Название | Miserias del poder |
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Автор произведения | Óscar Rodríguez Barreira |
Жанр | Документальная литература |
Серия | Història i Memòria del Franquisme |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788437093345 |
12 Rodrigo Vivar Téllez (29/11/1906-29/11/1991), hijo de Fernando Vivar Torres y Amparo Téllez Macías, nace en Vélez Málaga en el seno de una familia de siete hermanos. Tras realizar la primaria y el bachiller en la provincia de Málaga, se traslada a Granada a estudiar Leyes y se licencia como abogado con tan solo veintidós años. Oposita a la carrera de judicatura y obtiene el título de juez de primera instancia de entrada. Su primer destino fue Vélez Rubio (Almería) en 1933, para pasar, posteriormente, por Campillo y Coín (Málaga). Ni durante el bachiller ni durante la carrera se vincula a ninguna opción política, aunque era un hombre de firmes creencias religiosas. Con la Victoria comienza su fulgurante trayectoria política: gobernador civil y jefe provincial de FET-JONS en Almería (5/4/1940-5/9/1942) y Vizcaya (5/9/1942-1944) y vicesecretario general de FET-JONS (1944-28/7/1951), asumiendo las funciones que hasta entonces tenía el secretario general del Movimiento. Además de estos cargos, ejerció como procurador en Cortes durante las diez legislaturas más las dos prórrogas, como miembro del Consejo Nacional de FET-JONS (1946-1961), como magistrado del Tribunal Supremo en la sala 38 de lo contencioso administrativo, como vocal magistrado del Tribunal Arbitral de Seguros (1958-1960), como vocal magistrado del Tribunal de Defensa de la Competencia, como secretario tercero de las Cortes Generales (1952-1967) y, además, como presidente del Sindicato Nacional Textil (1959-1964). Rodrigo Vivar se jubiló en 1977, a los 71 años, y falleció en Madrid a los 85. Boletín de la Hermandad de la Virgen del Mar (2006: 6). Documentación Española Contemporánea (1971: 886). Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006. Archivo de la Inspección General de las Clases Pasivas (AIGCCPP). Expediente de Rodrigo Vivar Téllez.
13 Fernando Vivar Torres nació en 1862 y fue concejal de Vélez-Málaga entre 1904 y 1910. Desde 1910 se vincula a la administración municipal con el cargo de recaudador depositario. Reaparece en política como alcalde el 30 de marzo de 1930, previo nombramiento por Real Decreto del 15 de febrero de 1930. Fue reelegido en el puesto, por unanimidad, el 5 de febrero de 1931, y desempeñó el cargo hasta las elecciones del 12 de abril. En Vélez-Málaga la población todavía vincula a los Vivar a la Casa Larios, que, por norma general, tenía a sus representantes en el Partido Conservador. Sobre la animadversión del obrerismo malagueño a los Larios baste con recordar el duro enfrentamiento mantenido durante la República en la fábrica textil: La Industria Malagueña. La huelga planteada por los trabajadores llegó a un punto tal que provocó una intervención de Cayetano Bolívar en el Congreso. En opinión del diputado comunista los Larios eran una casa feudal que, todavía bajo el gobierno del Frente Popular, pretendían controlar Málaga. Archivo Municipal de Vélez-Málaga (AMV el-Mal). Actas del Ayuntamiento. 1904-1911 y 1930-1932. Encarnación Barranquero (2006: 72-73); Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006.
14 Según Fernando Vivar Mira, fue un hermano de su padre, el bancario, el que, gracias a sus contactos en los partidos de izquierdas, logró sacar a Rodrigo de la cárcel e internarlo en un hospital psiquiátrico. Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006.
15 La expresión estudiar como un mulo es, según Celestino Fernández, de Vivar Téllez. Testimonio de Celestino Fernández Ortiz. Sevilla, 4-7-2003. Véanse las coincidencias del autorretrato con el de otro católico que llegó a lo más alto durante la dictadura: Luis Carrero Blanco (Javier Tusell, 1993).
16 Nuestra perspectiva sobre el uso de fuentes orales y su verosimilitud, muy endeudada con Alessandro Portelli, puede verse en Óscar Rodríguez Barreira (2008: 15-23). Alessandro Portelli (1989, 1991 y 2000). Véase también Enzo Traverso (2007). Sobre la Guerra Civil y el cambio de valores políticos de los españoles, Antonio Cazorla (2005). Francisco Cobo y Teresa Ortega, últimamente, están realizando aportaciones al estudio del imaginario político derechista y su importancia en la construcción de adhesiones a la dictadura. Francisco Cobo (2008) y Francisco Cobo y Teresa Ortega (2006).
