En promedio, las democracias latinoamericanas son de las más represivas del mundo y varias de éstas superan la media global de la represión en regímenes autocráticos. A la luz de este retrato empírico, este libro analiza los determinantes de la represión estatal en las democracias en América Latina (1981-2005). Siguiendo la distinción conceptual entre represión centralizada y descentralizada, se desarrolla una teoría sobre por qué los gobernantes electos ordenan el uso de la represión y por qué las agencias estatales de seguridad usan ilegalmente la violencia.