Название | Curistorias de la Segunda Guerra Mundial |
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Автор произведения | Manuel J. Prieto |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788415930013 |
CURISTORIAS DE LA
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Manuel Jesús Prieto
ISBN: 978-84-15930-01-3
© Manuel Jesús Prieto, 2013
© Punto de Vista Editores, 2013
http://puntodevistaeditores.com/
Fotografía de cubierta: Creative Commons. Marine Corps Archives & Special Collections
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Índice
Batallas
Dichos y palabras
Guerra naval y guerra aérea
Espionaje y operaciones especiales
Objetos e hitos
El autor
Manuel Jesús Prieto. Es autor de libros y publicaciones tanto sobre divulgación histórica como sobre temas técnicos. Gran aficionado a la historia, su visitadísimo blog Curistoria recoge miles de curiosidades y anécdotas históricas y es un referente en su ámbito. Colaborador habitual en distintos programas de radio y revistas digitales, también ha sido ganador y finalista en varios concursos literarios y algunos de sus relatos han aparecido publicados en revistas y libros.
Introducción
Las dos primeras acepciones que atribuye el Diccionario de la RAE para el término anécdota son ‘relato breve de un hecho curioso que se hace como ilustración, ejemplo o entretenimiento’ y ‘suceso curioso y poco conocido, que se cuenta en dicho relato’. Bajo estas palabras se esconde el sentido del blog Curistoria, que da origen a este libro, y su orientación.
Las curistorias son narraciones cortas, sencillas, que buscan dar a conocer un hecho histórico, poco conocido en la mayoría de los casos, y que además tratan de hacerlo con humor, cercanía y por medio de un tono divulgativo. El objetivo principal es el conocimiento, a través del entretenimiento, de aspectos relevantes de la historia en unos casos y de eventos casi insignificantes en otros. Conocimiento y entretenimiento. Acercarse a la historia con un tono poco habitual, desde casi la superficialidad. Pero incluso cuando nadamos en la superficie nos mojamos, por lo que a través de las curiosidades y quizás sin darnos cuenta iremos adentrándonos en la historia y conociéndola poco a poco. Y quién sabe, en algún momento puede un hecho llamarnos tanto la atención que decidamos sumergirnos por completo en un tema, en un periodo histórico o en un personaje. Pero eso, Dios me libre, no es responsabilidad mía, eso recae en las manos del lector.
También queda lugar en este libro para los expertos, para aquellos que podríamos denominar submarinistas, siguiendo con la metáfora acuática, ya que, y volviendo a la definición de la RAE, las cuestiones tratadas son en muchas ocasiones poco conocidas. Estoy convencido de que aquellos conocedores de la historia en profundidad sonreirán y se sorprenderán al descubrir pinceladas nuevas que completan su visión detallada del cuadro.
Si bien Curistoria, el blog, vuela sin rumbo por la historia y salta entre temas y épocas sin atadura alguna, este texto se circunscribe a la Segunda Guerra Mundial, uno de los temas más tratados en aquél por sencilla preferencia del autor. Y es que dicho conflicto tiene un gran número de atractivos, que no corresponde enumerar aquí, y una característica que le convierten en fuente de incontables curistorias: su cercanía en el tiempo hace que la información disponible y estudiada sea ingente. Así, disponemos de textos sobre la oportunidad estratégica de la batalla del Atlántico, por citar algo, pero también tenemos los testimonios de muchos de los hombres que lucharon en aquel combate, la visión del día a día. Podemos conocer los pensamientos de los grandes mandatarios, pero también tenemos acceso a la narración de las vicisitudes de un soldado, en un principio poco relevante.
Espero que disfruten de esta cara B de la historia, como me gusta llamarla, y que sonrían y se sorprendan al conocerla.
Nazismo
Cómo se probaban las botas alemanas
Durante la Segunda Guerra Mundial se exprimieron al máximo todos los recursos para que el monstruo, la propia guerra, siguiera alimentado. Cualquier idea, cualquier recurso, cualquier persona, podía aportar su granito de arena, incluso contra su voluntad en muchísimos casos.
En este contexto, los alemanes usaron a prisioneros de guerra, y a otras muchas de las personas que sencillamente detuvieron, para hacer trabajos forzados, pruebas, experimentos... Desde hacer billetes falsos hasta probar las botas de los soldados alemanes, pasando por cualquier tipo de trabajo manual.
El que era destinado a trabajar, en muchos casos salvaba la vida temporalmente pero, sin duda, sufría. A veces, lo que parecía un castigo absurdo tenía su objetivo. Un ejemplo lo tenemos en seis soldados británicos que fueron capturados por los alemanes en abril de 1943. A uno de ellos lo ejecutaron pensando que era judío, pero a los otros cinco los castigaron a andar cincuenta kilómetros al día, los siete días de la semana, en una pista de adoquines.
Esto puede parecer sencillamente un castigo absurdo, pero lo que los alemanes pretendían era que aquello les permitiera conocer el aguante de las botas destinadas al ejército alemán, comprobando así su resistencia a base de kilómetros andados.
La suerte en el campo de Buchenwald
El 11 de abril de 1945 el cuartel general de la Gestapo en Weimar telefoneó al campo de concentración de Buchenwald. Avisó de que iban a enviar explosivos para volar el campo, con los internos dentro del mismo.
Afortunadamente, los administradores del campo ya había huido y los internos atendieron el teléfono. En el momento de la llamada, el lugar ya estaba en manos de los que habían sido sus prisioneros. La contestación fue: “No se preocupen, no es necesario. Ya han volado el campo”. Evidentemente, en este caso la suerte y el miedo de los responsables salvaron la vida de los prisioneros.
Lo que no queda muy claro es cómo la Gestapo no sospechó nada al llamar al campo, hablar con gente del mismo y oír que había sido volado. Supongo que entendieron que la destrucción estaba hecha o planeada.
El pan de Adolf Hitler
Durante el Tercer Reich, cada semana, el mismo día, llegaba un paquete del tamaño de una caja de zapatos a la cancillería en Berlín y era conducido inmediatamente a las cocinas. Esta costumbre se mantuvo sin cambios hasta los últimos días del Reich.
El paquete contenía una hogaza de pan de pueblo que una mujer de una zona rural hacía a mano. Hitler probó este pan en uno de sus viajes y desde entonces no quiso prescindir de él en su escasa dieta (casi siempre) vegetariana.
Gandhi y Hitler
En mayo de 1940 la Segunda Guerra Mundial ya estaba en marcha. Los nazis habían atacado Polonia en septiembre del año anterior y aunque aún no se conocían bien sus métodos y objetivos últimos, que se verían con claridad más tarde, al menos se intuían. En este mismo mes, en concreto el día 13, Churchill había pronunciado su famoso “sangre, trabajo duro, lágrimas y sudor”, lo que deja de manifiesto que algunas personas ya tenían perfectamente claro hacia dónde apuntaba el régimen de Hitler.