Las beguinas fueron mi´sticas absolutamente originales, capaces de desarrollar un pensamiento teolo´gico ine´dito, cuyo centro es el alma que busca a Dios a trave´s de un incesante dia´logo amoroso, dirigido simplemente a sen~alar el proceso que siguen todos aquellos que emprenden un camino espiritual, «porque Dios Amor no exige nada para darlo todo, y que lo mejor para el alma es aniquilarse en Dios». No eran bien vistas por dos motivos: en primer lugar, se las consideraba un peligro, porque intelectualmente eran superiores a gran parte de la poblacio´n y del propio clero; y tambie´n porque se dedicaban al cuidado de la gente ma´s desfavorecida sin pedir nada a cambio; eran humildes y sencillas. Esto despertaba un sentimiento de miedo y rechazo en la sociedad medieval del momento, que estaba marcada por el cambio radical de la Iglesia, que habi´a evolucionado desde la defensa de la ayuda al pro´jimo hasta la Iglesia perseguidora de infieles y herejes, que se sustentaba en el poder de la Inquisicio´n -y de la poca cultura de la gente-.
En este sugestivo libro descubriremos, con admiración, cómo Dios -al que a veces colocamos entre paréntesis- nos enreda en el abrazo de una arroba y nos invita a ser protagonistas del guion que ha soñado para cada uno de nosotros. Un libro que nos interpela, por medio de los signos ortográficos, acerca de nuestra comunicación con Dios y con nuestros hermanos. Una comunicación que, gracias a la simbología del signo, descubrimos pautada con matices, silencios, susurros y puede que hasta con alguna subida de tono.
"¿Por que´ este libro ahora? Porque a veces hay que decir lo que se piensa para seguir siendo fiel a lo que somos -y donde, por supuesto, esta´ la fidelidad a la forma y fondo de vida que se ha decidido vivir-, y porque es el momento.Tras pensarlo durante mucho tiempo, tras hacer silencio, tras dejar espacio al silencio -que necesita mucho- y con tranquilidad, porque al silencio no le gustan las prisas ni los agobios, y con disposicio´n a escuchar lo que el silencio -Silencio- dijera. Asi´, desde la realidad de la escucha nace este libro. Ni desde el dolor que paraliza ni desde la decepcio´n que retrotrae, que ya llevamos muchos an~os de camino como para frenar por algunas menudencias, y hay mucho por hacer. Desde la simple realidad, que es la que es, desde ahi´ arranca esta reflexio´n".Con esas palabras se expresa la teo´loga Cristina Inoge´s, autora de este libro cuyo tema de fondo es el miedo. El miedo de los hombres -en este caso, de Iglesia- a las mujeres por tres cuestiones: miedo a lo desconocido, miedo a las propias reacciones y miedo a compartir espacios y lugares. «No todos los hombres de Iglesia tienen miedo, pero si´ una gran mayori´a», asegura Inoge´s.Laica cato´lica, se formo´ en la Facultad de Teologi´a Protestante de Madrid, SEUT, porque no obtuvo la autorizacio´n pertinente para estudiar teologi´a en el seminario de su dio´cesis. Hoy, convencida de que aquella fue una «maravillosa experiencia en la que el Espi´ritu desplego´ su fuerza esencial», comparte en estas pa´ginas sus reflexiones sobre la presencia y el papel de la mujer en la Iglesia. «Estar al borde, donde aparentemente nadie nos hace mucho caso, nos permite estar donde e´l se mueve con soltura».