Sinesio de Cirene

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    Himnos. Tratados.

    Sinesio de Cirene

    A caballo entre el mundo helenístico y el cristiano, Sinesio aúna en sus escritos ambas culturas, y es muy representativo de su apasionante época y la pugna por la hegemonía entre paganismo y cristianismo. Sinesio (Cirene [actual Libia], h. 370-Ptolemaida, 413 d.C.) fue un poeta, orador y pensador de filiación neoplatónica. Miembro de una familia rica, fue discípulo de la matemática y filósofa Hipatia en Alejandría, ciudad donde vivió tres o cuatro años; en la Academia de Hipatia se formó en un amplio espectro de saberes, que incluía desde la ciencia hasta la metafísica: astronomía, matemáticas y el pensamiento neoplatónico. Visitó Atenas, pero quedó defraudado porque «la filosofía se había alejado de la ciudad». En 410 se le nombró obispo de Ptolemaida, cargo que aceptó sin entusiasmo y sin renunciar a su esposa ni a sus principios filosóficos. En sus escritos se advierte que junto a la fe cristiana siguió albergando sus convicciones neoplatónicas adquiridas en Alejandría, y según algunos estudiosos las segundas predominaron sobre la primera. Los Himnos de Sinesio, mezcla de ideas paganas y cristianas, revelan un alma profundamente religiosa. Fueron compuestos en dialecto dórico, y muestran influencia de modelos clásicos, así como de los cantos litúrgicos de su época. El primero, dentro de un misticismo neoplatónico, celebra la Trinidad. El segundo es un hermoso canto matutino al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. El tercero y el cuarto ensalzan la identidad de la Mónada y Tríada divinas. En los que siguen se advierte una mayor familiaridad con la fe cristiana. Así, por ejemplo, el quinto, quizás el mejor de toda la colección, y el sexto glorifican al Hijo de la Virgen. El séptimo trata de la adoración de los Magos y de una interpretación de sus dones. En este himno, Sinesio advierte que es el primero en componer un canto lírico sobre Cristo con acompañamiento de cítara. El octavo es una plegaria al «Hijo insigne de la Virgen». El noveno, un himno acerca del descenso de Cristo al Hades, un poema vigoroso, lleno de imágenes mitológicas. En estos Himnos se percibe la influencia del pitagorismo, del orfismo, del gnosticismo, de los tratados herméticos y de los oráculos caldeos, además, claro está, de los predominantes elementos platónicos y neoplatónicos. Sinesio escribió multitud de tratados, algunos de índole seria y filosófica, otros donde más bien se limitaba a exhibir sus habilidades retóricas, que había adquirido en los primeros años de formación, antes de viajar a Alejandría. Cabe mencionar Sobre la Realeza, alocución pronunciada en Constantinopla acerca del rey ideal y la monarquía filosófica (en la línea de la República platónica), y contra los funcionarios corrompidos e ineptos apoyados por la corte; Sobre los sueños, enviado a Hipatia en 405, e importante en la literatura onirocrítica por sus atisbos de psicología moderna; Dión o sobre su forma de vida, escrito en defensa de la dedicación a la filosofía y la retórica, de la existencia al modo de los filósofos griegos y de la independencia personal; Elogio de la calvicie, ejercicio sofístico y humorístico cuyo título responde perfectamente al contenido.

    Cartas

    Sinesio de Cirene

    Las cartas de Sinesio, obispo de Ptolemaida, revelan la vida intelectual y espiritual de un sincero adepto a la doctrina neoplatónica en su diálogo con su maestra Hipatia y sus condiscípulos alejandrinos. Sinesio (Cirene [actual Libia], h. 370-Ptolemaida, 413 d.C.) fue un poeta, orador y pensador de filiación neoplatónica. Miembro de una familia rica, fue discípulo de la matemática y filósofa Hipatia en Alejandría, ciudad donde vivió tres o cuatro años; en la Academia de Hipatia se formó en un amplio espectro de saberes, que incluía desde la ciencia hasta la metafísica: astronomía, matemáticas y el pensamiento neoplatónico. Visitó Atenas, pero quedó defraudado porque «la filosofía se había alejado de la ciudad». En 410 se le nombró obispo de Ptolemaida, cargo que aceptó sin entusiasmo y sin renunciar a su esposa ni a sus principios filosóficos. En sus escritos se advierte que junto a la fe cristiana siguió albergando sus convicciones neoplatónicas adquiridas en Alejandría, y según algunos estudiosos las segundas predominaron sobre la primera. El más de centenar de cartas de Sinesio que conocemos poseen un gran interés, puesto que muchas van dirigidas a las personas que le acompañaron en sus años de formación y reflejan su pensamiento. Varias tienen como destinataria a su maestra Hipatia, otras a condiscípulos en Alejandría (sobre todo a su amigo Herculiano). Por las muchas referencias que hay en las cartas sabemos que Sinesio conocía bien las literaturas griega, latina y cristiana, y estaba muy familiarizado con las doctrinas de los grandes filósofos: los más citados y comentados son Platón, Aristóteles, Plotino y Porfirio. Otro destinatario habitual de las cartas es su hermano menor, al que dirigió cuarenta. Tenía mucha confianza en él y le confiaba sus problemas personales, como las dudas sobre aceptar el episcopado, que Sinesio no quería; posiblemente sucedió a su hermano al frente del episcopado de Ptolemaida. Las cartas interesan también por su aspecto teológico, así como por las varias noticias que Sinesio da sobre la organización de su diócesis, a la que se dedicó con ahínco.