Las casas son siete, y están vacías. La narradora, según Rodrigo Fresán, es «una científica cuerda contemplando locos, o gente que está pensando seriamente en volverse loca». Y la cordura, como siempre, es superficial.
Samanta Schweblin nos arrastra hacia Siete casas vacías y, en torno a ellas, empuja a sus personajes a explorar terrores cotidianos, a diseccionar los miedos propios y ajenos, y a poner sobre la mesa los prejuicios de quienes, entre el extrañamiento y una «normalidad» enrarecida, contemplan a los demás y se contemplan. La prosa afilada y precisa de Schweblin, su capacidad para crear atmósferas intensas y claustrofóbicas, y la inquietante gama de sensaciones que recorren sus siete cuentos han hecho a este libro merecedor del IV Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. El jurado, del que formaron parte los escritores Pilar Adón, Jon Bilbao, Guadalupe Nettel, Andrés Neuman y que estuvo presidido por Rodrigo Fresán, valoró en Siete casas vacías la precisión de su estilo, la indagación en la rareza y el perverso costumbrismo que habita sus envolventes y deslumbrantes relatos.
Salvados por sus hijos, náufragos de sus padres, los protagonistas de estos cuentos se zambullen en las profundidades de los vínculos esenciales. Las casas, el mar, el campo son encierro y escape; el espacio donde las generaciones se alimentan, sueñan, procrean. Con trazo lírico, despojado e irónico, Katya Adaui ensaya su teoría de la paternidad: un mapa opaco en el que los seres humanos rastrean con fuerza e inteligencia cómo sobrevivir a la crianza. Pudorosos ante lo íntimo, apaciguados con los parecidos, enervados por lo familiar, esquivan los golpes, afrontan los abandonos y buscan cualquier prueba de ternura y felicidad para redimirlos. Porque en Geografía de la oscuridad son los hijos y las hijas quienes conocen la verdad de ese disfraz al que llamamos padre.
Gracias al encuentro entre escritoras de distintas generaciones, se recuperan aquí veinte voces de distintos países de Latinoamérica que habían sido desplazadas por el canon literario. En palabras de Jorge Volpi, esta antología «surge para cuestionar la convicción de que conocemos los grandes cuentos del siglo XX». Esta antología se integra en Colección Vindictas, que abre la lente a una mirada plural, puesta en retrospectiva para recuperar grandes novelas escritas por mujeres que habían quedado fuera del alcance de las lectoras y los lectores a pesar de su relevancia literaria y de una vigencia asombrosa. Una nueva lectura, más empática e incluyente a estas obras, no sólo nos permitirá reivindicar el mérito de sus autoras, sino compensar nuestra deuda con la literatura escrita por mujeres.
Con su narrativa inusual, Cecilia Eudave nos inquieta y perturba al tiempo que nos ubica, con estas historias llenas de extrañeza, en el umbral, en esa delgada línea que separa lo real de lo insólito. ¿Qué tienen en común un fotógrafo abordado por una joven diminuta en su computadora, una mujer que ha olvidado a las personas de su vida, un hombre anodino en busca de una historia extraordinaria, unos amigos que buscan un bar siniestro, un policía desesperado por resolver un brutal asesinato, unos mellizos acosados por una presencia escurridiza, un matrimonio que por accidente golpea un bulto con apariencia semihumana y un contador público que, con el fin de ligarse a una chica, se apropia de una profecía ancestral para explicar la aparición de los agujeros oscuros y profundos diseminados por la ciudad, por el planeta?El lector decidirá, tras la lectura de este libro, de qué lado de la balanza quiere situarse y llegar como un personaje más al final de sus miedos. «Su escritura es irreverente, audaz, singular, y tiene la capacidad de llevarnos siempre a los sutiles límites que existen entre lo insólito y lo real», Margo Glantz"Una voz que sabe contar desde la ternura, el humor y el asombro el absurdo maravilloso que es estar vivos", Patricia Esteban Erlés"Una peculiar mirada expresionista de lo cotidiano, diferente del realismo habitual, con precisión y sin que falten el humor ni la sugestión poética", José María Merino"Una genuina mezcla de imaginación, inteligencia, humor y crítica social que ha venido a renovar las narrativas de lo insólito", Teresa López-Pellisa
Criaturas que se suben a los tejados y alzan el vuelo, una adolescente apasionada por la sangre, una profesora que recoge la cabeza de la vecina en su jardín, una chica incapaz de separarse de la dentadura de su padre, dos gemelas ruidistas en un festival de música experimental, mujeres que se lanzan desde lo alto de una montaña, terremotos apocalípticos, un chamán que escribe un conjuro para revivir a su hija.Las voladoras reúne ocho cuentos que se ubican en ciudades, pueblos, páramos, volcanes donde la violencia y el misticismo, lo terrenal y lo celeste, pertenecen a un mismo plano ritual y poético. Mónica Ojeda nos vuela la cabeza con un gótico andino y nos muestra, una vez más, que el horror y la belleza pertenecen a una misma familia. «Una de las más poderosas novelistas latinoamericanas actuales», Carlos Pardo, Babelia «Puede llegar a ser adictiva», Ricardo Baixeras, El Periódico de Catalunya"Una de las más grandes promesas de las nuevas generaciones de escritores latinoamericanos", Juan Ángel Juristo, ABC"Un soplo de aire fresco sacude la literatura latinoamericana", Xavi Ayén, La Vanguardia