17 Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006.
18 Testimonio de Juan José Pérez Gómez. Aguadulce (Almería), 25-6-2003.
19 Sobre la persistencia de estas estrategias durante la II República, véase Óscar Rodríguez Barreira y Antonio Cazorla (2008). Las líneas de escisión descritas se pueden ver en Ronald Fraser (2001).
20 En este sentido seguimos a Ismael Saz cuando defiende: «la renuncia a la búsqueda sistemática de filiaciones «fuertes» o continuidades «orgánicas» para fijar la atención en los discursos y las prácticas simbólicas o, si se prefiere, en las representaciones del mundo, las lecturas del pasado y las proyecciones de futuro, nos permitirá captar lo que hubo de continuidades –y de cambios– en una cultura política que, como todas, debe observarse desde la perspectiva del largo periodo». La lectura que estamos ofreciendo de la autorrepresentación de Vivar Téllez lo vincula a un nacional-catolicismo que, en el contexto bélico, se fascistiza para, posteriormente, volver a un reaccionarismo clásico. Ismael Saz (2008: 163).
21 «La vuelta a la normalidad de la población malagueña. Los horrores del marxismo», en ABC (Sevilla), 11-2-1937. Testimonio de Fernando Vivar Mira. Madrid, 20-6-2006. En el capítulo siguiente podremos ver más ejemplos del relato victimista descrito, pero no nos resistimos a usar, en este punto, otro testimonio en el que un antiguo falangista defendió que, en Almería, no existió represión franquista: «En Almería no hubo represión. (Pregunta) ¿No hubo? (Ginés) Yo no tengo registrado un solo caso de asesinar sin formulación de Causa a nadie. Sé de alguna venganza privada síii... de aquel al que habían matado a su padre y sus dos hermanos por ejemplo y un día pues le pegó un tiro y apareció en una balsa uno de los que, de los que habían estado en la «cheka» y tal... Pero, pero sistemáticamente y menos organizado desde el auténtico Gobierno Civil, no el falso Gobierno Civil de los rojos, ¿asesinados metódicamente, sistemáticamente, organizadamente? ¡¡Mentira podrida!! Aquellos caballeros eran incapaces de hacerlo y no lo hicieron». Testimonio de Ginés de Haro Rossi. Almería, 10-7-2003. Sobre la represión franquista en Almería, que alcanzó a más de 350 personas, véase Eusebio Rodríguez Padilla (2005) y Rafael Quirosa-Cheyrouze (1986).
22 «Málaga, bajo el dominio rojo», en ABC (Sevilla), 10-2-1937.
23 Y continúa: «El estado de la población es lamentable, allí nadie puede hablar o hacer comentarios de ninguna clase pues los requetés con sus boinas rojas y los fascistas con sus uniformes, ayudados por la guardia civil, tan pronto ven que dos personas se paran a hablar por la calle proceden a su detención interrogándoles sobre lo hablado y castigándole si los parece que no los han dicho la verdad». Archivo Juzgado Togado Militar Territorial n.° 23 (AJTMT-23). Expediente 453-31534. Informe realizado por el camarada Manuel Guerrero Segovia.
24 Archivo General de la Administración (AGA). Ministerio de la Presidencia (Presidencia) (9). Secretaría General del Movimiento (SGM). Delegación Nacional de Provincias (DNP) (17.010). Correspondencia, 51-20556 Málaga. Proponiendo Delegado Provincial de Información e Investigación. 20-2-1940.
25 Todavía hoy muchos de los malagueños que huyeron de la ciudad no tienen demasiado claro el motivo de su huida. Los análisis con fuentes orales han detectado no solo la influencia de la propaganda republicana sobre las actitudes y percepciones de la población, sino también miedos atávicos y prejuicios ante, por ejemplo, el moro y otros lugares comunes. Sobre la espantá malagueña y las actitudes de la población a la toma de Málaga resulta imprescindible Encarnación Barranquero y Lucía Prieto Borrego (2007).
26 Norman Bethune (2004: 23-24; ed. or. 1937). El cinismo con el que