Pensamientos. Susana Flomenbaum

somos todo amor.

      De qué sirve todo esto sino es por amor.

      Cuántas veces has sentido amor por alguien, y luego si ese amor se diluyó, pensaste se acabó, nunca más podré amar, pero como nosotros somos el amor, este nunca se acaba, podemos amar a una, cien, miles de personas, a todo el mundo, nuestro amor no se acabará, porque somos amor.

      Existe la idea de que, si otra persona consigue sentir un gran amor, a nosotros nos va a ser difícil, como si fuera limitado, como si fuese una lotería con una cantidad limitada de números que se terminan.

      Y no, ¡alégrate! No se terminan nunca, y tú repartes a quién quieres y a quién no.

      Un buen ejercicio para tu mente y tu espíritu y para dejar un lado al EGO, es respirar profundo, relajarse, y recordar un momento de nuestra vida donde sentimos plenamente ese amor, recordarlo, con imágenes, con el cuerpo, con todos nuestros sentidos, y dar gracias.

      Cada vez que hacemos esto volvemos a activar el AMOR que somos, y si alguien nos ve seguramente verá a una persona amorosa, amada, feliz.

      Pero lo mejor, luego de ese ejercicio y cuando sientas que lo lograste, ve y mírate en el espejo, mira tus ojos, tus pupilas, profundamente y verás el amor en ti y dentro de ti.

      Y recordar el amor no es solo recordar una pareja, puede ser el amor que sentimos ante un episodio vivido, ante el nacimiento de un hijo, ante la sonrisa de un niño, ante la alegría de un ser querido, es recordar un acontecimiento que despertó ese amor que somos.

      Pero hay algo que es muy real, no todos aprendimos a demostrar amor, no todos hemos sido maternados con amor, y nos cuesta horrores discernir ese sentimiento, nos cuesta demostrarlo, nos hemos enmascarado tantas veces para protegernos que no sabemos y nos apabullamos o escondemos, en un rol de frialdad y apatía.

      En este caso es importante hacer un viaje interior, descubrir y abrazar a ese niño/a que era todo amor pero que está enojado/a. Recordar esa fuerte necesidad que teníamos de ser abrazados y contenidos y lo que sucedió para perdonarnos y desengranar esa historia, sacando una a una las caretas que nos han cubierto y de esa manera ablandar nuestro corazón.

      Porque somos AMOR.

      Visualizar

      Es muy importante, a veces cuando meditamos, visualizar, para mí es un don natural, que creía que todos poseían, en realidad todos podemos lograrlo, pero al indagar o al decirle a alguna persona visualízalo, noté que la mayor parte de la gente no entendía qué era lo que tenía que hacer.

      Es como soñar en colores, pero soñar despierto en forma consciente, y con control de la imagen.

      Cuando se medita y se realiza con la reflexión de las emociones. Cuando decimos, vamos al sentimiento del amor, ya estamos relajados, con respiración consciente, y los ojos cerrados, debemos recordar una situación especial que nos hizo sentir mucho AMOR, al recordar debemos ver, o visualizar ese recuerdo o también puede ser un deseo, por ejemplo visualizo a mi bebé tal cual era en mis brazos y lo veo, mirándome a los ojos y suspirando, luego de mamar, ese sentimiento que no olvido de puro AMOR, al recordarlo vuelvo a ver a mi bebé, me visualizo yo, sus ojos, escucho su suspiro, y siento ese AMOR, y vuelvo a sentir la FELICIDAD pasada, como si la trajera al presente en tiempo y forma. Es decir, esto es una visualización completa con imagen y sonido, y con sentimiento.

      Para comenzar podemos decir vemos una flor. Y al relajarnos, respirar, tratamos de enfocar con los ojos cerrados, una flor, vemos sus pétalos, su color, su tallo, al principio como si hubiera fantasmas, es probable que esa visión aparezca y desaparezca o sea reemplazada, y es porque estamos atentos aun a nuestros pensamientos, pero debemos no controlarlos en ese momento, sino dejar que sucedan, y volver a enfocar.

      Seguimos con veo una silla, y es lo más importante que hay en el mundo en ese instante, aprecio la madera, su tapizado, noto que debe ser muy cómoda y mullida.

      Y así con pequeñas cosas físicas, comenzamos a entender que podemos visualizar, se tardará nada o un poco más, pero se puede, todos pueden, no hay que ser científico, ni letrado, todos podemos visualizar.

