Si la literatura argentina es un caleidoscopio de imágenes y voces, Farrés lo hace girar a toda velocidad. El Libro del buen olvido no es la excepción. Un hombre advierte que las personas que lo rodean lo han olvidado, como si nunca hubiese existido. Su nombre, los libros que escribió, las huellas de su ser, todo lo suyo fue borrado. En ese punto el presente se volverá desierto y la búsqueda de sí mismo lo llevará a perderse en un laberinto de espejos enfrentados, donde el buen olvido hará de la memoria y la ficción una máquina festiva del amor y el desquicio.
En el universo distópico de este libro hay una Inteligencia Artificial con un plan siniestro, personajes con microchips implantados que les producen falsos recuerdos, secuencias de eventos en loop y desfasajes de tiempo y memoria. Las pasiones alegres es una obra magistral que revela los síntomas de una evolución tecnológica más avanzada que la humana, donde el límite entre ficción y realidad es cada vez más incierto.
Pablo Farrés elige las Islas Malvinas como escenario de la acción novelesca y toma distancia de un recurso narrativo muy presente en su obra previa. Aquí las peripecias del protagonista ocupan el centro del relato, y los diálogos entre los diferentes personajes van develando el enigma de esta historia circular y lisérgica en el Atlántico Sur. (…) Todo vuelve a repetirse en esta novela de Farrés, a comenzar de nuevo, como si la Guerra de Malvinas aún estuviera en el fondo de nuestra memoria, de nuestra historia argentina, para que el trauma, esa desgracia innombrable, jamás termine de contarse, aunque más no sea el cuento de un idiota o de un loco, lleno de ruido y furia, que no significa nada. «En esta pequeña guerra inútil que nunca termina –escribe el crítico Omar Genovese en el prólogo–, (como no termina el discurso, como no termina la forma de sufrir del cuerpo humano, porque tener consciencia de la muerte ya es una forma de empezar a sufrir), todo se hace evanescente, capaz de repetir esa imposibilidad de transferencia del dolor.»Germán Lerzo en revista INVISIBLES
Niños perros, un agente literario que consigue publicar con nombres consagrados lo que Rodenlan, (¿un enfermo mental?) copia y reescribe de memoria, escritores reconocidos que desconocen su propia obra, jóvenes poetas que se apropian de sus maestros, (…) Literatura argentina genera un mecanismo donde alguien o algo exhibe su imposibilidad de transformación a la vez que despliega toda su potencia transformadora. Esa tensión irresoluble cuyo campo absoluto es el lenguaje segmenta el universo demencial de esta novela. Carlos Ríos y Mariano Dubin en Bazar Americano