El estoico Diodoro cree que el devenir histórico de la humanidad responde a un proyecto global y preconcebido de la divinidad. Esta visión de la Historia caló en el cristianismo y ha sido la predominante durante siglos en Occidente. Diodoro aporta a sus fuentes –cuya cantidad y variedad explican el desconcertante título de Biblioteca en una obra historiográfica– una perspectiva moralizante, para mostrar la intervención de la divina providencia en el curso de la historia, según sus postulados estoicos. Este volumen, que incluye los fragmentos de los libros IX y X y los libros XI y XII, abarca desde la época de Solón de Atenas hasta el año 415 a.C.
El estoico Diodoro cree que el devenir histórico de la humanidad responde a un proyecto global y preconcebido de la divinidad. Esta visión de la Historia caló en el cristianismo y ha sido la predominante durante siglos en Occidente. El prestigio de Diodoro fue grande en la Antigüedad, en Bizancio, en el Renacimiento y durante todo el siglo XVIII. Y si bien algunos críticos del siglo XIX se mostraron muy severos con él, la crítica moderna reivindica el valor y la originalidad de la Biblioteca histórica. Los libros IV-VI están dedicados a Grecia y Europa, y cierran la parte de la Biblioteca que narra la historia por regiones geográficas. La siguiente gran sección (del libro VII al XVII) relata la historia mundial desde la guerra de Troya hasta la muerte de Alejandro Magno.
Historia, geografía, y etnología alternan con la mitología en sus páginas, que recogen muchos datos de historiadores anteriores, a los que algunas veces critica. Su propósito es el de construir una polícroma síntesis de todas esas noticias, guiado por su ideología estoica y su perspectiva ecuménica. En sus cuarenta libros -de los que sólo se han conservado completos los cinco primeros y los numerados del once al veinte- llegaba hasta la conquista de las Galias por César. El orden de la exposición era espacial y cronológico. Primero trataba de pueblos antiguos de África y Asia, luego pasaba a Europa y Grecia (libros IV-VI). Avanzaba desde la guerra de Troya hasta Alejandro en los diez siguientes. Luego, del XVII al XL, historiaba el período comprendido entre Alejandro y su sucesores, los Diádocos, hasta Julio César. Historia, geografía, y etnología alternan con la mitología en sus páginas, que recogen muchos datos de historiadores anteriores, a los que algunas veces critica. Su propósito es el de construir una polícroma síntesis de todas esas noticias, guiado por su ideología estoica y su perspectiva ecuménica. El prestigio de la magna obra de Diodoro fue grande en la Antigüedad, en el Renacimiento y todo el siglo XVIII, pero luego los grandes filólogos e historiadores germanos del XIX -más interesados en sus fuentes que en su propio texto- lo criticaron duramente, como señala F. Parreu en su sabia introducción general a la magna obra de Diodoro, que por primera vez se editará completa en lengua castellana en el seno de esta colección. Diodoro de Sicilia Nacido en Agirio, al pie del Etna siciliano, Diodoro Sículo escribió una obra de extensión monumental, que por eso mismo fue llamada Biblioteca histórica. En cuarenta libros quiso contar los hechos más importantes para la cultura desde los comienzos de la Humanidad hasta su propio tiempo, el siglo I a C Vivió entre los años 90 y 30 a C, según deducimos de sus textos, porque desconocemos las fechas exactas de su nacimiento y muerte. Fue un formidable erudito, y un pensador de ideas fundamentalmente estoicas, de una asombrosa ambición historiográfica.
El estoico Diodoro cree que el devenir histórico de la humanidad responde a un proyecto global y preconcebido de la divinidad. Esta visión de la Historia caló en el cristianismo y ha sido la predominante durante siglos en Occidente. El libro XIII cubre el periodo comprendido entre 415 y 404 a.C., es decir el pleno desarrollo de la Guerra del Peloponeso. En el libro XIV se narran los acontecimientos ocurridos entre los años 404 y 387, llegando hasta las victorias romanas sobre etruscos, volscos, ecuos y galos, y la ya imparable expansión por la península Itàlica. Concluye aquí la presente traducción de la magna obra de Diodoro Sículo, que en su forma original se extendía hasta los cuarenta libros. Sin embargo, puesto que del libro XXI al XL sólo nos han llegado fragmentos y resúmenes, puede considerarse completada la versión del texto sustancial.
En las páginas de estos tres libros predominan los relatos de batallas y asedios, con concisas descripciones de contingentes militares y maquinaria de guerra y las historias de traiciones e intrigas palaciegas. Diodoro introduce algunas pertinentes digresiones sobre la geografía y las costumbres de los distintos pueblos implicados en las guerras de los diádocos; todo ello, explicado con un estilo claro y sencillo, propio de una obra que pretendía ser una enciclopedia de historia universal. En estos libros, Diodoro de Sicilia trata los conflictivos años en los que los sucesores de Alejandro Magno, tras la inesperada muerte de éste en Babilonia (323 a.C.), se disputaron el poder supremo, llegando su relato hasta poco antes de la batalla definitiva en Ipso (301 a.C.) que dio lugar a la disolución irrevocable del imperio alejandrino. Pero también nuestro autor dedica muchos capítulos al increíble destino de Agatocles de Siracusa, el hijo de un simple alfarero que llegó a dominar Sicilia y liderar una temeraria campaña contra Cartago, y también proporciona algunas noticias sobre la expansión romana en Italia y la Segunda Guerra Samnita.