      Luego cuando ya entramos con más seguridad en el tema, proponer una visualización de algo bello, de algo que nos haga cantar el alma, tal vez una playa, la montaña, un valle, el bosque, la imagen natural que más placer nos cause, y entonces entrar en ella, estamos allí, y nos metemos al mar y nadamos y jugamos con enormes olas, o escalamos una montaña, o paseamos por el bosque encantado, o esquiamos en las nieves. Y por sobre todas las cosas sentimos que es real, que estamos viviendo esa situación, y es así, porque lo que sentimos lo vivimos. Si logramos realizar estas visualizaciones, que seguro lo haremos, podemos sanar nuestro cuerpo, oxigenarlo, darle paz y felicidad, y sonreír.

      Si adaptamos la práctica de la visualización, podemos crear ese futuro que tanto deseamos en nuestro presente, en forma actual, en el ahora, y ese sentimiento que generamos atrae justamente más de lo mismo, lo que facilita que sin esfuerzo alguno logremos cumplir nuestros deseos.

      En la fase espiritual, es importante que eso que deseamos sea realmente un deseo, una intención, que estamos seguros de que nos hará bien a nosotros y todos los que dependen de nuestro entorno. Que no hará daño alguno, por lo cual al realizar la visualización no sentiremos en ningún momento duda o culpa porque es todo para bien, para nuestra paz y bienestar.

      En la fase física, en lo material, también podemos visualizar y construir a través de ella.

      Pero estemos seguros de lo que deseamos, estemos totalmente compenetrados en los pros y los contras porque, cuando se cumpla, ya no tendremos tiempo de cambiar lo que habíamos tanto deseado.

      Muchas veces en la vida misma, nos quejamos de lo que tenemos, para luego cuando lo perdimos darnos cuenta de que era valioso. Valoremos el ahora, contemos nuestras bendiciones, agradezcamos. No nos quejemos, la queja es algo instaurado, como si no me quejo van a pensar que tengo mucho de esto o de lo otro y lo voy a perder. Y no es así, hay para todos, el universo es amplísimo y está diseñado para que todos podamos cumplir nuestros sueños, pero la queja hace que el mensaje que emitimos sea erróneo, entonces terminamos perdiendo, lo que teníamos, que tal vez era invalorable, no te quejes, pero pide, desea, ama, proyecta, y goza de lo que hoy tienes que es único, real, y eterno solo por hoy.

      Las señales

      CUANDO logramos tener una expansión de la conciencia a través de la meditación, la reflexión y nuestra lectura espiritual de la vida, los milagros que ocurren a diario, y que siempre sucedieron y no los vimos, comenzamos a sentirlos, apreciarlos y tomar lectura de ellos.

      Es un milagro despertar por la mañana y respirar profundo, es un milagro ver la puesta del sol, es un milagro la naturaleza toda, pero si estamos atentos ocurren milagros en forma física que debemos comenzar a aprender a leer.

      A veces en forma de casualidades, o causalidades.

      A veces en forma de una lectura que nos llega de improviso y decimos: me hizo abrir los ojos a veces, contactamos con alguien que justo nos cuenta el desenlace de una historia que no sabíamos cómo continuar.

      O una cara que nos es familiar nos sonríe y luego recordamos a alguien que teníamos en el olvido y justo se comunica con nosotros.

      A mí me sucedió con mi mascota. Luego de meses de estar luchando juntos con su cáncer, luego de su partida, y de sentir que nunca iba a poder entrar a mi casa sin sentir que él estaba presente, exactamente a los dos días, voy por la calle y encuentro un Golden igual al mío, sin collar, asustado y que parecía perdido, rápidamente me acerqué y lo comencé a acariciar, y calmarlo, se veía bien cuidado o sea que estaba perdido. Yo pensaba: ¡no puede estar pasándome esto a mí!, se empezó a juntar gente y comentábamos qué se hacía, yo dije: si tuviera un collar me lo llevo y lo publico en las redes sociales del barrio, de alguien debe ser, al rato salió una señora de una peluquería y dijo: es de acá, la dueña lo deja suelto cuando va a comprar pero se ve que él no la vio, se llama COLO, mi perro se llamaba ROKKO, y era igualito. Tuve la oportunidad de acariciar a este animal