In summer 1960, Adorno gave the first of a series of lectures devoted to the relation between sociology and philosophy. One of his central concerns was to dispel the notion, erroneous in his view, that these were two incompatible disciplines, radically opposed in their methods and aims, a notion that was shared by many. While some sociologists were inclined to dismiss philosophy as obsolete and incapable of dealing with the pressing social problems of our time, many philosophers, influenced by Kant, believed that philosophical reflection must remain ‘pure’, investigating the constitution of knowledge and experience without reference to any real or material factors. By focusing on the problem of truth, Adorno seeks to show that philosophy and sociology share much more in common than many of their practitioners are inclined to assume. Drawing on intellectual history, Adorno demonstrates the connection between truth and social context, arguing that there is no truth that cannot be manipulated by ideology and no theorem that can be wholly detached from social and historical considerations. This systematic account on the interconnectedness of philosophy and sociology makes these lectures a timeless reflection on the nature of these disciplines and an excellent introduction to critical theory, the sociological content of which is here outlined in detail by Adorno for the first time.
A year after the end of the Second World War, the first International Summer Course for New Music took place in the Kranichstein Hunting Lodge, near the city of Darmstadt in Germany. The course, commonly referred to later as the Darmstadt course, was intended to familiarize young composers and musicians with the music that, only a few years earlier, had been denounced as degenerate by the Nazi regime, and it soon developed into one of the most important events in contemporary music. Having returned to Germany in 1949 from exile in the United States, Adorno was a regular participant at Darmstadt from 1950 on. In 1955 he gave a series of lectures on the young Schoenberg, using the latter’s work to illustrate the relation between tradition and the avant-garde. Adorno’s three double-length lectures on the young Schoenberg, in which he spoke as a passionate advocate for the composer whom Boulez had declared dead, were his first at Darmstadt to be recorded on tape. The relation between tradition and the avant-garde was the leitmotif of the lectures that followed, which continued over the next decade. Adorno also dealt in detail with problems of composition in contemporary music, and he often accompanied his lectures with off-the-cuff musical improvisations. The five lecture courses he gave at Darmstadt between 1955 and 1966 were all recorded and subsequently transcribed, and they are published here for the first time in English. This volume is a unique document on the theory and history of the New Music. It will be of great value to anyone interested in the work of Adorno and critical theory, in German intellectual and cultural history, and in the history of modern music.
La filosofía, según declara el inicio de Dialéctica negativa, sigue en vida porque se perdió el instante de su realización. Debía dejar de interpretar el mundo y pasar a cambiarlo, y no lo logró. Esto abre al menos dos preguntas, que rondarán las presentes lecciones –traducidas por primera vez al español– tanto como el libro llamado Dialéctica negativa, que Adorno terminaba de redactar por entonces, en 1966. ¿Cómo es posible aún la filosofía? ¿Cómo concebirla tras aquel fracaso de hacerla realidad? Las discusiones serán entonces con Marx, con su maestro Hegel y con Kant; tres filósofos que siempre funcionaron como horizonte teórico y dialógico de Adorno. También contra los enemigos filosóficos establecidos ya desde un principio: el positivismo, la ontología, el irracionalismo, la fenomenología. Esta filosofía aún posible llevará el nombre de crítica o, si se quiere, de dialéctica. Pero no será la heredada de Hegel, aquella que pactaba con lo real y postulaba lo absoluto, y que entronizaba el concepto sobre la cosa. Esta dialéctica ha de ser negativa. Así, se resguardará de convertirse en la afirmación de lo que hay y luchará por el salvataje de lo particular. Se volverá oposición, y esto en más de un sentido: contra el todo social y contra el todo del sistema filosófico, que se copertenecen. Quedará en pie como especulación, y así se codeará con el infinito; será tanto señalamiento de lo posible como resistencia. Mariana Dimópulos
Durante la redacción de la Dialéctica negativa, su gran obra teórica, Adorno dedicó buena parte de su tarea docente a discutir las problemáticas del libro cuya elaboración le tomó siete años. Estas clases son el reflejo de un profundo diálogo crítico que el autor establece con la tradición alemana, Kant y Hegel, en torno a la filosofía de la historia y a la posibilidad de la libertad humana. A estas dos clásicas preguntas de la mayor dignidad, según sus palabras, está dedicada la segunda mitad de su libro y las presentes lecciones.¿Cómo el ser humano, que pertenece al orden natural, regulado por leyes, es capaz de obrar con libertad? ¿Cómo ese orden de la naturaleza se une con el de la historia, que desde la Era de la Razón tendemos a pensar como el desarrollo de un progreso humano? Lo necesario y lo contingente, lo particular y lo general, el individuo y la sociedad, el progreso de la razón y la irracionalidad existente; toda una serie de contraposiciones articula esta investigación, que no están destinadas, por ser parte de una dialéctica negativa, a resolverse como tales, sino a mostrarse en todas sus aristas. Aun sin renunciar a una evocación de la felicidad.