Catalina de María Rodríguez fue una mujer de su época que nos habla y guía en la realidad de hoy. Se trata de alguien que supo ocupar el lugar que le correspondía a cada momento en cada una de las muchas y diferentes funciones que le tocó asumir. Gracias a su capacidad de discernir los signos de su tiempo, su vida transcurrió atenta a las necesidades de las personas y al deseo de Dios en su corazón. La hna. Silvia no nos relata una historia de principio a fin sino que ilustra a su Madre en toda su persona. Conoceremos a alguien real, que nos invita a descubrir la misericordia de Dios que no tiene medida. Catalina se abandona a la voluntad del Padre y busca seguir su camino. Con su ejemplo nos enseña la importancia de la perseverancia para alcanzar aquello que soñamos día a día, aun cuando todo parezca estar en contra. Y nos hace ver hasta qué punto somos capaces lograr grandes cosas en medio de nuestras fragilidades y dificultades.
Con su estilo cercano, y «picardía cordobesa» la hna. Silvia actualiza, con pasión evangelizadora, verdades a gritos que resuenan con fuerza y son una prolongación del magníficat en la voz profética de María: «Dios dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y a los ricos los despide vacíos» (cf. Lc 1, 51-53). Esta obra es una lectura tentadora para «quienes se saben invitados a 'hacer lío', de ese 'lío' que busca, en un mundo 'ordenado' hacia el consumo, hacia la injusticia, hacia la exclusión, hacia el pesimismo y la indiferencia, hacer presente al mayor Amor, el que lo da todo y lo pide todo, porque 'la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros'».