, de la falta de libertad de prensa y opinión, de la política antinatalista y de escándalos más o menos importantes, como el asesinato de Renato Cardoso, que nunca se ha resuelto. La democracia liberal se fue afianzando y se fueron creando y legalizando varios partidos, desde la extrema izquierda hasta la derecha conservadora. El MPD volvió a ganar las elecciones de 1996; el Primer Ministro Carlos Veiga y el Presidente Antonio Mascarenhas Monteiro permanecieron en el cargo. La transición liberal se completó con éxito, permitiendo la apertura al mundo y la entrada de las empresas privadas. Se privatizaron muchas empresas estatales y sociedades de economía mixta. El tercer plan de desarrollo, que abarcó de 1992 a 1995, dió forma a la dirección que seguía el gobierno. Se propuso luchar contra el desempleo y la pobreza, dar prioridad al desarrollo equilibrado de todas las islas y preservar los principales balances financieros. En general, el tercer plan se basó, a nivel económico, en cuatro sectores clave: pesca, desarrollo agrícola y rural, industria y turismo.
El PAICV, rejuvenecido, se iba recuperando. El Partido se afirmó como socialista y regresó a la vanguardia. Sus militantes hicieron una campaña masiva y arrasaron en las elecciones de 2000-2001: el 20 de febrero de 2000, el PAICV ganó las elecciones municipales, el 14 de enero de 2001 las legislativas con cuarenta diputados elegidos contra treinta del MPD, y el 25 de febrero de 2001 el comandante Pedro Pires ganó, con solo doce votos, la segunda vuelta de las presidenciales contra Carlos Veiga, ex Primer Ministro. El MPD fue víctima de su política de privatización e inversión. La economía del país se vendió a los portugueses, que han ido recuperando el control del país. En efecto, tienen sectores clave como la banca, la electricidad, la comunicación con Cabo Verde Telecom... Y se han descuidado los problemas sociales: el desempleo, la pobreza (con la aparición de niños vagabundos aumentó la delincuencia en islas como São Vicente y Santiago), la debilidad de la sanidad, el aumento de la prostitución... Pedro Pires también obtuvo el apoyo masivo de los emigrantes, los caboverdianos en el extranjero, olvidados por el MPD, aunque su contribución a la economía representa el 30% del PIB. Estos últimos se sentían excluidos de la vida política: los puestos en el extranjero se asignan a funcionarios traídos de Cabo Verde (por ejemplo, TACV y embajadas); la mayoría desaprueba la privatización de las empresas públicas (CV Telecom) en beneficio de las empresas portuguesas; y algunos lamentan el coste excesivo de los billetes de avión cuando van de vacaciones al país.
Aceptada por los fondos internacionales, la PAICV y su líder, el entonces Primer Ministro, José María Neves, lograron inicialmente un éxito económico significativo al reducir el déficit creado por la política liberal del gobierno anterior. Las reformas económicas, implementadas por el gobierno, tenían como objetivo desarrollar el sector privado y atraer la inversión extranjera, con el fin de diversificar y revitalizar la economía. Las perspectivas de desarrollo dependían en gran medida de la cantidad de ayuda internacional y de la situación económica internacional, un metrónomo de actividades turísticas e inmobiliarias que experimentaron un rápido crecimiento desde la segunda mitad de la década del 2000, con enormes previsiones de inversión. Y es precisamente esta dependencia excesiva la que hizo que la economía se ralentizara al llegar la crisis financiera internacional en 2008: endeudados o asustados por la austeridad que se avecinaba, cientos de clientes europeos dejaron de invertir en proyectos inmobiliarios, se abandonaron obras y el desempleo fue en aumento. Si bien el PAICV logró mantenerse en el poder en 2011, ahora tenía que aceptar la presencia de un Presidente de la República de la oposición del MPD, Jorge Carlos Fonseca, abogado y profesor universitario, y poeta en sus ratos libres. Pero los siguientes cinco años fueron difíciles y el gobierno vio como decomisaban la aerolínea nacional TACV, no supo llevar las consecuencias del fatal desastre del ferri y tuvo que admitir que una costosa represa que habían inaugurado recientemente, perdía agua. Arrastrando una ola de descontento y con una campaña muy efectiva, el MPD ganó las elecciones legislativas, municipales y presidenciales en 2016. Elegido después de haber prometido crear miles de puestos de trabajo, el Primer Ministro Ulisses Correia e Silva está luchando por cumplir sus promesas, aunque, y después de un año en el poder, la única medida importante que se ha hecho es la semi-privatización un tanto caótica de la aerolínea TACV junto a una aerolínea islandesa. En julio de 2017, miles de manifestantes marcharon en Mindelo para protestar contra la hegemonía de Praia y exigir una verdadera descentralización política y económica.
