Con Tucídides comienza la historia política y crítica, una historia austera y analítica en contraste con la perspectiva más amplia y coloreada de Heródoto. La Historia de la guerra del Peloponeso se convierte pronto en el paradigma del relato histórico que pretende narrar con precisión los sucesos de una guerra que sacudió el mundo griego y las conmociones políticas del propio tiempo, y luego inferir sus causas y consecuencias en un plano profundo. La visión histórica de Tucídides, su análisis y su reflexión son un documento inolvidable, «clásico» en el sentido más riguroso del término. Esta es la segunda entrega de las cuatro que constituyen esta cuidada versión de su obra. Publicado originalmente en la BCG con el número 151, este volumen presenta la traducción de los libros I-II de la Historia de la guerra del Peloponeso de Tucídides realizada por Juan José Torres Esbarranch.
Tras los dos primeros volúmenes en la Biblioteca Clásica Gredos, que recogen los diálogos más socráticos de Platón, este tercer tomo reúne tres de sus obras más célebres: Fedón, Banquete y Fedro. Redactados en pleno periodo de madurez intelectual, estos diálogos no solo hacen gala de una profundidad filosófica de tal magnitud que ha jalonado la historia del pensamiento occidental, sino que además demuestran la capacidad lingüística y artística de Platón, capaz de ofrecer algunas de las páginas más bellas de la literatura antigua. Publicado originalmente en la BCG con el número 93, este volumen presenta la traducción de los siguientes diálogos platónicos: Fedón (a cargo de Carlos García Gual), Banquete (firmada por Marcos Martínez Hernández) y Fedro (realizada por Emilio Lledó Íñigo).
Este volumen ofrece traducciones castellanas de los siguientes diálogos platónicos: Apología de Sócrates , Critón, Eutifrón, Hipias Menor e Hipias Mayor (realizadas por Julio Calonge Ruiz), Ion, Lisis y Cármides (a cargo de Emilio Lledó Íñigo), Laques y Protágoras (firmadas por Carlos García Gual). La introducción original ha sido revisada y corregida por su autor, Emilio Lledó Íñigo (Real Academia Española).
Epopeya mitológica por excelencia, las Metamorfosis es una de las obras magnas de Ovidio. El conjunto de relatos memorables que han servido a lo largo de los siglos como materia de innumerables refacciones por parte de las artes y las ciencias merecía una cuidada edición crítica en la Biblioteca Clásica Gredos. Con este tercer y último volumen, culmina el asombroso catálogo ovidiano de más de doscientas mutaciones, entre las que podemos encontrar pasajes tan célebres como los de Narciso, Eco o Apolo y Dafne, por solo citar algunos de sus más bellos ejemplos. Publicado por primera vez en esta colección, este volumen presenta la traducción inédita hasta hoy de los libros XI-XV de las Metamorfosis de Ovidio realizada por José Carlos Fernández Corte y Josefa Cantó Llorca (Universidad de Salamanca).
Heródoto, a quien Cicerón llamó padre de la historia, obró la transición, decisiva para la humanidad, de una concepción mítica a otra racionalista e ilustrada en la interpretación de las acciones de los hombres. Heródoto (Halicarnaso de Caria, c. 484 a.C.), a quien Cicerón llamó padre de la historia, obró la transición, decisiva para la humanidad, de una concepción mítica a otra racionalista e ilustrada en lo que a interpretación de las acciones de los hombres se refiere. Para narrar las Guerras Médicas que enfrentaron a griegos y persas en el siglo V a.C., relatando desde el pasado lejano al próximo y abarcando todo el mundo conocido en su época (tal es el contenido de su Historia), no se inspiró en los heroicos modelos épicos de Homero, ni en los relatos idealizadores con los que en su tiempo se embellecía la vida de personajes poderosos (genealogías) y la fundación de ciudades (relatos fundacionales), y fue mucho más allá que los logógrafos (sus precursores inmediatos en la narración de hechos históricos) y los géneros geográficos de los periplos y las descripciones de la tierra. Su empeño consistió en preservar del olvido las gestas humanas, y en determinar la responsabilidad moral (a menudo la causa de los males). Con él la época mítica deja de considerarse historia y se convierte en prehistoria de los griegos. Y a partir de él será el ser humano, individual o colectivamente, con sus grandezas y miserias, el centro de ese nuevo género literario que conocemos como historiografía. En el «Proemio», Heródoto declara su intención de salvar del olvido las hazañas de las generaciones que le precedieron, de investigar las causas de las Guerras Médicas centrándose en lo humano y en lo admirable realizado tanto por bárbaros como por griegos. En el libro primero se narra el pasado remoto de los persas: Creso, primer agresor en época histórica contra los griegos de Asia, y su derrota frente a Ciro, fundador del imperio persa. Este primer libro describe el crecimiento del imperio, y se centra fundamentalmente, además de en los persas, en lidios, babilonios y el pueblo nómada de los maságetas, todos ellos víctimas del irreprimible afán expansionista. El libro segundo trata del siguiente pueblo agredido por los persas: Egipto, del que describe geografía y etnografía e historia desde los tiempos más remotos hasta el faraón Ámasis. Traducción y notas de C. Schrader.
