Cada uno de nosotros está en la tierra para descubrir su propio camino y ser feliz. Pero sucede que jamás alcanzaremos la plenitud si seguimos el sendero de los otros en lugar de recorrer el que Dios nos tiene preparado a cada uno. A su vez, la realización personal y la felicidad duradera también están asociadas a los modelos familiares heredados y aprendidos. A ellos debemos aprender a mirarlos con serena objetividad y revalorizar la herencia intergeneracional sana y positiva. Descubramos lo que en nosotros nos quita calidad de vida, a fin de permitirle a Dios que nos sane, libere y bendiga; no solo a nosotros, sino también a los hijos, nietos, sobrinos y demás descendientes.