Lucia Stanton tiene dieciséis años, una inteligencia explosiva, a su madre internada en un manicomio, un Zippo que atesora porque le recuerda a su papá y algunas ideas muy claras acerca de cómo debería funcionar el mundo. Vive en un garaje con su tía, una vieja anarquista con la que comparte algunas reglas esenciales. Para Lucia, la más importante es: «No hagas cosas de las que no te sientas orgullosa». Luego de ser expulsada por haberle clavado un lápiz a un compañero que le faltó el respeto, a Lucia la aceptan en un nuevo colegio en donde toma contacto con la Sociedad del Fuego, una misteriosa organización de incendiarios que quiere terminar con las desigualdades y los privilegios. La propuesta la fascina. Como lo ha perdido todo, Lucia está dispuesta a quemarlo todo.
"El logro más notable de esta novela es la voz narrativa. Pertenece a Lucia Stanton, su heroína joven y descontenta que recuerda a Holden Caulfield. Lucia es una creación maravillosa y la riqueza de su voz –su inteligencia y distraída precisión– se siente desde la primera página". The Boston Globe
"Ball se refiere a sí mismo como fabulista, pero no deja de ser un escritor profundamente moral, con un sentido fino de la tragedia… Las novelas de Ball –pese a su astucia, sus misterios inquietantes y sus actos de violencia sin sentido–, son en definitiva una celebración de la compasión, nuestra mejor barrera contra el sufrimiento". The Atlantic
"Extremadamente bien hecha: ágil, con un lenguaje afilado y un chispeante y peculiar sentido del humor". The Wall Street Journal
Una niña muda, inteligente y audaz. Un padre violinista que trabaja redactando epitafios. Una vida de pequeñas felicidades, amor y juegos. Una madre desaparecida. Un gobierno totalitario e invisible. Una pareja de ancianos titiriteros. Un misterioso teatro de marionetas, donde termina de cobrar forma la historia que el narrador de esta novela no quiere contar. Estos pocos elementos le alcanzan a Jesse Ball –una de las promesas de la literatura estadounidense actual– para ofrecernos una novela profundamente conmovedora, escrita con la convicción de un escritor clásico y con la ambición experimental de la juventud. Ball tiene el don de causar la inquietud que provocan los relatos de Kafka, su maestro, la capacidad de asombrar de Murakami y la ternura que solo se encuentra en los personajes de las películas de Miyazaki. Toque de queda es una fábula luminosa sobre los puntos de contacto entre la memoria individual y la historia colectiva, sobre las estrategias para ser feliz en tiempos adversos y sobre la ficción como el mejor y el más íntimo de los refugios.
This second volume of poetry by experimental writer Jesse Ball is a philosophical recasting of myth and legend. Employing an eerie narrative simplicity, these always unpredictable poems are cautionary tales of the oppressiveness of monolithic culture on the development of artistic, philosophical, and political leadership. Alternating from the personal to the public, Ball attains a wide enough vantage to observe the cowardliness of historians in their refusal to ascribe causality. Unearthing parables from the compost heap of oral tradition, folklore, literature, and popular culture, this book projects shadows of figures we think we recognize: Helen Keller, Pompeii, Ellis Island, Houdini, Lazarus, the Pied Piper, Punch and Judy, Hawthorne, Shirley Jackson, and more.Comprised of three separate “volumes,” The Village on Horseback creates an entirely original world of interrelated characters, with a mix of references, allusions, evocations—the result being a sort of Brueghel-esque feel—and yet there’s also a self-conscious acknowledgment of modernity as well as a questioning of the “authority” of the author in determining meaning. At times evoking Gorey, Chaucer, and the tale of Robin Hood, these fables, ghost stories, and riddles of human nature dissect the individual’s interaction with “culture,” particularly commenting on the ascribing of meaning by communal groups resulting in “truth-making,” and the limitations of our leaders (artists, philosophers, politicians) in their ability to break us out of communal indoctrination.