Último gran exponente de la filosofía estoica, el emperador Marco Aurelio escribió en griego, en las noches de campaña a lo largo de sus últimos diez años, unas meditaciones que todavía hablan al corazón humano por su noble sinceridad acerca de las cuestiones esenciales. Descendiente de una familia de origen hispánico, Marco Aurelio nació en Roma en el año 121 de nuestra era y, tras ser adoptado por Antonino Pío, lo sucedió como emperador, ocupando el cargo desde el año 161 hasta su muerte en 180. Su reinado, que ocupa la época de máxima extensión de Roma, estuvo marcado por las numerosas y dilatadas guerras que mantuvo contra los pueblos que habitaban en los límites del Imperio, sobre todo frente al Danubio. El último de los grandes emperadores Antoninos hubo de demostrar repetidamente entereza y valor a lo largo de estos veinte años; se comportó siempre como un filósofo estoico y un digno romano. Sin embargo, su devoción por las letras fue notoria, y dedicó muchas horas al estudio de la filosofía. Durante los descansos que le concedían su intensa actividad bélica y las obligaciones políticas, en las noches de vigilia de los diez últimos años de su reinado, estando de campaña, compuso las Meditaciones, una de las principales obras del estoicismo romano, pese a estar redactadas en griego. Los doce libros que forman esta obra constituyen una compilación de ideas y sentencias breves en la que Marco Aurelio reflexiona sobre temas como los límites de la naturaleza humana, la fugacidad del tiempo, los valores morales o la manera correcta de conducirse en la vida. Las Meditaciones carecen de orden sistemático y consisten en los apuntes de un diario personal; Marco Aurelio no usa un tono elevado ni grandes abstracciones, sino que se dirige a sí mismo con veracidad; la grandeza que se percibe en sus escritos es real, no retórica ni literaria. Ningún otro gran personaje del mundo antiguo nos ha legado un testimonio personal tan sincero y hondo, de tanta inmediatez e intensidad. Traducción y notas de R. Bach Pellicer. Introducción y revisión de C. García Gual.
Junto con Virgilio y con Ovidio, Horacio forma la tríada de los grandes poetas augústeos, que es también la los grandes poetas latinos de la Antigüedad. Horacio fue para la literatura europea medieval y moderna un modelo en la lírica, la sátira y la teoría poética. Quinto Horacio Flaco (65 a.C. – 8 a.C.) es uno de los más relevantes e influyentes autores de la Antigüedad. Hijo de liberto, estudió en Roma y en Atenas, donde entró en contacto con el epicureísmo. Su reflexiva poesía alcanza una extraordinaria perfección formal y plenitud que constituyen la esencia de lo clásico. Las Odas, consideradas la obra mayor de Horacio, están formadas por cuatro libros que contienen un total de 104 poemas, en los que se reflejan temas (el amor, la fortuna, la amistad, el ocio, la ética ciudadana, la vejez, etc.) y metros líricos griegos, pero que tratan también asuntos genuinamente romanos, como el Carpe diem o el Beatus ille. Sólo una personalidad tan poderosa como la de Horacio es capaz de efectuar una síntesis de la gran poesía anterior (Píndaro, Calímico, sermones y panegíricos griegos, Ennio, Virgilio) sin quedar ahogado y asimilarla en algo propio, que es no sólo el comienzo de la lírica romana, sino su punto culminante. El Canto secular es un himno para ser cantado en honor de los dioses, en especial a Apolo, que ensalza a Augusto y a su familia. Completan este volumen los Épodos, composiciones de juventud en las que el poeta dirige finas y humorísticas invectivas contra personajes y tipos de su entorno.