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© Abdesslam Benzitouni
Un estado joven. Cabo Verde, un joven Estado que se independizó el 5 de julio de 1975, sufrió un gran cambio en 1990, con la introducción de un sistema multipartidista que puso fin a quince años de poder de un único partido de inspiración marxista: retirado de todos los órganos de poder, el PAICV (Partido Africano para la Independencia de Cabo Verde, antiguo PAIGC) sufrió su propio vía crucis durante casi diez años antes de recuperar la confianza de la población. Tuvo que renovarse y esperar a que el MPD (Movimiento para la Democracia), que fue elegido sin problemas en 1991 y 1996, sufriera el mismo desgaste en el poder. En 2001, el país rechazó finalmente la política excesivamente liberal de Carlos Veiga. Puede que el regreso al timón del PAICV sorprenda, pero al final Cabo Verde volvió a ser un precursor al que se unieron, unos años más tarde, todas las antiguas colonias portuguesas en África. En 2008, los votantes eligieron confiar su destino de nuevo a los antiguos partidos independentistas, ya fuera el MPLA en Angola (Movimiento Popular de Liberación de Angola), el PAIGC en Guinea-Bisáu, el FRELIMO en Mozambique (Frente de Liberación de Mozambique) o el MLSTP en Santo Tomé (Movimiento de Liberación de Santo Tomé y Príncipe). Ya en el poder en 2001, y reelegido en 2006, el PAICV seguió desde entonces una política pragmática, lejos de las ideologías de la época en que gobernaba como partido único. Liderando varias privatizaciones o liquidaciones de empresas estatales, el antiguo partido de Amílcar Cabral ahora estaba muy cómodo negociando una asociación especial con la Unión Europea, para aceptar las maniobras de la OTAN en su territorio, promover la solicitud del país para la Cuenta Americana del Desafío del Milenio, o conseguir que China se convirtiera en una de las cinco zonas de cooperación económica y comercial que el gigante asiático pretendía crear en África, todo ello sin cuestionar su pertenencia a la CEDEAO (Comunidad Económica de los Estados de África Occidental). A pesar de los buenos resultados obtenidos y de la confianza expresada por los votantes, el PAICV sufrió una pequeña derrota en las elecciones municipales de 2008, ya que el MPD logró tomar Praia, la capital política y económica del archipiélago, que durante mucho tiempo había sido presentada como el escaparate del éxito del partido. Uno de los principales retos del PAICV será, al igual que el MPD, encontrar una nueva generación de líderes. Pero más allá de los fracasos o éxitos personales, estas sucesivas alternancias muestran sobre todo el deseo del país de fortalecer su democracia, negándose a dar sistemáticamente su voto a los ganadores. El sistema bipartidista MPD-PAICV deja poco espacio para los partidos pequeños o independientes. Cabo Verde, claramente comprometido con este modelo, confirma que ahora es un ejemplo de estabilidad política: la nueva convivencia que quisieron los votantes en 2011 es una prueba más de ello. De hecho, el país recibe elogios de organizaciones como la ONU, el FMI o el Banco Mundial, institutos o fundaciones internacionales y asociaciones de derechos humanos. De manera