Narrado en forma de diario íntimo, Ernaux nos cuenta en Perderse la relación sentimental que mantuvo en secreto durante varios años con un diplomático ruso. «Nunca supe nada de sus actividades que, oficialmente, eran de orden cultural. Me sorprende hoy que no le hiciera más preguntas. Nunca sabré tampoco qué fui para él. Su deseo de mí es lo único de lo que estoy segura. Era, en todos los sentidos del término, la amante en la sombra. Soy consciente de que publico este diario por una especie de prescripción interior, sin preocuparme por lo que él, S., pueda sentir. A buen derecho, podrá estimar que se trata de un abuso de poder literario, incluso de una traición. Concibo que se defienda mediante la risa o el desprecio, „no me veía con ella más que para echar un polvo“. Preferiría que aceptara, aunque no lo entienda, haber sido durante meses, sin que él lo supiera, ese principio, maravilloso y terrorífico, de deseo, de muerte y de escritura.»
Mi madre sufrió la enfermedad de Alzheimer a principios de los años 80. Al final, tuve que ingresarla en una residencia de ancianos. Siempre que volvía de mis visitas, necesitaba escribir sobre ella, sobre su cuerpo, sus palabras, el lugar donde se encontraba. No sabía que aquel periodo me conduciría hacia su muerte, en 1986. Al hacer públicas estas páginas, las revelo tal y como fueron escritas, fruto del estupor y el trastorno que entonces sentía yo. No he querido modificar nada al transcribir aquellos momentos en que me quedaba junto a ella, fuera del tiempo, de todo pensamiento. Había dejado de ser la mujer que había conocido, que velaba por mi vida, y sin embargo, bajo ese rostro inhumano, por su voz, sus gestos, su risa, era mi madre, más que nunca.
Annie Ernaux se esfuerza aquí por reencontrar los diferentes rostros y la vida de su madre, muerta el 7 de abril de 1986, al término de una enfermedad que había destruido su memoria y su integridad intelectual y física. Ella, tan activa, tan abierta al mundo. Búsqueda de la existencia de una mujer, obrera, luego comerciante ansiosa por mantener su nuevo estatus y por aprender. Puesta al día, también, de la evolución y la ambivalencia de los sentimientos de una hija por su madre: amor, odio, ternura, culpabilidad, y, por último, apego visceral a la anciana disminuida. «Ya no volveré a oír su voz… Perdí el último nexo con el mundo del que salí.»
"Se desvanecerán todas de golpe como ha sucedido con los millones de imágenes que estaban tras las frentes de los abuelos muertos hace medio siglo, de los padres, muertos también ellos. Imágenes donde aparecíamos como niñas en medio de otros seres ya desaparecidos antes de que naciéramos, igual que en nuestra memoria están presentes nuestros hijos pequeños junto a nuestros padres y nuestras compañeras de colegio. Y un día estaremos en el recuerdo de nuestros hijos entre nietos y personas que aún no han nacido. Como el deseo sexual, la memoria no se detiene nunca. Empareja a muertos y vivos, a seres reales e imaginarios, el sueño y la historia." A través de fotos y recuerdos dejados por los acontecimientos, las palabras y las cosas, Annie Ernaux nos hace sentir el paso de los años, desde la posguerra hasta hoy. Al mismo tiempo, inscribe la existencia en una nueva forma de autobiografía, impersonal y colectiva.
«He querido olvidar a aquella chica. Olvidarla de verdad, es decir no querer escribir más sobre ella. No pensar más que debo escribir sobre ella, sobre su deseo, su locura, su estupidez y su orgullo, su hambre y su sangre cortada. Nunca lo he conseguido.» En Memoria de chica, Annie Ernaux se sumerge en el verano de 1958, el de su primera noche con un hombre. Una noche que le iba a le dejar una marca indeleble, que iba a perseguirla durante años. Hasta la valiente decisión de reconstruirla escribiéndola, ayudada por fotografías y cartas recuperadas, sumida en una búsqueda: la de sus antiguos amigos y amigas, la de Él, ese primer hombre, pero sobre todo la de sí misma, aquella Annie del 58 que tanto le cuesta entender a la Annie actual, en un vaivén implacable entre el ayer y el hoy.
