Huberto Batis recupera un pasaje de la vida de Leopold y Wanda Sacher-Masoch. A través del encuentro erótico y amoroso de estos dos personajes es posible internarse en los enredos de la aristocracia y descubrir la manera en que la sexualidad permeaba todos los actos de su vida.
Todos han conocido alguna vez el amor. Tal vez la mayoría ha sentido la pasión en cualquiera de sus manifestaciones. El erotismo, no. Ésa es una práctica para pocos seres especiales, para espíritus sensibles, para jóvenes y adultos con una cierta cultura de la sensualidad y de la combinación de inteligencia con la agudeza de los sentimientos más profundos o con las terminales nerviosas más epidérmicas. Este libro es una prueba que el autor les pone a las mujeres frente a sus parejas y a los hombres frente a sus ilusiones de realización plena. Es un examen para quienes, desde los catorce años en adelante y quizás hasta los noventa, no han olvidado para que sirven los cinco sentidos. En el erotismo más antiguo, como en el de hoy, Fárber confirma que si no se utilizan todos y cada uno de ellos en ese gran momento, no hay erotismo real, sino rituales truncos o falsos.
Te seguiré buscando es un cuento en el que la autora se plantea el reto de escribir temas transgresores y utiliza las herramientas que le han ganado un lugar prominente entre las escritoras de nuestra época. El lector encontrará aquí una forma poco convencional del amor y del deseo que se despierta en una mujer madura al iniciar una relación con una joven. Josefina Estrada nos adentra en los recovecos de los apetitos femeninos, donde lo importante no es el sujeto del amor sino encontrar el secreto para preservar la pasión.
El último refugio representa el deseo erótico que genera lo prohibido y los conflictos inherentes a la conquista, no siempre acertada ni pacífica, en la lucha por alcanzar aquello que se vislumbra idílico. Éste es el caso de un hombre que se lanza hacia una mujer invitante y que se abandona en vías de alcanzar la ilusión de revivir la juventud. Un libro que combina las atrevidas fotografías que Alejandro Zenker realizó del propio Mauricio Molina y la modelo Leda Rendón.
Estamos ante el misterioso triángulo de Leda, con su fino y abierto vello obscuro, entre los muslos blanquísimos que en un apretón final ahogaron al cisne, un triángulo de apretadas líneas de escritura, un texto, un jeroglífico de indescifrables palabras; ante una mujer que, ejerciendo el poder de aparición, sólo permitido a seres fantásticos y enigmáticos, se convierte en la protagonista de incontables historias que transcurren en la mente del autor entre flashes y clics de la cámara de Alejandro Zenker.