Invitación a este viaje: Quienes mejor te amaron, te amaron también desde el silencio. Enmarcando y nutriendo su atención a tu ser. Generaban el espacio para tu libertad y su maduración acerca de cómo hacerte el bien. Y daba a luz las palabras que dan vida. Pasemos al tiempo presente. ¿Qué tal si nos ayudamos a recuperar ese arte? Que es, además, el arte de Dios. Y desandamos cierto olvidado camino del silencio -malentendido, desvalorizado o temido a veces como una huella perdida de soledades o carencias-, nos rebelamos a vivir aislados en el tumulto. Para resituarnos en el silencio dialogal: eco hábitat de mismidad, de fe abismada a Dios como 'Tú' absoluto, de receptividad del hermano, de contemplación cotidiana. En suma: tu silencio… recuperado como intimidad que es cuna de tus vínculos. Y que los sostiene alumbrando, desde ese fondo personal, gestos y palabras creativos y entrañables. Este libro tiene su 'hermano mellizo'. Que se llama «El Ecosistema del Silencio – Un viaje desde la palabrería hacia tu interioridad fecunda». Son parecidos, comparten ADN, se complementan; aunque cada uno tiene su núcleo propio. En éste, se acentúa esa cualidad 'dialógica' que el silencio nutre y permite ante Dios y los hermanos. En el otro librito, se describe la necesidad de una decisión: elegir el silencio como Ecosistema que hace posible el nacer de la palabra creativa y significativa, en un contexto histórico que oscila entre la palabrería abrumadora y las mudeces que matan. En ambos, entre capítulo y capítulo hallarás intercaladas, poesías y letras de canciones que fui escribiendo; así el libro nos ofrece otra perspectiva y otra respiración. Mi deseo, mi desafío y propuesta, es que 'rumies': que sientas necesidad de detenerte. Que no nos sea exigible un ´leer de corrido' ni 'de una vez'; así como la comida casera y sus platos de una fiesta familiar, con intercambio de recetas y cariño, requieren gratuidad, saboreo, conversación… y no la velocidad voraz de un 'fast food' masivo. Por eso, te pido que comas despacio, para que la nutrición sea restauradora y efectiva a largo plazo. No lo pretendo por mi calidad de escribiente, sino porque hablamos de misterios: El alma de los hombres, y el alma del mundo. Y tu alma. Y porque leer juntos este libro, es también un elegir 'ser discípulos', discípulos que nos sabemos necesitados de paciencia, y que muy de a poquito van asimilando, como despacito asimila la tierra la llovizna que la fertiliza. Lo sólido tarda su tiempo. La educación es una siembra. Un cambio de hábito espiritual necesita convencerse de a poco. Este libro y su librito hermano apuntan a eso. No a atajos, ni a 'tips' simplificadores de lo complejo, ni a causar un shock -que hace perder rápido los pesos muertos, pero luego, a subirlos también rápidamente. Así hizo el Señor y Maestro: no un shock emotivo, sino una siembra existencial. Vengo rezando por cada lector… para que creas que la siembra y la semilla que es cada parrafito -quizás muy imperfectamente- vienen desde ese Otro Sembrador, que nos está trabajando a todos: para generar los bienes que esta tierra, esta época, esta humanidad que somos, hoy está necesitando.