Tiene treinta años, es profesora, casada con un ejecutivo, madre de dos niños. Vive en una casa confortable. Sin embargo, es una mujer helada. Igual que miles de mujeres ha sentido cómo su curiosidad, su impulso vital se iban anquilosando a fuerza de un trabajo que compaginar con compras que hacer, cenas que cocinar, baños de niños que preparar Todo eso que se entiende por la condición normal de mujer. Annie Ernaux cuenta brillantemente esta alteración de lo cotidiano, este empobrecimiento de las sensaciones, esta dilución de la identidad; esclavitud a la que las mujeres son empujadas como a un desafío.
«A menudo, desde el principio de nuestra relación, me había quedado fascinada descubriendo al despertarme la mesa con los restos de la cena, las sillas desplazadas, nuestra ropa mezclada, tirada por el suelo en cualquier lado la víspera por la noche al hacer el amor. Era un paisaje diferente cada vez. Me pregunto por qué la idea de fotografiarlo no se me ocurrió antes. Ni por qué nunca se lo propuse a ningún hombre. Quizá creyera que había en ello algo vagamente vergonzante, o indigno. A lo mejor, también, es porque solo podía hacerlo con aquel hombre en aquel periodo de mi vida.» Catorce fotografías tomadas con su amante, Marc Marie, articulan esta historia de amor marcada por el cáncer de mama padecido por Annie Ernaux.
A Els anys, Annie Ernaux construeix una narració personalíssima de sis dècades de la seva vida: dona veu a objectes, cançons, titulars de notícies o anuncis de cada moment històric, intercalant-hi textos del seu diari o la descripció de fotografies familiars. Crea, així, un model singular d'autobiografia, alhora subjectiva i impersonal, alhora privada i col·lectiva, amb un estil tan apassionat com aparentment objectiu. De fet, el fluir del temps és el gran personatge del llibre, en el qual totes les veus, imatges i fets conflueixen, brillen, passen i es dilueixen sense remissió.
Considerat un clàssic contemporani des de la seva publicació, Els anys ha constituït un enorme èxit literari i de vendes a França. Els anys ha guanyat els premis Marguerite Duras, Acadèmia Francesa, Lectors de Télégramme i Strega Europeu. Ha estat finalista del Man Booker Internacional. Ernaux ha merescut els premis Marguerite Yourcenar, Llengua Francesa i Formentor 2019 per la seva trajectòria literària.
"Sense discussió, un dels pocs grans llibres de la literatura contemporània." —Emmanuel Carrère
"La lectura d'Els anys és com obrir la caixa d'un tresor." —Los Angeles Review of Books
"Els anys és una revolució, no sols en l'art de l'autobiografia sinó en el propi art." —John Banville
"Un dels millors llibres que llegiràs mai." —Deborah Levy
És l'estiu de 1958. Lluny, per primera vegada, de la família mentre fa de monitora de colònies, una noia de divuit anys s'endinsa audaçment al món: l'amor i el sexe, el desconcert de ser jove, els remordiments, les ànsies de ser lliure i adult…
A Memòria de noia, Annie Ernaux rememora la seva primera nit amb un home, una nit que li deixarà una marca indeleble: durant dècades no es voldrà reconèixer en aquella «noia del 58». Fins que passats més de cinquanta anys es veurà, per fi, capaç d'enfrontar-s'hi —es capbussarà en fotos i cartes d'aquell temps, il·luminarà de nou els records refusats—, i escriurà aquestes pàgines esquitxades d'inquietuds i dolors secrets, de violència, vergonya i silencis, que són un retrat intimíssim de la seva joventut.
Ernaux ha merescut els premis de la Llengua Francesa, Marguerite Yourcenar i Formentor per la seva trajectòria literària.
"Annie Ernaux recorda els estupors i les tremolors de la seva carn i de la seva ànima de noia." – Le Figaro Littéraire "L'autora construeix una gran obra artística i carnal, tenyida d'incertesa." – Lire "Ernaux ha construït un estil propi, ha esberlat els límits entre la ficció, la realitat i la memòria subjectiva." – Júlia Costa, Llegir en cas d'incendi