La experiencia literaria y otros ensayos recoge lo más destacado de la prosa de este gran narrador, crítico y ensayista. La selección de textos se estructura en torno a tres ejes: su vinculación con la generación del 27 como crítico y escritor, su papel en la reelaboración de la realidad cultural iberoamericana y su exploración de la experiencia literaria.
"También yo he pagado mi tributo al arte de cocina y bodega; ya un poema sobre la confitería de Toledo, o una rápida alusión a las sevillanas y murillescas yemas de San Leandro; ya unas paginas sueltas sobre las tierras castellanas, andaluzas, vascongadas y bordelesas; y hasta he dejado noticia de mis andanzas en búsqueda de caracoles borgoñones de trufas perigordinas. Lo cierto es que todavía estoy en deuda con muchos maestro fundamentales y con algunos autores de discreta recordación; que estoy en deuda, sobre todo, con mis experiencias y mis recuerdos, por humildes que sean. Y si les llamo memorias a estos apuntes, es que para mi comienzan a significar un pasado. Que ya presente mis condolencias a los deleites de este orden, y tras los vaivienes y los viajes, me encuentro bien hallado en mi tierra ante una mesa frugal. En fin, este no es un libro de tesis ni de disertaciones. No sea que se me canse el lector. Este libro solo de destina a gente de honrada naturaleza capaz de apreciar el arte del buen comer". Alfonso Reyes
Si bien la Visión de Anáhuac, escrita en 1915 cuando Alfonso Reyes tenía 27 años, pertenece a la primera época del autor, desde el punto de vista artístico es ya una obra definitiva: su estructura es orgánica, acabada.Ese texto -anterior a sus más conocidos ensayos demuestra que Reyes ya dominaba la forma literaria, que ya tenía una gran conciencia de estilo y que la armonía era uno de sus principales móviles. Al mismo tiempo el texto revela que no despreciaba la erudición, elemento que, aunque presente, no predomina.