Название | Para Siempre, Contigo |
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Автор произведения | Софи Лав |
Жанр | Современные любовные романы |
Серия | |
Издательство | Современные любовные романы |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9781094304564 |
(LA POSADA DE SUNSET HARBOR—BOOK 3)
SOPHIE LOVE
Sophie Love
Como apasionada de toda la vida del género romántico, Sophie Love se enorgullece de presentar su primera serie romántica: POR AHORA Y SIEMPRE (LA POSADA DE SUNSET HARBOR – LIBRO 1).
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Copyright © 2016 por Sophie Love. Todos los derechos reservados. Con excepción de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de los Estados Unidos de 1976, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida de ninguna forma ni por ningún medio, ni almacenada en una base de datos o en un sistema de recuperación de datos, sin el permiso previo del autor. Este ebook tiene licencia sólo para su placer personal. Este ebook no puede ser revendido o regalado a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, por favor compre una copia adicional para cada destinatario. Si está leyendo este libro y no lo compró, o si no lo compró para su uso exclusivo, devuélvalo y compre su propia copia. Gracias por respetar el arduo trabajo de este autor. Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginación del autor o se utilizan ficticios. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es una coincidencia. Jacket image Copyright EpicStockMedia, utilizado bajo licencia de Shutterstock.com.
NOVELAS DE SOPHIE LOVE
LA POSADA DE SUNSET HARBOR
POR AHORA Y SIEMPRE (Libro #1)
POR Y PARA SIEMPRE (Libro #2)
PARA SIEMPRE, CONTIGO (Libro #3)
CONTENIDO
CAPÍTULO UNO
Emily miró a la hermosa niña que dormía tranquilamente en la cama de Daniel. Su cabello rubio estaba extendido sobre la almohada blanca. Sus rasgos eran inconfundiblemente los de Daniel. Parecía angelical.
Afuera estaba oscuro, la única luz en la habitación era un rayo de luna que se deslizaba a través de las cortinas, haciendo que la habitación se volviera de un azul apagado. Emily había perdido la noción del tiempo, pero a juzgar por el agotamiento que sentía en lo más profundo de sus huesos, estaba a punto de amanecer.
Oyó que la puerta crujía y miró por encima de su hombro para ver a Daniel de pie en la grieta, la cálida luz de la chimenea de la cochera iluminando su silueta. Sólo con verlo, su corazón dio un vuelco. Era como un espejismo, como un soldado que regresó de la guerra.
— ¿Sigue durmiendo?—susurró.
Emily asintió. A pesar de que él estaba de vuelta y de pie frente a ella después de una ausencia de seis semanas, Emily todavía no podía creerlo, no podía bajar la guardia por completo. Fue como si ella estuviera anticipando el momento en que él anunciaría que se iba una vez más, que estaba sacando a Chantelle de su vida con la misma rapidez con la que él la había metido en ella.
Salieron juntos de la habitación, cerrando la puerta en silencio para no despertar a la niña dormida.
—Debe haber sido un largo viaje desde Tennessee—dijo Emily, al escuchar lo torpe que era su voz, lo antinatural que de repente se sintió en compañía de Daniel—. Debes estar exhausto.
—Creo que todos lo estamos—contestó Daniel, reconociendo en una declaración la prueba que él le había hecho pasar.
Mientras se sentaban juntos a la mesa, Daniel miró intensamente a Emily, una expresión sincera en sus ojos.
—Emily—comenzó, con la voz quebrándose de inmediato—No sé cómo decir esto, cómo sacar las palabras. Sabes que lucho con ese tipo de cosas.
Sonrió débilmente. Emily le devolvió la sonrisa, pero sintió que su corazón se estremecía de angustia. ¿Iba a llegar? ¿Estaba anunciando su partida y la de Chantelle? ¿Había vuelto a ella para decirle de frente que se había acabado? Sentía que las lágrimas empezaban a nadar en sus ojos. Daniel cruzó la mesa y le dio una palmadita en la mano. El gesto fue todo lo que se necesitaba para hacer que las lágrimas que ella estaba tratando de evitar inundaran sus ojos, bajaran por sus mejillas y se terminaran sobre la mesa.
—Lo siento mucho—dijo Daniel—. No es suficiente, lo sé, pero es todo lo que tengo, Emily. Siento mucho lo que te hice pasar. Respecto a huir de esa manera.
Emily tartamudeó, sorprendida de que las palabras para las que había sido preparada no hubieran llegado.
—Pero hiciste lo correcto—dijo ella—. Fuiste