Hacia 1955, después de casi cuarenta años de trabajo, cinco años antes de su muerte, Melanie Klein se había forjado un prestigio mundial como creadora del psicoanálisis de niños y, más importante aún, como refundadora del psicoanálisis de adultos. Había ampliado los horizontes de la disciplina al tratamiento de la psicosis y había cambiado para siempre algunos de los paradigmas del psicoanálisis clásico. Entonces, presentó públicamente una versión del trabajo que habría de conocerse con el título de Envidia y gratitud: Un estudio de las fuentes inconscientes. Pocos comprendieron su alcance. La compleja teoría de la envidia y la gratitud pasó a llamarse 'teoría de la envidia'. Una supuesta economía de lenguaje corrompió un descubrimiento capital para reducirlo a un concepto con demasiada frecuencia malentendido. Su autora llegó a decir, con desaliento: «¡No sé si mi obra acabará siendo destruida por mis seguidores más fervientes o por mis peores enemigos!» Margarita Moya y Jaime del Palacio nos ayudan ahora a entender que la novedad que introduce Klein en 1955 es un sistema de opuestos, una matriz: envidia/gratitud. En su recta comprensión, esta matriz ha dado lugar a algunos de los desarrollos más revolucionarios del psicoanálisis contemporáneo. Autores como Bion o Meltzer no pueden ser estudiados con cabal provecho sin tener en cuenta que su pensamiento más innovador está atravesado por las ideas expuestas en Envidia y gratitud, como nos muestra en este libro la colaboración de Solange Matarasso.