Mensajes para los jóvenes. Elena G. de White

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Название Mensajes para los jóvenes
Автор произведения Elena G. de White
Жанр Религиозные тексты
Серия Biblioteca del hogar cristiano
Издательство Религиозные тексты
Год выпуска 0
isbn 9789877981124



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despierta las pasiones impuras y las ambiciones. Declara: “Te daré todo este poder, estos honores, estas riquezas y estos placeres pecaminosos”. Pero pone por condición que la integridad sea sacrificada y la conciencia embotada. De ese modo degrada las facultades humanas, y las hace cautivas del pecado.

       La ayuda del Espíritu Santo

      El precio de la victoria

      La lucha entre el bien y el mal no se ha vuelto menos fiera de lo que era en los días del Salvador. El camino al cielo no es más liso ahora que entonces. Debemos apartar todos nuestros pecados. Debemos abandonar toda indulgencia predilecta que obstaculice nuestro progreso espiritual. Si el ojo derecho o la mano derecha son causas de ofensa, debemos sacrificarlos. ¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestra propia sabiduría y a recibir el reino de los cielos como niñitos? ¿Estamos dispuestos a deshacernos de nuestra propia justicia? ¿Estamos dispuestos a sacrificar la aprobación de los hombres? El premio de la vida eterna es de valor infinito. ¿Estamos dispuestos a dar la bienvenida a la ayuda del Espíritu Santo y a cooperar con él, haciendo esfuerzos y sacrificios proporcionales al valor del objeto a obtenerse? (Review and Herald, 10 de febrero de 1903).

      14 Romanos 2:10

      15 Romanos 6:12, 13.

      16 Efesios 6:12.

      17 Colosenses 2:9, 10.

      12

      El esfuerzo especial de Satanás

      Me ha sido mostrado que debemos estar en guardia por todos lados y resistir con perseverancia las insinuaciones y estratagemas de Satanás. Él se ha transformado en un ángel de luz y esta engañando y llevando cautivos a miles. Es tremenda la ventaja que saca de la ciencia de la mente humana. Aquí, bajo la apariencia de serpiente, se arrastra imperceptiblemente para corromper la obra de Dios. Hace humanos los milagros y las obras de Cristo.

      Si Satanás hiciese un ataque abierto y atrevido al cristianismo, llevaría al cristiano afligido y agonizante a los pies de su Redentor, y el poderoso y fuerte Libertador haría huir atemorizado al osado adversario. Pero Satanás, transformado en ángel de luz, obra sobre la mente para seducirla y apartarla del único camino seguro y recto. Las ciencias de la frenología, la psicología y el mesmerismo han sido el conducto por el cual Satanás se ha allegado más directamente a esta generación, y ha obrado con ese poder que iba a caracterizar su obra hacia el fin del tiempo de gracia.

      Al acercarnos al fin del tiempo, la mente humana es afectada más fácilmente por los ardides de Satanás. Este induce a los mortales engañados a atribuir las obras y los milagros de Cristo a principios generales. Satanás ha ambicionado siempre falsear la obra de Cristo y establecer su propio poder y sus pretensiones. Por lo general, no lo hace abierta y osadamente. Es astuto, y sabe que el medio más eficaz de efectuar su obra consiste en presentarse al pobre hombre caído, en forma de ángel de luz.

      La confianza propia es fatal

      Si Satanás consigue nublar y engañar la mente humana de tal manera que induzca a los mortales a pensar que hay en ellos poder inherente para realizar obras grandes y buenas, éstos dejan de confiar en que Dios hará en favor de ellos lo que creen poder hacer por sí mismos. No reconocen un poder superior. No dan a Dios la gloria que él reclama y que se debe a su grande y excelente majestad. De este modo se realiza el intento de Satanás. Se alegra de que el hombre caído se exalte presuntuosamente, así como él se exaltó en el cielo y fue expulsado. Sabe que si el hombre se exalta a sí mismo, su ruina es tan segura como lo fue la suya.

       La destrucción de la confianza

      Afirma en las mentes la ilusión de que no hay demonio personal, y los que creen esto no se esfuerzan por resistir lo que no existe y luchar contra ello; así, los pobres y ciegos mortales adoptan finalmente la máxima: “Todo lo que existe está bien”. No reconocen regla para medir su conducta. Satanás induce a muchos a creer que la oración a Dios es inútil, que no es sino una forma. Bien sabe él cuán necesarias son la meditación y la oración para mantener despiertos a los seguidores de Cristo para que resistan su astucia y sus engaños. Los ardides de Satanás apartarán la mente de estas prácticas importantes para que la persona no se apoye en el Poderoso para recibir ayuda y obtener fuerza para resistir sus ataques...

      Convendrá a sus propósitos que descuidemos la práctica de la oración, pues entonces se aceptan más fácilmente sus maravillas mentirosas. Al presentar sus tentaciones engañosas al hombre, Satanás cumple el objeto que no pudo realizar al