Los seis cuentos que constituyen La claridad –título que mereció el VI Premio Ribera del Duero– anuncian todo lo que deseamos y no alcanzamos, los miedos y los arrebatos, el amor y la traición y los pequeñísimos instantes de dicha. El brillo de la claridad es más brillo cuando se contempla desde la oscuridad. Y es, precisamente, desde ese amplio parámetro de la negrura, donde un particular y resuelto manejo del lenguaje, de la voz narrativa y de los registros, logra crear personajes libres o condenados, siempre eternos, en unas historias inesperadas, extraordinarias, violentas y terrenales que se combinan para mostrarnos el lado más afilado de la belleza. El jurado, del que formaron parte los escritores Óscar Esquivias, Clara Obligado y presidido por Fernando Aramburu, otorgó el premio por unanimidad, y resaltó la minuciosidad narrativa y la mirada perturbadora de Marcelo Luján, proyectadas en un libro muy persuasivo, que pone de manifiesto un cuestionamiento del idioma y una poética del desarraigo. «Estos cinco cuentos de Marcelo Luján, de factura impecable, invitan a una experiencia de lectura no exenta de una gustosa perversión, al inquietarnos con unas historias que dentro de la literatura resultan placenteras, intensas, fascinantes, mientras que trasladadas a nuestra vida serían para echarse a correr», Fernando Aramburu
La literatura de Pedro Ugarte es un paraíso en construcción, una galería de fotografías veladas bajo una cuidadosa atención por el detalle y un profundo estudio de la psicología. Un paraíso anhelado, tal vez perdido, donde las parejas intercambian la intimidad por un simulacro atravesado de silencios y de alcohol; los hijos se convierten verdaderamente en hijos cuando asumen las frustraciones y las miserias de sus padres; las familias son el laboratorio de la ausencia, la hipocresía y la ruptura; el trabajo es el mecanismo de la rutina y de la envidia. Ugarte pone ante nosotros la posibilidad de ser felices. Tan cerca está esa oportunidad, tan a la vista, que resulta imposible alcanzarla.Con Antes del Paraíso, vuelve el gran cuentista vasco, cuyo libro anterior, Nuestra historia, recibió el elogio unánime de la crítica y obtuvo el Premio Setenil al mejor libro de cuentos del año. «Un banquete de pura literatura». Pilar Adón"Cuentos memorables, verdaderas obras maestras". Óscar Esquivias, 20 minutos"La zambullida en la realidad es impresionante". Santiago Aizarna, Diario Vasco"Ugarte ha ideado a la perfección diez maneras de ver el mundo, diez envidiables miradas sobre nosotros mismos". Ernesto Ayala-Dip, El País"Un gran descobriment, unes narracions a les quals tornarem". Ramona Pérez, Ara"Un consumado autor de relato corto, uno de los imprescindibles". Miguel Sanfeliu, La tormenta en un vaso
Una casa junto al mar está en venta. Por ella desfilan posibles compradores que la visitan, la alaban o reniegan de ella. Sin embargo, no es a ellos a quienes escuchamos, no es al agente inmobiliario al que oímos. Quien siente, quien se emociona, quien reflexiona, quien se confiesa ante nosotros es la propia casa, que desde sus paredes, su suelo y su techo, es piel y latido de todo lo que ocurre.Con una prosa siempre irónica y ácida, que acaricia y corroe simultáneamente, Mercedes Abad ha establecido magistralmente el animismo de un espacio tan complejo como un futuro hogar, testigo de todo aquello que hacemos o dejamos de hacer. La voz de una de nuestras grandes escritoras es ilustrada en esta ocasión por las espléndidas obras de Álvaro Ardévol, autor de un proyecto digital que no dejará indiferente a nadie.
En estas cinco narraciones intensas y de atmósfera delicada, Guadalupe Nettel nos propone un cruce de caminos entre el mundo animal y el universo humano para hablar de temas tan naturales como la ferocidad de la vida en pareja, la maternidad «cuando es deseada y cuando no lo es», las crisis existenciales de la adolescencia o los lazos inimaginables que pueden establecerse entre dos enamorados. Su mirada proyecta lo subterráneo y lo secreto de sus personajes, lo anómalo, lo inconfesable. El matrimonio de los peces rojos son espacios magistralmente construidos en los que nos preguntamos cómo y en qué momento se fraguan en nosotros las decisiones más íntimas y soterradas, aquellas que, sin sospecharlo, marcarán de manera definitiva nuestra existencia.El jurado, compuesto por Cristina Grande, Ignacio Martínez de Pisón, Samanta Schweblin, Marcos Giralt Torrente y presidido por Enrique Vila-Matas, valoró en El matrimonio de los peces rojos la alta calidad de su prosa, impecable tensión narrativa y unas atmósferas turbadoras en las que lo anómalo se aposenta en lo cotidiano.