La semilla estaba sembrada… La inesperada y furtiva experiencia vivida con Alejandro, había puesto a Aquiles frente a la puerta que lo conduciría a un mundo que, hasta ese momento, le era absolutamente ajeno y desconocido. Su deseo y la búsqueda de formar una familia junto a Marina, lo llevaran a transitar un estado de voracidad sexual propia del macho semental que busca procrearse y ese sentimiento se confrontará con la curiosidad y con la inesperada atracción que Aquiles comenzará a sentir por abrir esa puerta. La distensión de las vacaciones en lugares exóticos y la interacción con parejas que transitan sus vidas de una manera abierta y liberal, lo acercaran cada vez más hacia esa puerta que, quizá, en algún momento se anime a abrir. Solo el temor a un viaje sin retorno y su estructura de macho hetero, mantendrán encadenado a su tigre interior que ya ha despertado hambriento y deseoso por satisfacer su voracidad.