Los estudios de retórica tuvieron una gran importancia en la Grecia clásica y posterior. Este volumen presenta tres manuales de ejercicios de retórica conservados, los cuales muestran en qué consistía esta formación. Se incluyen en este tomo los Progimnásmata o ejercicios de retórica de tres maestros griegos: Teón (siglo I), Hermógenes (siglos II y III) y Aftonio (siglo IV). El estudio de la retórica tuvo una gran importancia en todas las facetas de la vida en la Antigüedad, incluyendo la época imperial de estos autores, pues todo futuro filósofo, científico u orador debía formarse como mínimo con el gramático, que le familiarizaba con los autores clásicos y le preparaba para expresarse con precisión y elegancia, una condición necesaria para el desempeño de cualquier actividad intelectual. La retórica se afianzó con el movimiento llamado Segunda Sofística, del siglo II de nuestra era, y tuvo una repercusión inmediata por su implantación en las escuelas. Los tres ejercicios de retórica de este volumen permiten conocer en qué consistía y qué objetivos perseguía esta formación. De los tres, el más influyente fue el de Aftonio, que incorpora claros ejemplos y trata elementos de la composición retórica o literaria, como son las fábulas, las sentencias, los lugares comunes, el encomio, el vituperio, etc. De Hermógenes se ha conservado también un notable tratado de retórica, Sobre las formas de estilo, que ocupa otro volumen de esta colección.
Hermógenes de Tarso fue la máxima autoridad en retórica de la segunda mitad del siglo II de nuestra era. El retórico griego Hermógenes de Tarso, de la segunda mitad del siglo II y principios del III d.C., fue la máxima autoridad de su tiempo en la materia. Su obra principal es Sobre las formas del estilo, que analiza con tino y precisión las cualidades de varios autores, hasta determinar en qué consiste exactamente su estilo. A los tres tipos de oratoria canónicos (deliberativo, judicial y panegírico) añade en este tratado el político, combinación de los anteriores. Los cuatro se distinguen entre sí por sus diferentes grados de una serie de cualidades: claridad, carácter, sinceridad, riqueza de pensamiento, vehemencia, solemnidad, brillantez, fuerza, belleza. Gran conocedor de los discursos de Demóstenes y de los varios análisis retóricos de éstos, creía que todo el estudio de la retórica debía basarse en el gran orador ático. Fue asimismo autor de unos Ejercicios preparatorios para la retórica (que ocupan otro volumen de esta colección, junto a los ejercicios de los rétores Teón y Aftonio).