Se publica por primera vez una edición crítica de la «Comedia de Calisto y Melibea» en 16 autos, en el que se han utilizado todos los testimonios primitivos para la fijación del texto. Esta edición intenta colmar la demanda de muchos estudiosos que piensan que la Comedia está más conseguida literariamente que la Tragicomedia por su pureza textual, coherencia interna y dramaticidad.
Estos diálogos, una suma de unidades festivas y jocosas, atribuidos a un desconocido se adjudican ahora a fray Diego González Aguayo, catedrático de la Universidad de Salamanca. Interrumpida la edición en 1618, reaparecieron en 1855 por su mérito literario y buen humor exigían nueva edición para poner en manos del lector actual tan entretenida obra en su fresca lozanía.