Название | Envejecer en el siglo XXI |
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Автор произведения | Leonardo Palacios Sánchez |
Жанр | Медицина |
Серия | Medicina |
Издательство | Медицина |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587847130 |
En el mundo se estimó que para el 2015 cerca del 12 % de la población era mayor de sesenta años; pero se dice que para el 2050 va a alcanzar el 22 % de la población mundial. En América Latina y el Caribe, la situación es muy similar, y aunque esta región no se considera envejecida, es importante resaltar que sí se encuentra recorriendo este camino a una velocidad mucho mayor que regiones como Europa y América del Norte, en los que esta transición demográfica duró aproximadamente setenta años. Se dice que para el 2050 en América Latina y el Caribe uno de cada cuatro habitantes será mayor de 60 años (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [Cepal], 2018).
Aunque vivir más es un logro para la humanidad, viene acompañado de retos y desafíos multidisciplinarios para la sociedad, en especial en el sector de la salud, donde el incremento de personas mayores implica un aumento en la demanda de servicios de salud y cuidado. Uno de los puntos más evidentes relacionados con este tema tiene que ver con la disminución progresiva de las capacidades físicas y mentales de las personas mayores, lo que conlleva una dependencia social y la mayor vulnerabilidad que tienen para desarrollar enfermedades (Cepal, 2018; Organización Mundial de la Salud, 2015).
En al ámbito nacional, Colombia es un país que, desde finales del siglo xx y durante el último siglo, ha aumentado drásticamente la población adulta mayor; sin embargo, solo hasta el 2010 se obtuvo el primer reporte que demostraba la rápida transición demográfica que, al igual que otros países, estaba determinándose por los mismos factores presenciados en el resto del mundo (Profamilia, 2011).
El informe publicado en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, en el 2010, mostró por primera vez el cambio poblacional que se estaba viviendo (Profamilia, 2011), y en el 2018 los resultados preliminares del censo llevado a cabo por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (dane) revelaron que el porcentaje de personas mayores de 60 años en Colombia era de aproximadamente el 9,23 %, casi un 50 % mayor al que se tenía para 1985. Las cifras más recientes muestran que para el 2015 por cada 100 personas menores de 15 años habían 28,7 personas mayores de 60 años; mientras que para el 2018 esa cifra llegó a aumentar a 40,4. Adicionalmente, en el centro del país se ha reportado un índice de envejecimiento alto con más de 50 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 15 años (dane, 2018).
Aunque es evidente que todo el territorio nacional se ve afectado por esta problemática, según los resultados entregados preliminares del censo realizado por el dane, para el 2018 existían departamentos que presentaban un índice de envejecimiento mayor, como Quindío (70,43 %), Caldas (69,34 %), Valle del Cauca (60,28 %), Risaralda (59,54 %), Tolima (52,08 %), Nariño (50,82 %), Bogotá (50,17 %), Boyacá (50,13 %), Antioquia (48,73 %) y Santander (44,23 %) (dane, 2018). Esto permite observar que en el centro del país existen los índices más altos de envejecimiento, lo que puede estar relacionado con múltiples características propias de estas regiones, que deben estudiarse a profundidad para poder generar políticas públicas que respondan a las necesidades particulares de estos departamentos (figura 1).
Figura 1. Índice de envejecimiento en Colombia
Fuente: cifras preliminares del censo del dane (2018).
Salud y envejecimiento poblacional
En el momento de atender al grupo de las personas ancianas debe evitarse generalizar las condiciones y necesidades en las que se encuentra cada una de estas personas, especialmente en el ámbito de la salud. Adicionalmente a esto, deben evitarse los estereotipos, las percepciones y los supuestos que se tienen y que enmarcan a este grupo poblacional como único (Organización Mundial de la Salud, 2015). Una población en proceso de envejecimiento conlleva retos en el sector salud, especialmente en lo que respecta a atención de enfermedades y necesidades de la población. Por eso, es fundamental tener en cuenta que las transiciones demográficas se acompañan de transiciones epidemiológicas, que pueden modificar de forma radical el enfoque de un sistema de salud (Arango, 2013). Al despuntar el siglo xx, el perfil epidemiológico mundial asumía que el 30 % de todas las muertes correspondía a enfermedades infecciosas y, consecuentemente, la expectativa de vida era de 60 años. Casi 100 años después, las causas de muerte fueron potencialmente prevenibles con cambios en el estilo de vida y se ha observado que la expectativa de vida alcanzó los 72 años.
En la actualidad, los sistemas de salud se centran en la atención a la primera infancia y gran parte de los programas buscan promover desde el principio una buena salud, porque esto va a tener a futuro alto impacto en la población mayor. Sin embargo, durante los últimos años, que es cuando se han generado esas políticas de atención a la primera infancia, Colombia se encontraba en un momento demográfico en el cual existía una expectativa de vida baja, por la alta prevalencia de enfermedades que se daban a temprana edad y llevaban a muertes tempranas. Otro punto importante es la pirámide poblacional, donde principalmente la mayor densidad demográfica se concentraba en los niños (Gutiérrez et al., 2015).
Durante los últimos 10 años, Colombia ha comenzado a cambiar su dinámica poblacional, lo que ha llevado a que por las mismas políticas que ayudan a promover una buena salud desde la primera infancia nos lleven a que, en la actualidad, tengamos una población de personas mayores. El problema nace en que al solo centrar la atención en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad en las primeras etapas de la vida, se deje de lado la promoción y prevención de enfermedades que son propias del envejecimiento humano (Flórez et al., 2015). Por esto, la Organización Mundial de la Salud (2015) ha sugerido que los sistemas de salud deben adaptarse y buscar entregar una atención integrada y centrada en las personas mayores, todo esto en un marco de envejecimiento saludable que busque brindarles a las personas mayores los medios para tener una vejez lo más funcional posible.
En las primeras etapas de la vida hay una mayor prevalencia de enfermedades infecciosas y, en contraste, en la vejez estas se modifican por enfermedades degenerativas, cardiovasculares, neurológicas, metabólicas-nutricionales y problemas osteomusculares. Uno de los dilemas aquí es que estas enfermedades, a diferencia de las infeccionas, tienden a la cronicidad, lo que implica que el tratamiento no busque la cura, sino disminuir la velocidad con las que progresan y llevan a mayor deterioro de otros órganos y sistemas (Morales Erazo et al., 2016).
La epidemiología de las enfermedades crónicas para el año 2015, según la Encuesta Nacional de Salud Bienestar y Envejecimiento (sabe-2015) resalta que: las patologías cardiovasculares tienen el primer puesto, y ahí la hipertensión arterial es la más alta; entre tanto, el 84,8 % padece de más de una condición crónica de salud (multimorbilidad). Las dos condiciones crónicas de salud que se presentaron en más del 40 % son hipertensión arterial y la presencia de síntomas depresivos, como se observa en la figura 2 (Ministerio de Salud, 2015; Morales Erazo et al., 2016).
Figura 2. Enfermedades más frecuentes en personas mayores de 60 años en Colombia
Fuente: sabe (2015).
Los datos presentados en la figura 2 permiten identificar cuáles enfermedades deben tener mayor atención tanto en